Fiel lectura de Rodoreda

Por fin una adaptaci¨®n teatral de textos de Rodoreda que se sigue desde la butaca con la misma avidez con que se leen sus novelas. Por fin unos personajes poli¨¦dricos de carne y hueso cuyos int¨¦rpretes hacen comprensibles todos sus lados, y un ritmo -excepto al final, que la cosa se dilata en exceso- que es el de las palabras de nuestra autora catalana m¨¢s internacional. El montaje de Ricard Salvat Un dia. Mirall trencat es largo, tres horitas con pausa de 15 minutos incluida, pero tambi¨¦n lo es la novela en la que se basa y la sensaci¨®n al terminar el montaje es la de haber rele¨ªdo la historia de las tres generaciones de la saga Valldaura, con sus relaciones familiares y personales, y la de haber vivido una ¨¦poca, la de la Barcelona de la primera mitad del siglo XX, que acab¨® con el estallido de la Guerra Civil. La adaptaci¨®n del propio Salvat y de Manuel Molins parte de hecho de una pieza teatral que Rodoreda public¨® en 1959, Un dia, para fusionarla con lo que posteriormente ser¨ªa su desarrollo, Mirall trencat, de 1974, un novel¨®n al estilo de los folletines de la segunda mitad del XIX. Y el montaje reproduce fielmente el estilo fragmentado de la novela y su multiplicidad de voces, que reproducen a su vez los trocitos del espejo roto al que alude el t¨ªtulo.

Por fin una versi¨®n teatral de la autora que se sigue como las novelas

Arropado por un aparato esc¨¦nico magn¨ªfico -y sorprendentemente ¨¢gil en sus cambios- que recrea todos los rincones por los que discurre la vida de los Valldaura y allegados (desde el jard¨ªn, hasta un palco del Liceo, pasando por la biblioteca o la cocina o el boudoir de Lady Godiva), el montaje re¨²ne a una veintena de int¨¦rpretes entre los que se incluyen tres ni?os. Uno de los aciertos de este espl¨¦ndido reparto es la doble visi¨®n que se nos ofrece del personaje protagonista, Teresa Goday de Valldaura, la pescadera de la Boqueria que, tras casarse con un rico industrial, se convierte en una elegante dama de la burgues¨ªa barcelonesa del momento. Anna Sahun es Teresa de joven, con su ilusi¨®n, su ambici¨®n y su sensualidad, mientras que Rosa Novell, con una peluca de melena corta totalmente blanca con la que recuerda a la propia Rodoreda, es Teresa ya de mayor, una mujer que vive encerrada en su habitaci¨®n y ha transformado su nostalgia por el pasado en un escepticismo del que brotan a¨²n destellos si no de alegr¨ªa, s¨ª de humor. Estupendas las dos y estupendas tambi¨¦n Rosa Vila en el papel de la sacrificada criada Armanda, Daniela Feixas como Sof¨ªa, la estricta y g¨¦lida hija de Teresa, y Ester Bov¨¦ como la criada d¨ªscola y provocativa. Los int¨¦rpretes masculinos resuelven con eficacia sus personajes aunque no resulten tan convincentes. Ya en la novela, los personajes femeninos son los m¨¢s complejos y destacados. As¨ª que, incluso en eso, el montaje se mantiene fiel al texto original.