Un golpe de genio
El aspirante republicano a la casa Blanca, John McCain, ha dado un golpe de genio. Bastaba para comprenderlo con ver a los delegados en la convenci¨®n de su partido, todos ellos tan middle America, tan main street como la que satiriz¨® Sinclair Lewis, sumidos en ¨¦xtasis ante Sarah Palin, compa?era de equipo electoral y pretendiente a la vicepresidencia del pa¨ªs, cuando agradec¨ªa la designaci¨®n. La Am¨¦rica que no tiene pasaporte, como la propia candidata; la que confunde el espa?ol con el spanglish; la que agradece la hospitalidad del Estado espa?ol al presidente de la Rep¨²blica, est¨¢ encantada de poder votar a su imagen y semejanza.
Sarah Palin, de 44 a?os, antigua alcaldesa de una peque?a localidad de Alaska y hoy gobernadora del Estado boreal, ex miss de la belleza in situ, mirada franca y constructiva, sonrisa contagiosa, y hablar compulsivamente sencillo para decir lo que a su p¨²blico le parecen las verdades del barquero, es un torpedo en la l¨ªnea de flotaci¨®n del candidato dem¨®crata Barack Obama. Contraria a la interrupci¨®n voluntaria del embarazo y, por tanto, a que la mujer decida; a cualquier forma de eutanasia; a la uni¨®n legal de personas del mismo sexo, y, sin duda, a la ley de memoria hist¨®rica, si la hubiera, es, con su apacible demagogia, el extremismo con rostro humano, o un perro de presa extraordinariamente bien parecido.
Es f¨¢cil que asistamos a una de las campa?as m¨¢s peculiares de las ¨²ltimas d¨¦cadas
La elecci¨®n de McCain, en la frontera de los 72 a?os, resulta especialmente acertada porque Palin tiene la mitad de su edad, le dobla por la derecha para satisfacci¨®n de todos aquellos que lo creen insuficientemente conservador, y, como mujer, puede hacer que el s¨¦quito de Obama lamente no haber optado por Hillary Clinton como compa?era de candidatura, lo que habr¨ªa hecho mucho m¨¢s problem¨¢tica la jugada del veterano ex piloto de combate. La candidata, de talento natural para la televisi¨®n, es un espl¨¦ndido triunfo del gesto -?o habr¨ªa que decir mueca?- sobre el contenido, aunque todo ello sin discutir que pueda poseer una inteligencia y capacidad portentosas, cualidades, sin embargo, hoy irrelevantes porque no tiene que hacer ni demostrar nada, sino ¨²nicamente parecer aquello que parece. Tan importante es la estricta corporeidad de la aspirante que su jefe de filas quiso vestirla un poco diciendo que como residente en Alaska -vecina por estrecho y mar de Rusia- era una experta en la gran potencia restante. Bob Herbert en el New York Times lo resum¨ªa diciendo que la elecci¨®n de Palin es un intento de desviar la atenci¨®n de la calamitosa presidencia Bush, de la guerra de Irak, del barullo de Afganist¨¢n, de la inoperancia en el conflicto palestino, y de la maltrecha econom¨ªa; porque los republicanos, escribe Herbert, "son brillantes jugando al despiste".
Es f¨¢cil que asistamos a una de las campa?as m¨¢s peculiares de las ¨²ltimas d¨¦cadas; una campa?a concebida como en filigrana de puntos suspensivos, en la que lo no-dicho va a ser mucho m¨¢s importante que todo lo que se diga, porque en boca de McCain determinadas obviedades resultar¨ªan, en cambio, imperdonables; una campa?a que estaba ya construida desde el momento en que se supo qui¨¦nes iban a ser los contendientes, y que se resume en dos palabras: afro-americano y Hussein; la primera, el grupo ¨¦tnico al que pertenece Obama, y la segunda, el nombre intermedio con el que fue cristianado Barack Hussein Obama. No faltar¨¢n en el bando republicano los que perpetren la sinceridad de recordarlo, pero ?qu¨¦ votante norteamericano desconoce esos atributos del aspirante? Y el nombramiento de Sarah Palin, una candidata a domicilio, la vecinita de al lado de la ¨¦poca dorada de Hollywood, alguien que es tan extremadamente una de los nuestros, viene a pronunciar sin palabras id¨¦ntico veredicto.
El elegido del partido dem¨®crata que, estruendosamente, lleva ya media campa?a tratando de demostrar que ni es tan negro, ni tan progresista, ni tan multilateralista, ni tan cosmopolita como quer¨ªa parecer hace tan s¨®lo unos meses; as¨ª como que tampoco es de valores tan antag¨®nicos a los del propio presidente, aunque, eso s¨ª, muy distinto en energ¨ªa y visi¨®n, jam¨¢s lograr¨¢ convencer a la Am¨¦rica para la que Palin m¨¢s que una vicepresidenta ser¨ªa un sedante, de que ha llegado la hora de alg¨²n tipo de cambio; y por ello esa Am¨¦rica no se limitar¨¢ a votar en su contra, lo que ser¨ªa honorabil¨ªsimo, sino que tendr¨¢ mucho que decir, aunque sea entre puntos suspensivos, sobre Barack Obama. Y nada de ello va a resultar agradable.
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