Infame turba
Infame turba de nocturnas aves", dec¨ªa G¨®ngora. El verso lo record¨® Alberto M¨¦ndez en Los girasoles ciegos. Y lo vemos en la pel¨ªcula de Cuerda copiado en las paredes del refugio en que el joven poeta que ya est¨¢ solo, sin versos, sin la mujer adolescente y sin el hijo nacido en la huida. Solo y perseguido por ser republicano. Despu¨¦s, muerto sin sepultura. Uno m¨¢s. Uno de los miles de inocentes que terminaron asesinados en caminos, descampados, tapias o en su propia casa.
Expulsados, encarcelados, torturados, asesinados sin defensa ni juicio, con falsos juicios, sin piedad ni perd¨®n. Sin paz. Sin sepultura. Supervivientes que vivieron escondidos como el maestro de la pel¨ªcula: culpable hombre bueno, machadiano que no soporta el terror de la humillaci¨®n. Derrotados y silenciosos que callan, se ocultan porque han visto c¨®mo act¨²a la infame turba. Las nocturnas bandas de asesinos que abandonan en barrancos, cunetas o descampados, entre cardos y ca?averales dispersos, a sus v¨ªctimas de cada noche. Nocturnas escuadras, infame turba que actuaba en los pueblos, en las ciudades, como complemento del ej¨¦rcito rebelde. "Golpead duro y ser¨¢ el terror", les hab¨ªa dicho su general Mola. Su caudillo les hab¨ªa asegurado que estaban luchando en una cruzada en defensa de la civilizaci¨®n. Alguien ten¨ªa que hacer el trabajo sucio para dejar limpia Espa?a de los "malos espa?oles".
Su caudillo les hab¨ªa asegurado que estaban luchando en una cruzada en defensa de la civilizaci¨®n
Esa turba, en compa?¨ªa de curas que ense?aban el canto de los himnos, los nuevos amaneceres, de las escuadras vencedoras, aparece en la pel¨ªcula al lado de los derrotados, escondidos, perseguidos y muertos. No es complaciente. No es de risa, aunque, para sorpresa del director y de otros que estuvimos en el estreno en Orense, parte del p¨²blico se re¨ªa con los excesos patri¨®ticos de los curas. Parece un chiste, un esperpento, es una tragedia basada en hechos reales. La verdad de las mentiras del cine, de la literatura.
Hay que leer la novela de Ramiro Pinilla La higuera para recordar, por la verdad de la ficci¨®n, c¨®mo y qui¨¦nes mataron en aquel bando que pretend¨ªa devolver a Espa?a la espiritualidad. Sobre esos muertos de la an¨®nima tierra, sobre los descampados que guardan el secreto de aquellos huesos, creci¨® una higuera. Uno de los asesinos no puede soportar la mirada de un ni?o que vio asesinar a su familia. La mirada de la memoria.
Ahora, los hijos de ese ni?o quieren que se sepa qu¨¦ hay debajo de la higuera. Quieren poner nombre a los que no tuvieron ni una modesta tumba en cementerios bajo la luna. Durante a?os soportaron, siguen soportando, las listas de otros muertos en las paredes de espacios p¨²blicos, de iglesias, de monumentos. Ahora, con la ayuda de un juez que se atreve, quieren dignificar p¨²blicamente a los que siempre fueron dignos.
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