Apellido catal¨¢n, fe musulmana
Los conversos al islam en los ¨²ltimos cinco a?os son m¨¢s de 3.000
Universitarios deslumbrados por la espiritualidad del sufismo. Cat¨®licos empachados de jerarqu¨ªa en busca de una relaci¨®n m¨¢s ¨ªntima con Dios. Hombres y mujeres que acuden a Al¨¢ para superar una crisis personal. E incluso j¨®venes desarraigados que hallan en el salafismo su raz¨®n de ser. Son las piezas de un colectivo heterog¨¦neo: el de los catalanes que, en los ¨²ltimos cinco a?os, se han convertido al islam. Son entre 3.000 y 4.000, seg¨²n las distintas fuentes. Y su peso crece entre los inmigrantes.
"Y eso que el islam tiene mala prensa por culpa del terrorismo. Hoy, lo f¨¢cil es hacerse budista", ironiza Abdennur Prado, presidente de la Junta Isl¨¢mica Catalana, una de las asociaciones catalanas de conversos. La mayor¨ªa de ellas, subraya Prado, aboga por "una visi¨®n abierta y progresista del islam". Eso les ha llevado a defender, por ejemplo, el papel de la mujer en la sociedad musulmana. Una idea que no ha gustado a los sectores m¨¢s apegados a la tradici¨®n y que, a juicio de Prado, "se han erigido, sin permiso, en representantes de los inmigrantes de Marruecos o Pakist¨¢n".
El sesgo progresista de los conversos choca con la lectura m¨¢s tradicional
"Los conversos tienen una relaci¨®n dif¨ªcil con los musulmanes de cuna. ?stos les miran con recelo, y aqu¨¦llos han de demostrar todo el tiempo que son creyentes", apunta Jordi Moreras, autor del libro Els imams de Catalunya y a punto de publicar una radiograf¨ªa del islam en la comunidad.
Mohamed Halhoul, portavoz del Consejo Isl¨¢mico Cultural de Catalu?a -principal interlocutor de la Generalitat con la comunidad musulmana- admite "divergencias de opini¨®n" con grupos de conversos, algo que, en su opini¨®n, es "positivo en democracia".
Prado invita a los suyos a "tender puentes con la segunda generaci¨®n de inmigrantes", aunque reconoce que, hoy por hoy, los conversos apenas acuden a las mezquitas. No es una cuesti¨®n religiosa, sino de diferencia cultural: no acaban de sentirse a gusto en oratorios que "m¨¢s bien parecen clubes sociales de Marruecos".
Las d¨¦cadas de 1960 y 1970 acogieron a los primeros catalanes conversos: gentes de la contracultura y la extrema izquierda, atra¨ªdos por la espiritualidad o movidos por cierta visi¨®n de la civilizaci¨®n isl¨¢mica. Eran cuatro gatos. Ahora, todo eso ha cambiado. "Est¨¢ claro que los conversos no son una an¨¦cdota, sino parte esencial del islam en Catalu?a", subraya Moreras, que ve dif¨ªcil fijar una cifra pero comparte la estimaci¨®n ofrecida por el Consejo Isl¨¢mico: entre 3.000 y 4.000 conversos. La Direcci¨®n General de Asuntos Religiosos de la Generalitat rechaza comentar los datos, porque considera que se trata de "un acto privado e individual".
?C¨®mo se explica este nuevo fen¨®meno social? Halhoul lo atribuye al irresistible influjo del islam y, sobre todo, a la presencia de inmigrantes, que habr¨ªan motivado a los aut¨®ctonos a cambiar de bando. Los soci¨®logos no ven viable esa explicaci¨®n: las v¨ªas de acceso de los catalanes al islam son de tipo intelectual, al margen de las relaciones con los vecinos extranjeros. Prado cita el "conservadurismo" de la Iglesia cat¨®lica, la necesidad de buscar "una relaci¨®n personal con Dios" y el empuje del sufismo.
M¨¢s all¨¢ de la fe, el investigador Moreras cree que cambiar de religi¨®n da "un punto de modernidad". En ese sentido, da igual si uno se hace budista o seguidor de una iglesia evang¨¦lica. Otras personas, sigue Moreras, buscan una nueva ubicaci¨®n en la sociedad a trav¨¦s del islam. Y ah¨ª entran los catalanes -pocos, asegura- que se han hecho salafistas, o sea radicales. "Son chicos rebotados del sistema y de extrema antiglobalizaci¨®n. Ser salafistas les da una identidad fuerte y un sentimiento de pertenencia", apunta.
La mayor¨ªa de conversos, seg¨²n las entidades, comparte una concepci¨®n progresista del islam. La raz¨®n es que, al ser europeos, descartan ciertas pr¨¢cticas -el caso m¨¢s extremo ser¨ªa la ablaci¨®n- que "son estrictamente culturales y no est¨¢n en la religi¨®n", dice Prado.
La extensi¨®n de la fe musulmana llama la atenci¨®n, sobre todo porque "convertirse al islam no te da medallas ante la sociedad". Adem¨¢s, explican los propios conversos, la religi¨®n implica renuncias, conflictos con el entorno (muchos padres dan la espalda a sus hijos) y ciertas dificultades a?adidas; por ejemplo, la imposibilidad de leer el Cor¨¢n aut¨¦ntico (en ¨¢rabe) para conformarse con una edici¨®n catalana o castellana.
Prado lo tiene claro. "La decisi¨®n es dif¨ªcil. Pero la verdad es que, cada vez que vamos a un pueblo cualquiera de Catalu?a a dar conferencias aparece alg¨²n nuevo converso".
ABDELWADUD SABAT?: "Mi b¨²squeda acab¨® en Al¨¢"
La historia de Abdelwadud Sabat¨¦ es la de una larga b¨²squeda. "Desde los 18 a?os, quise conocerme a m¨ª mismo". Por ello, visit¨® monasterios agustinos, buce¨® en la masoner¨ªa, se inici¨® en el yoga y abraz¨® el hinduismo. Pero las renuncias (vida monacal, vegetarianismo, celibato) le resultaron "excesivas" y, tras una "crisis existencial", descubri¨® un libro y a un maestro suf¨ª: "Respond¨ªan a todas mis preguntas". Aunque no lo hab¨ªa imaginado, lleg¨® hasta el islam. "Mi b¨²squeda ha acabado en Al¨¢", subraya. "En una semana, me qued¨¦ sin amigos y sin vida social. Con el tiempo, mi familia lo entendi¨®. Occidente tiene aversi¨®n hacia el islam, que hoy tiene muy mala prensa".
XANTAL GENOVART: "El pa?uelo es feminista"
Xantal Genovart (34 a?os) siempre fue "m¨¢s bien atea". Hasta que conoci¨® a su pareja, un marroqu¨ª que tampoco era muy religioso. A trav¨¦s de la lectura, descubrieron el islam. "Como mujer, me cost¨® entender qu¨¦ me ocurr¨ªa. Por eso lo primero que le¨ª fue la sura que habla de las mujeres en el Cor¨¢n, y s¨¦ que es una religi¨®n de igualdad", explica Genovart, que trabaja de mediadora cultural. Ni siquiera entonces se plante¨® llevar el pa?uelo (hiyab) musulm¨¢n. Ahora s¨ª lo luce. "El pa?uelo es feminista: no me miran por mi f¨ªsico, sino por lo que soy. Atra¨ªda por "la relaci¨®n directa entre uno y Dios" del islam, Genovart acude con regularidad al oratorio Rahma ("misericordia") de Sants.
YASIN ROVIRA: "?A qu¨¦ viene esto ahora?"
Hace cinco a?os, Yasin Rovira se llamaba Marc. Ahora, a los 26, es uno de esos conversos defraudados con el catolicismo. "La espiritualidad isl¨¢mica es m¨¢s avanzada", opina. Su vida no ha sufrido cambios radicales. "No puedo comer cerdo. Pero antes tampoco lo hac¨ªa, as¨ª que no es mucho sacrificio", bromea. Rovira acude a rezar a oratorios s¨®lo muy de vez en cuando. No acaba de "encajar", dice, en las costumbres culturales de los inmigrantes llegados de pa¨ªses del orbe musulm¨¢n. Su entorno no le comprendi¨®. Al principio. "Los amigos y la familia se quedan muy sorprendidos. Me preguntaron: '?Y a qu¨¦ viene esto'? Pero yo ahora me siento mejor".
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