Fraga y Garz¨®n
Hubo, tambi¨¦n, muchos "barrabases" que no fueron juzgados a pesar de quedarse en Espa?a porque se les colgaron medallas, se les concedieron estancos y ocuparon puestos en la Administraci¨®n del Estado; alguno de especial relevancia como el de jefe de Estado.
Si no recuerda mal, el pasado 28 de octubre de 2007 el actual Papa beatific¨® cuatrocientos noventa y ocho (498) m¨¢rtires de la guerra civil. Como es normal hubo a quienes le pareci¨® muy bien, a quienes le pareci¨® bien, no tan bien o mal. Pero todos guardamos el respeto que los muertos se merecen y a la libertad de las personas e instituciones a honrarlos como crean oportuno y a la forma de hacer memoria hist¨®rica, conocerla o interpretarla. Nadie relevante falt¨® a ese respeto; como mucho se ejerci¨® la sana cr¨ªtica, libre y democr¨¢tica, sobre decisiones y acciones de personas que ejercen una actividad p¨²blica (en este caso religiosa) y que tienen una trascendencia social y pol¨ªtica. Es m¨¢s, quiero recordar que la cr¨ªtica m¨¢s generalizada no era por los que estaban sino por los que faltaban. Es dif¨ªcil entender c¨®mo a personas tan centristas y liberales parecen escocerles tanto las heridas que han dicho tener cerradas; por qu¨¦ parece molestarles tanto el derecho que tenemos a querer conocer un poco mejor lo peor de nuestra historia para no repetirla. Por qu¨¦ puede molestarles el ejercicio del derecho de miles de espa?oles a saber d¨®nde est¨¢n sus miles de muertos y a honrarlos.
Mire usted, don Manuel, le consideraba una persona inteligente para entrar en el est¨²pido juego del y t¨² m¨¢s, pero ya que lo hace, le rogar¨ªa que lo hiciera por este otro lado. M¨¢s que nada porque sus palabras pueden acalorar mentes calenturientas y radicales (que las hay en todos los bandos) que le tienen a usted por un referente pol¨ªtico y moral con consecuencias indeseables para la normal convivencia de los espa?oles del siglo XXI.- Carlos Trinidad S¨¢nchez. Ripoll, Girona.
La iniciativa del juez Garz¨®n de censar a los muertos del sinsentido de toda guerra, quedar¨ªa justificada, tan s¨®lo, adem¨¢s de los tan necesarios motivos ¨¦ticos, por las palabras de Fraga Iribarne, pol¨ªtico del r¨¦gimen franquista y de la democracia constitucionalista. En efecto, las palabras de Fraga revelan el estado de cosas que impuso la dictadura del general Franco: no s¨®lo disimular o enmascarar una realidad, eso es combatible, sino sustituir la realidad por la mentira, "del otro lado hubo muchas m¨¢s barrabasadas, como es absolutamente obvio", dice don Manuel. El caso es que el concepto de obviedad en el r¨¦gimen casa mal con los datos. Podemos aceptar, a la luz de los pocos datos que todav¨ªa tenemos de la guerra civil, que los dos bandos hicieron barrabasadas, pero lo que es indiscutible, lo que es obvio a la luz de los datos hist¨®ricos y a la luz de la pol¨ªtica franquista contra los derrotados, lo que es indiscutible es que, durante el r¨¦gimen de Franco, unos, los vencederos, hicieron m¨¢s que otros, los vencidos: cuarenta a?os de depuraciones, de ejecuciones pol¨ªticas y de campos de trabajo. En este caso la obviedad s¨ª casa con los datos, la obviedad de don Manuel (es curioso que ese tratamiento tambi¨¦n se lo brinde la generosa izquierda) no tanto. En cualquier caso, debe ser muy dif¨ªcil asumir que los tuyos, los que te han dado de comer y te han arropado, sean c¨®mplices de tanta brutalidad y sinsentido.
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