Cine independiente del bueno y parodia irregular
Aunque no posea datos ni referencias o se haya perdido los t¨ªtulos de cr¨¦dito, cualquier cin¨¦filo sabe a los cinco minutos de comenzar una pel¨ªcula si pertenece al cine independiente norteamericano. Desde el tono de la fotograf¨ªa a la planificaci¨®n, desde los escenarios a los int¨¦rpretes (independientemente de que alguna vez aparezcan en ¨¦l estrellas de Hollywood que pretenden redimirse art¨ªsticamente o aplacar su mala conciencia), desde el pretendido realismo a la atm¨®sfera, revelan unas se?as de identidad comunes, un estilo narrativo alarmantemente parecido, huida de todo aquello que pueda relacionarse con las convenciones, mani¨¢tica obsesi¨®n porque el producto parezca libre y aut¨¦ntico. A partir de ese esp¨ªritu y como en todas las familias, grupos ideol¨®gicos o art¨ªsticos, cofrad¨ªas y militancias, existen los listos y los tontos, los que tienen claro lo que pretenden hacer y los diarreicos mentales, los penetrantes y los epid¨¦rmicos, los ingeniosos y los pesados. Bajo la etiqueta de la independencia, han aparecido en los ¨²ltimos a?os bastantes cochambres con in¨²til vocaci¨®n de trascendencia, pero ese posibilismo tambi¨¦n se ha inventado pel¨ªculas admirables como Entre copas, Peque?a Miss Sunshine, La familia Savage y Una historia de Brooklyn.
'Frozen river' viene avalada por alg¨²n premio en el festival de Sundance
El esperpento de Ben Stiller funciona con brillantez a ratos
Frozen river la firma Courtney Hunt y viene avalada por alg¨²n premio que le ha concedido Sundance, el Vaticano del cine independiente. Tardas poco tiempo en meterte en ella, en reconocer que esas profesionales de la supervivencia que la protagonizan son de verdad, que hay talento y sensibilidad en el retrato de dos mujeres acorraladas por la vida, endurecidas, metidas en la sordidez del contrabando de inmigrantes para intentar paliar su ruina, que descubrir¨¢n la solidaridad y la necesidad de m¨ªnimos c¨®digos morales. No existe por parte del director la menor tentaci¨®n de edulcorar o poetizar a esta gente a la deriva que transgrede la ley por salvar del desastre a sus hijos y mantener el fr¨¢gil techo que les da cobijo. No te pide que las quieras, s¨®lo que intentes comprenderlas. Y lo logra. Sin trampas ni efectismos, con sobriedad y sutileza, sin subrayar las emociones. Y tiene m¨¦rito que con medios ¨ªnfimos, una actriz con notable en 21 gramos y una atm¨®sfera perturbadora consiga emotividad y realismo del bueno.
El dan¨¦s Khristian Levring puede presumir en su curr¨ªculo de haberse movido por la geograf¨ªa de ese invento tan vacuo como publicitado llamado Dogma (?qu¨¦ es eso, c¨®mo se come, a qu¨¦ sabe, para qu¨¦ sirve?). Y que tan bien ha amortizado el talento en ocasiones irritante de Lars von Trier, pero dudo que pase a la historia del cine por la retorcida e insustancial Fear me not, retrato de un psic¨®pata sin causa y sin gracia que comienza a planificar barbaridades convencido de que un antidepresivo nuevo que han experimentado con ¨¦l le ha hecho encontrarse a s¨ª mismo y le legitima para practicar el sadismo con su familia. La realizaci¨®n es tan enfermiza y desagradable como el personaje que la protagoniza.
Hay que agradecerle al actor y director Ben Stillers que intente hacernos re¨ªr continuamente en la esforzadamente corrosiva Tropic Thunder, ya que el sentido del humor y la comicidad no acostumbran a frecuentar los festivales de cine, pero en mi caso lo consigue s¨®lo a veces. Es abrumador lo de intentar ser gracioso ininterrumpidamente, sin pausas, mezclando paridas y aficiones escatol¨®gicas con verdadero ingenio. Es una parodia de los t¨®picos y las chorradas de cierto cine b¨¦lico, un feroz ajuste de cuentas con los productores y los agentes que manejan Hollywood, una s¨¢tira de los actores y las estrellas vampirizados por el personaje que representan. El esperpento funciona con brillantez a ratos, en otros se queda en gamberrada inequ¨ªvocamente adolescente. Lo que m¨¢s me divierte de ella es la aguda e hilarante explicaci¨®n que ofrecen de c¨®mo lograr que te caiga el Oscar cuando interpretas a un deficiente mental. Y me hace gracia el renacido y siempre inquietante Robert Downey Jr. autoconvencido de que es un negro porque interpreta a un soldado de ese color. Y siempre es grato que te arranquen una carcajada en medio de tantas tragedias.
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