El plusmarquista municipal da el salto
Arrebatar el poder a Esperanza Aguirre es el objetivo de Tom¨¢s G¨®mez, l¨ªder de los socialistas madrile?os y alcalde m¨¢s votado de Espa?a. Un hombre obsesionado por la perfecci¨®n
Tom¨¢s G¨®mez y su amigo Carlos experimentaban una especie de verg¨¹enza. Con 15 a?os, desembarcaban en medio de las fiestas de Parla subidos en el remolque del tractor. Con las ropas manchadas de tierra, con ese insoportable olor a cebolla pegado a la piel. En las calles, entonces de tierra, todo el mundo con sus mejores galas, la noria, los coches de choque, los puestos de algod¨®n dulce. Y ellos llegando al pueblo despu¨¦s de pasar todo el d¨ªa en Torrej¨®n cortando rabos de cebolla, carg¨¢ndolas en sacos. Era una sensaci¨®n extra?a. Desfilaban lo m¨¢s r¨¢pido posible frente al jolgorio y se iban directos a casa a darse una ducha, una ducha que no consegu¨ªa arrancar del todo aquel maldito olor a cebolla. Las festividades del pueblo coincid¨ªan cada a?o con la recogida, a principios de septiembre. No quedaba otra opci¨®n. Hab¨ªa que echar una mano en casa.
"Mi aportaci¨®n al proyecto municipal est¨¢ agotada", reconoce G¨®mez. "Y yo tengo un compromiso en 2011"
Come cinco o seis veces al d¨ªa. Corre, nada, va al gimnasio. Y por las noches se pone con la tesis doctoral
Frente a la comisar¨ªa, all¨ª donde les dejaba el tractor, hoy pasa el tranv¨ªa. Un tranv¨ªa que se ha convertido en uno de los s¨ªmbolos de la gesti¨®n de su regidor, Tom¨¢s G¨®mez Franco, plusmarquista electoral, el alcalde m¨¢s votado de Espa?a en ciudades de m¨¢s de 50.000 habitantes en 2003 y en 2007, economista, 40 a?os, l¨ªder del socialismo madrile?o, figura pol¨ªtica emergente. Un hombre de origen humilde que conquist¨® el poder con 31 a?os y dedic¨® su primer mandato, de 1999 a 2003, a llevar el alumbrado a las casas, a asfaltar calles, a poner aceras en Parla. El pueblo en el que se cri¨® es hoy una ciudad de m¨¢s de 105.000 habitantes en pleno desarrollo. Y ah¨ª sigue el modesto bloque de ladrillo blanco en el que vivi¨® sus a?os de infancia, en Fuentebella. Pero a sus alrededores ahora hay aceras y fuentes, no calles de tierra como las que recorr¨ªa ¨¦l cuando volv¨ªa de cargar cebollas.
Dura fue su adolescencia y duro ha sido su primer a?o al frente del Partido Socialista de Madrid. El hombre que previsiblemente tendr¨¢ que enfrentarse a Esperanza Aguirre en 2011 aterriz¨® hace un a?o en una organizaci¨®n desmoralizada, presa de las familias pol¨ªticas; un partido que sufri¨® en mayo de 2007 un batacazo electoral hist¨®rico: Esperanza Aguirre le sac¨® casi un 20% de votos a Rafael Simancas, el candidato socialista en las pasadas elecciones a la Comunidad. Alberto Ruiz-Gallard¨®n tambi¨¦n se puli¨® a Miguel Sebasti¨¢n en el Ayuntamiento.
Hac¨ªa falta un revolc¨®n. Y Tom¨¢s G¨®mez lleva un a?o en esa tarea. Un a?o en que se le ha visto poco porque ha tenido que encargarse de la cocina. Parece que ahora, ya, puede empezar a asomarse al balc¨®n. Su revolc¨®n ha generado ilusi¨®n en el partido, s¨ª. Tambi¨¦n m¨¢s de un escozor. Ha dinamitado un avispero, el tradicional sistema de familias del PSM que se repart¨ªa el poder por cuotas, y ha depurado en el camino a algunos de los que empezaron su andadura con ¨¦l hace un a?o, a los m¨¢s cr¨ªticos. Con ganas, desde luego, llega. Hace apenas 15 d¨ªas, tras el maratoniano congreso que le confirmaba como l¨ªder, convoc¨® a los 40 miembros de su nueva ejecutiva a las ocho de la ma?ana del lunes. "O sea, no a la hora socialista, que suele ser nueve, nueve y media", dice con media sonrisa un veterano miembro de la nueva ejecutiva. Y en la Asamblea regional, empieza a marcar el ritmo de la siguiente semana el s¨¢bado. Por la ma?ana. A las nueve celebra una reuni¨®n con todos los portavoces. "Este hombre no tiene el concepto del ocio en su ADN", dice un diputado que acude a esas reuniones. "Siempre le decimos que se tome d¨ªas de vacaciones, pero parece que a ¨¦l irse de vacaciones le hiciera sentirse culpable". Parece incansable. Duerme cuatro horas. Es capaz de despertar a cualquiera de sus colaboradores a las tantas. A algunos les parece un tanto excesivo, agotador.
Agotadora es su agenda. Hace deporte cada d¨ªa. Corre, nada, va al gimnasio -y bien que se nota cuando se quita la chaqueta-. El plusmarquista municipal es un gran admirador del plusmarquista Michael Phelps. Come cinco o seis veces al d¨ªa. No fuma, no bebe. Por las noches se pone con su tesis doctoral en gesti¨®n sanitaria. No hay tregua.
Siempre fue un chico muy responsable. Su madre le exig¨ªa el m¨¢ximo, y ¨¦l hace lo propio con los que le rodean. "Nunca exijo m¨¢s de lo que yo doy", dice. Su padre fue taxista hasta que se hizo cargo de una cafeter¨ªa en un instituto de Parla. Su madre trabajaba para una f¨¢brica de Fuenlabrada cosiendo pantalones desde casa. A su mujer, con la que se cas¨® al poco de ser alcalde, la conoci¨® en el instituto, en Parla. No tiene hijos.
En el colegio p¨²blico en el que estudi¨®, el San Miguel de Parla, sentaban a los ni?os en clase en funci¨®n de sus notas. Tom¨¢s siempre se ten¨ªa que disputar con su amigo Jos¨¦ Mar¨ªa Fraile el sitio del n¨²mero uno. Jos¨¦ Mar¨ªa es hoy su primer teniente de alcalde.
Empoll¨®n, s¨ª; pero heavy. Le gustaba Le?o, el legendario grupo madrile?o de rock urbano. Y le apasionaba la pintura: se tir¨® nueve a?os acudiendo al estudio de Antonio Benito, pintor impresionista. Pero ante todo, los estudios. Se licenci¨® en la Facultad de Econ¨®micas de la Universidad Complutense de Madrid. Iba al turno de tarde. Para pagar la matr¨ªcula, cuenta su amigo Carlos, se pasaba los veranos currando de socorrista en la piscina municipal.
En Parla empez¨® como t¨¦cnico del Ayuntamiento. Por aquella ¨¦poca no destacaba mucho. Le llamaban el herm¨¦tico. Era poco dado a salir a tomar ca?as con los compa?eros. Pero inquietudes pol¨ªticas, ya ten¨ªa. "Desde mucho antes de presentarse a alcalde se le ve¨ªan sus ambiciones pol¨ªticas", dice Eugenio Santos, el ¨²nico concejal de Izquierda Unida que queda en la corporaci¨®n parle?a. Santos recuerda un mitin de su formaci¨®n en 1995, en el colegio Vicente Aleixandre, cuatro a?os antes de que G¨®mez se presentara a alcalde. Sentado, c¨®mo no, en primera fila, estaba el joven G¨®mez, militante de Juventudes Socialistas desde los 20 a?os. "Iba de ojeador a los m¨ªtines".
Los inicios pol¨ªticos tambi¨¦n fueron duros. Y propiciaron momentos dignos de una pel¨ªcula de los hermanos Marx. Primeras elecciones, primer mitin de campa?a. Tom¨¢s G¨®mez tiene 31 a?os. Son las 22.30 y el acto ha finalizado. El enganche del grupo electr¨®geno que ha servido para alimentar el equipo de sonido se estropea, hay que llevarlo a rastras. Tom¨¢s; su amigo de infancia Carlos, y Jos¨¦ Mar¨ªa, actual teniente de alcalde, empujan el maldito grupo electr¨®geno, que pesa como un buey. Apenas pueden. Cada vez que alg¨²n vecino se cruza en su camino, el candidato a alcalde, con la cara roja y sudorosa, deja de empujar y disimula, saludando con la manita. Cada vez que deja de empujar, a sus dos compa?eros les tiemblan las piernas, la m¨¢quina retrocede. Todo sea por el futuro alcalde.
Dos elecciones consecutivas ganadas con alrededor del 75% de los sufragios. "La primera vez puede ser suerte; pero la segunda, ya no". Lo dice Adolfo Pi?edo, diputado regional perteneciente al grupo de Samarkanda, conjunto de alcaldes y diputados del PSM que reclam¨® la renovaci¨®n y lanz¨® el nombre de G¨®mez a los pocos d¨ªas de la gran debacle. El Partido Socialista de Madrid necesitaba a alguien acostumbrado a ganar elecciones, joven: o sea, a G¨®mez.
Su lucha por el hospital de Parla es una de las claves de su ¨¦xito. El 22 de diciembre de 2001 se encerr¨® en la Consejer¨ªa de Sanidad de la Comunidad Madrid para reclamar que el PP cumpliera con el compromiso que figuraba en la p¨¢gina 119 de su programa: construir un hospital. Fueron cinco d¨ªas de tensi¨®n. Incluida una Nochebuena de l¨¢grimas lejos de las familias, que les tra¨ªan langostinos, ropa de abrigo, turr¨®n y hasta un televisor para aliviar las horas ah¨ª encerrados. Eso s¨ª, cinco d¨ªas sin calefacci¨®n: "No s¨¦ si es que estaba estropeada o si fue un sabotaje", recuerda Jos¨¦ Mar¨ªa Fraile, el teniente de alcalde. No salieron de su encierro hasta que arrancaron un compromiso. Eso contribuy¨® a hacer pi?a en torno a una lucha. Una lucha que se remat¨® con decenas de miles de parle?os frente a la Puerta del Sol, ondeando banderas moradas, reclamando a la Comunidad la construcci¨®n del hospital. Se consigui¨®. Y en 2007, G¨®mez volvi¨® a arrasar en las municipales.
Los que han trabajado con ¨¦l le describen como un hombre muy disciplinado, exigente, perfeccionista. Sus amigos, como un tipo amable, humilde, con mucho sentido del humor -es un gran imitador: Umbral, Gonz¨¢lez y Guerra, los clava-. Pero sus rivales pol¨ªticos en Parla no le dedican grandes elogios. La portavoz municipal del Partido Popular dice que es un hombre autoritario y poco dialogante. Charo Carrasco le acusa de haber endeudado al Ayuntamiento m¨¢s all¨¢ de lo razonable; de haber incrementado el n¨²mero de asesores en n¨®mina; de haber dedicado ingresos de la venta de patrimonio p¨²blico de suelo a finalidades no permitidas por la ley, asunto ¨¦ste que est¨¢ recurrido en los tribunales, cuenta. Tambi¨¦n se queja de la falta de transparencia: asegura que desde hace un tiempo no se cuelgan en la web del Ayuntamiento las transcripciones de los plenos. Desde la izquierda, sin embargo, se le acusa de ser poco progresista, de ser un gran privatizador. La gesti¨®n del tranv¨ªa y de los polideportivos no est¨¢ en manos p¨²blicas, explican desde Izquierda Unida.
G¨®mez defiende que la inversi¨®n privada puede ayudar a prestar servicios p¨²blicos, como es el caso del Tranv¨ªa de Parla. "Soy un heterodoxo, soy muy pr¨¢ctico", dice sentado en un sof¨¢ del despacho de la portavoz socialista en la Asamblea de Madrid, Maru Men¨¦ndez. "Reducir impuestos en alguna ocasi¨®n puede ser progresista". Una veintena de trabajadores se concentraron el martes pasado frente a la plaza de toros de Parla, quej¨¢ndose de que la empresa concesionaria del tranv¨ªa les somete a jornadas de m¨¢s de ocho horas de conducci¨®n ininterrumpida. Achacan todos los males a la privatizaci¨®n de la gesti¨®n.
Con su desembarco en la direcci¨®n del PSM, G¨®mez ha tra¨ªdo bajo el brazo "una nueva manera de hacer las cosas" y un ideario que no todo el mundo tiene claro, pero que ¨¦l ha bautizado con una etiqueta de a¨²pa: Nuevo Socialismo. Parece querer romper con la l¨ªnea cl¨¢sica de la izquierda tradicional, la que encarnaba Rafael Simancas, para captar el voto de una clase media muy formada e informada a la que le interesar¨ªa que los servicios p¨²blicos funcionaran bien, independientemente de qui¨¦n los gestione. "Quiere romper con el discurso de que todo lo p¨²blico es bueno, y todo lo privado, malo", explica Adolfo Navarro, portavoz adjunto en la Asamblea de Madrid y tambi¨¦n miembro del llamado grupo Samarkanda. G¨®mez niega que vaya a girar al centro. Pero en su propio partido muchos piensan que encarna a un centro-izquierda moderado.
Lo que s¨ª parece claro es que el nuevo l¨ªder de los socialistas madrile?os engancha mejor con Zapatero de lo que lo hac¨ªa su predecesor. De hecho, a G¨®mez se le atribuye un hermetismo que algunos emparentan con el del presidente del Gobierno: habla poco y nunca se sabe por d¨®nde puede salir.
Est¨¢ a punto de romper su palabra. Su compromiso de seguir al frente de la alcald¨ªa hasta que acabe el mandato, que sell¨® en una intervenci¨®n ante el pleno municipal el 16 de junio de 2007, hace apenas un a?o, est¨¢ m¨¢s en el aire que nunca. Se lo est¨¢ pensando, dice. "Mi aportaci¨®n al proyecto municipal est¨¢ agotada", reconoce, y entorna los ojos. ?Qu¨¦ m¨¢s se puede decir? "Hace falta un nuevo empuj¨®n en Parla, como el que yo le di en su momento. Y yo tengo un compromiso para 2011, si recibo el respaldo de mis compa?eros". Ese compromiso son unas elecciones frente a la experimentada Esperanza Aguirre, un hueso duro de roer. El chico que andaba por calles de tierra se enfrentar¨¢ a la chica que siempre pis¨® moquetas. Dos trayectorias, dos procedencias y un partido que hay que salir a jugar, como dice uno de sus valedores, Juan Barranco. Lo que est¨¢ por ver es si el plusmarquista municipal es capaz de ganarle el pulso a Aguirre.
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