Las lecciones de Irak
El declive de la econom¨ªa ha sustituido a la guerra de Irak como la cuesti¨®n m¨¢s importante en la campa?a electoral americana. En parte es as¨ª porque los estadounidenses han empezado a pensar que la situaci¨®n en aquel pa¨ªs ha cambiado: se supone que el "refuerzo" de tropas ha intimidado a los insurgentes y ha permitido que disminuya la violencia. La conclusi¨®n impl¨ªcita es evidente: una demostraci¨®n de fuerza permite ganar la batalla.
Precisamente ese tipo de razonamiento arrogante es el que llev¨® a EE UU a la guerra en Irak. Esa guerra pretend¨ªa ser una exhibici¨®n del poder¨ªo militar norteamericano. Sin embargo, lo que evidenci¨® fueron sus limitaciones. La guerra, adem¨¢s, merm¨® la verdadera fuente de poder de EE UU: su autoridad moral.
Pese a la propaganda, las perspectivas en Irak son cada vez menos halag¨¹e?as
Algunos hechos recientes han intensificado los peligros de la estrategia de Bush. Siempre estuvo claro que el momento de la retirada americana de Irak podr¨ªa no ser decisi¨®n suya, a no ser que quisiera volver a violar las leyes internacionales. Ahora, el Gobierno de Irak exige que las tropas de combate estadounidenses se vayan en un plazo de 12 meses y que, para 2011, todos los soldados est¨¦n fuera.
Desde luego, la disminuci¨®n de la violencia es de agradecer, y el refuerzo de las tropas puede haber tenido algo que ver. Pero el nivel de violencia que sigue habiendo en Irak, si se produjera en cualquier otro lugar del mundo, ocupar¨ªa los titulares. Irak es el ¨²nico lugar en el que nos hemos acostumbrado tanto a la violencia que un d¨ªa bueno es aquel en el que s¨®lo matan a 25 civiles.
Y la influencia del "refuerzo" de tropas en la disminuci¨®n de la violencia no est¨¢ clara. Seguramente ha habido otros factores mucho m¨¢s importantes, como los pagos a insurgentes sun¨ªes para que luchen con EE UU contra Al Qaeda. Ahora bien, ¨¦sa es una estrategia peligrosa. EE UU debe trabajar para crear un gobierno fuerte y unido, no fortalecer a las milicias sectarias. Ahora el Gobierno iraqu¨ª ha comprendido los peligros y ha empezado a detener a algunos l¨ªderes que contaban con el apoyo estadounidense. Las perspectivas de un futuro estable son cada vez menos halag¨¹e?as.
?se es el elemento fundamental: se supon¨ªa que el "refuerzo" deb¨ªa proporcionar el margen necesario para llegar a un acuerdo pol¨ªtico que creara las bases de la estabilidad a largo plazo. Pero ese acuerdo pol¨ªtico no se ha producido. Por tanto, igual que ocurri¨® con los argumentos utilizados para justificar la guerra y los criterios para medir su ¨¦xito, los motivos para el "refuerzo" tambi¨¦n cambian sin cesar.
Mientras tanto, los costes militares y econ¨®micos de esta desgraciada aventura son cada vez m¨¢s evidentes. Aunque EE UU hubiera conseguido la estabilidad en Irak, eso no habr¨ªa garantizado la victoria en la "guerra contra el terrorismo", ni mucho menos el ¨¦xito en la b¨²squeda de objetivos estrat¨¦gicos m¨¢s amplios. Las cosas no han ido bien en Afganist¨¢n y Pakist¨¢n parece cada vez m¨¢s inestable.
Adem¨¢s, casi todos los analistas coinciden en que una de las razones para la invasi¨®n rusa de Georgia fue su confianza en que, con las fuerzas armadas estadounidenses ocupadas en dos guerras que van mal, EE UU pod¨ªa hacer poco para responder. Los c¨¢lculos de Rusia eran acertados.
Hasta el pa¨ªs m¨¢s grande y rico del mundo tiene recursos limitados. La guerra de Irak se ha financiado por completo a base de cr¨¦ditos; y, en parte por eso, la deuda nacional estadounidense ha aumentado dos tercios en s¨®lo ocho a?os. Pero la cosa es a¨²n peor: est¨¢ previsto que el d¨¦ficit estadounidense para 2009 ascienda a m¨¢s de medio bill¨®n de d¨®lares, excluyendo los costes de los rescates financieros y el segundo paquete de est¨ªmulos que casi todos los economistas consideran ya urgentemente necesario. La guerra y la forma en la que se ha gestionado han reducido el margen de maniobra de EE UU y casi con seguridad intensificar¨¢n y prolongar¨¢n la crisis econ¨®mica.
Creer que el "refuerzo" ha tenido ¨¦xito es especialmente peligroso por lo mal que va la guerra en Afganist¨¢n. Los aliados europeos de EE UU est¨¢n cans¨¢ndose de los combates interminables y las crecientes bajas. Los dirigentes europeos, en general, no son tan duchos en el arte del enga?o como el Gobierno de Bush; les cuesta m¨¢s ocultar las cifras a sus ciudadanos. Los brit¨¢nicos, por ejemplo, son conscientes de los problemas que tuvieron en Afganist¨¢n durante su era imperial.
Como es natural, EE UU va a seguir presionando a sus aliados, pero la democracia limita la eficacia de esas presiones. La oposici¨®n popular a la guerra de Irak impidi¨® que M¨¦xico y Chile cedieran a las presiones estadounidenses en la ONU para que apoyaran la invasi¨®n; luego se demostr¨® que los ciudadanos de ambos pa¨ªses ten¨ªan raz¨®n.
Pero, volviendo a EE UU, la idea de que el "refuerzo" ha "funcionado" est¨¢ haciendo que muchos sostengan que se necesitan m¨¢s tropas en Afganist¨¢n. Es verdad que la guerra de Irak distrajo a EE UU de Afganist¨¢n. No obstante, los fracasos en Irak son un problema de estrategia, no de volumen de tropas. Ya es hora de que EE UU y Europa aprendan la lecci¨®n de Irak o, mejor dicho, vuelvan a aprender de la experiencia de pr¨¢cticamente cualquier pa¨ªs que es ocupado por un extra?o que pretende decidir su futuro.
Joseph E. Stiglitz es catedr¨¢tico de econom¨ªa en la Universidad de Columbia (Nueva York) y premio Nobel de Econom¨ªa en 2001. ? Project Syndicate, 2008. Traducci¨®n de M? Luisa Rguez. Tapia
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