Saga paquistan¨ª
El nuevo presidente de Pakist¨¢n tiene un ¨²nico reto: pacificar un pa¨ªs clave para la paz mundial
El colegio electoral de Pakist¨¢n formado por los miembros del Parlamento, el Senado y las cuatro asambleas provinciales confirm¨® ayer las previsiones: Asif Al¨ª Zardari, viudo de Benazir Bhutto y l¨ªder del gubernamental PPP, ser¨¢ el pr¨®ximo presidente del pa¨ªs en sustituci¨®n de Pervez Musharraf, quien present¨® su dimisi¨®n el pasado 18 de agosto para evitar un proceso de impugnaci¨®n parlamentaria.
El final del periodo de interinidad abierto en la jefatura del Estado paquistan¨ª tendr¨ªa que conducir, en principio, a un mayor sosiego pol¨ªtico. Desde la dimisi¨®n de Musharraf, los terroristas que operan en Pakist¨¢n en conexi¨®n con los talibanes afganos hab¨ªan recrudecido sus atentados en un deseo de entorpecer la elecci¨®n del nuevo presidente y enrarecer a¨²n m¨¢s el clima pol¨ªtico. En la misma jornada de las votaciones se produjo un atentado con 20 v¨ªctimas mortales en Peshawar.
La matanza fue una se?al m¨¢s de la principal tarea que aguarda al reci¨¦n elegido Zardari. La estabilidad de Pakist¨¢n, crucial no s¨®lo para la regi¨®n sino para la paz y la seguridad mundiales, depende en gran medida del futuro de Afganist¨¢n. Ambos pa¨ªses comparten una frontera de dif¨ªcil control, sobre todo cuando, como trat¨® de hacer Musharraf, se busca un complejo equilibrio entre las presiones internacionales para sellarla y los desaf¨ªos de los talibanes, cada vez m¨¢s fuertes en Afganist¨¢n y con s¨®lidas terminales en el aparato del Estado paquistan¨ª. Conviene no perder de vista que Pakist¨¢n es una potencia nuclear y que, por tanto, la naturaleza de su r¨¦gimen no es indiferente a efectos geoestrat¨¦gicos.
Aparte de la violencia, el nuevo presidente Zardari tendr¨¢ que hacer frente a improrrogables reformas institucionales, entre las que se encuentra la limitaci¨®n de los poderes del jefe del Estado. Zardari hereda un r¨¦gimen reci¨¦n salido de la dictadura de Musharraf y en el que las huellas del autoritarismo son omnipresentes. Se enfrenta a una compleja ingenier¨ªa pol¨ªtica que, al mismo tiempo que exige reducir sus competencias, obliga a mantener una explosiva situaci¨®n bajo control. M¨¢s democracia con m¨¢s estabilidad constituye el principal desaf¨ªo interno de Zardari, puesto que, como qued¨® patente bajo Musharraf, la tentaci¨®n autoritaria s¨®lo provoca mayor debilidad del Estado frente a los terroristas.
Falta por saber si Zardari sabr¨¢ estar a la altura de lo que Pakist¨¢n necesita en estos momentos. Para muchos paquistan¨ªes nunca represent¨® un apoyo decisivo para Benazir Bhutto, sino, tal vez, uno de sus principales lastres. Ha llegado a la presidencia parapet¨¢ndose detr¨¢s de su figura y, en demasiadas ocasiones, haciendo un uso espurio de ella. A partir de ahora ya no valdr¨¢ invocar el nombre de su mujer asesinada para llevar a cabo una vertiginosa carrera en el seno del PPP, sino que tendr¨¢ que demostrar sus dotes al frente de un Estado en pleno acoso. Eso es lo que se juega Pakist¨¢n, pero tambi¨¦n la paz y la seguridad mundiales.
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