Actualidad cr¨ªtica de la OTAN
El pasado 3 de septiembre me desped¨ª del Consejo Atl¨¢ntico, tras cuatro a?os como Representante Permanente de Espa?a. He estimado que podr¨ªa ser ¨²til compartir con la opini¨®n p¨²blica lo que dije en aquel momento ante mis colegas.
La denominada agenda internacional y, en particular, su tratamiento no es un tema suficientemente discutido en el debate p¨²blico. Y nuestro pa¨ªs tiene el peso suficiente para influir en ese debate internacional, pero tambi¨¦n la responsabilidad de no sustraerse al mismo.
El tema que eleg¨ª para mi intervenci¨®n de despedida fue, precisamente, c¨®mo podemos mejorar los aliados nuestra visi¨®n compartida de la seguridad internacional; forma diplom¨¢tica de plantear si disponemos realmente de ese enfoque com¨²n. Me concentro en los puntos clave.
La Alianza no puede hacer de gendarme en Afganist¨¢n de modo indefinido
Primero. Hay que tener en cuenta mucho m¨¢s las diferentes percepciones y las caracter¨ªsticas de cada conflicto, ya que de otra forma, nuestra acci¨®n no ser¨¢ ni entendida, ni aceptada. La OTAN no puede caer en la llamada trampa afgana, consistente en permanecer all¨ª durante a?os para apoyar la estabilidad y reconstrucci¨®n, sin que los propios afganos cumplan sus compromisos, con su propia poblaci¨®n y con nosotros.
Hay que profundizar mucho m¨¢s en la insurgencia y su t¨¢ctica. En el plano militar, esto exige, como bien dec¨ªa Miguel ?ngel Aguilar hace unos d¨ªas, m¨¢s inteligencia y unas fuerzas espec¨ªficas; sobre todo, fuerzas afganas mucho mejor preparadas. Sin embargo, esto no basta. Y ser¨ªa ingenuo pretender que la acci¨®n de la Alianza, en solitario, pueda o deba resolver el problema. Si hay una soluci¨®n, se encuentra en el plano social y en la acci¨®n pol¨ªtica de los propios afganos. El pa¨ªs carece de una conciencia de Estado. Kabul debe tener en cuenta el tejido tribal, y la importancia de que la educaci¨®n y el desarrollo lleguen a las provincias. La afganizaci¨®n no es s¨®lo una estrategia de salida para la comunidad internacional, sino un enfoque indispensable para entender el conflicto. Hay suficiente experiencia para saber que una presencia demasiado dilatada de las fuerzas internacionales puede ser contraproducente. En conclusi¨®n, si tenemos un pacto, cada parte debe honrarlo, para avanzar en la lucha contra el terrorismo y la pobreza.
Segundo. La OTAN act¨²a en Afganist¨¢n bajo mandato de Naciones Unidas y con otros actores internacionales, incluyendo una misi¨®n civil de la UE. Entonces, ?por qu¨¦ el comandante aliado no se re¨²ne con m¨¢s frecuencia, y conjuntamente, con mi amigo Kai Eide, Representante de la ONU, y con el de la UE, siempre en presencia de ministros afganos? Ello ayudar¨ªa tambi¨¦n a reducir las bajas civiles (tema que Espa?a fue la primera en suscitar en la OTAN). ?Por qu¨¦ la Alianza no tiene oficina ante la ONU en Nueva York? ?Por qu¨¦ no se buscan formas pragm¨¢ticas para aumentar la transparencia OTAN-UE? Estamos condenados a trabajar juntos en Afganist¨¢n, los Balcanes, ?frica, y probablemente un d¨ªa en Oriente Medio.
Tercero. Me gusta definir el consenso como un arte, porque de f¨¢cil no tiene nada. La Alianza es una organizaci¨®n pol¨ªtico-militar. El Consejo debe realizar un seguimiento profundo de las operaciones, para que tengan credibilidad. El debate pol¨ªtico antes, durante y despu¨¦s de ellas es la clave del consenso. De otra forma, la unidad aliada carecer¨¢ del necesario apoyo pol¨ªtico y del respaldo de la opini¨®n p¨²blica. Y habr¨¢ carencias en la generaci¨®n de fuerzas para las operaciones. Un ejemplo de sano consenso est¨¢ siendo la actuaci¨®n de la OTAN en Kosovo, donde, tras serias discusiones, la Alianza mantiene sus fuerzas, sin entrar en la cuesti¨®n del reconocimiento. Colabora as¨ª al trabajo de la ONU y la UE, evitando tambi¨¦n el aislamiento de Serbia.
Cuarto. La Alianza mantiene relaciones con 47 pa¨ªses y organizaciones. Rusia es el socio principal, por razones pol¨ªticas. La crisis de Georgia no puede llevarnos a la ignorancia mutua. He sentido frustraci¨®n porque no se haya reunido el Consejo OTAN-Rusia durante la crisis, para poder decirle a mi colega ruso lo que piensa Espa?a de lo ocurrido, y de las posibles consecuencias para las relaciones con Occidente. No podemos dejarlo todo a la diplomacia del meg¨¢fono y de las frases fuertes, por ambas partes. Se impone el di¨¢logo, naturalmente cr¨ªtico, para ayudar a Rusia (y a Georgia) a volver a la realidad. Rusia debe ser consciente de que su futuro no puede estar sino en Europa.
Y quinto. Entendemos por transformaci¨®n la generaci¨®n de capacidades militares de ¨²ltima generaci¨®n. Espa?a empieza a situarse entre los aliados avanzados, tanto por la innovaci¨®n en comunicaciones y armamento, como por la financiaci¨®n (incluyendo fondos comunes) de infraestructuras muy importantes para la defensa espa?ola y aliada. Una mayor cooperaci¨®n industrial aliada fortalecer¨¢ la voluntad pol¨ªtica de las naciones. No hay que olvidar tampoco el valor a?adido de la modernizaci¨®n militar en nuestro entorno m¨¢s inmediato: el Mediterr¨¢neo, donde los aliados y nuestros socios del sur tenemos retos comunes.
Estas l¨ªneas apuestan por la continuidad de nuestro compromiso con la agenda internacional, basado tanto en principios como en intereses. Nuestra capacidad de influencia y persuasi¨®n ser¨¢ proporcional a nuestra participaci¨®n cr¨ªtica en Bruselas.
Pablo Benavides Orgaz es ex Representante Permanente de Espa?a en la OTAN.
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