Pisotear sobre el propio terreno
La elecci¨®n de Tzipi Livni como jefa del partido gobernante en Israel, Kadima, ha sido mundialmente bien recibida por su condici¨®n de moderada, a cuentas de que apoya la formaci¨®n de un Estado palestino. Pero si la abogada, ministra de Exteriores y ex agente del Mossad no logra, tras la dimisi¨®n de Ehud Olmert, formar Gobierno, la alternativa son elecciones anticipadas, donde es favorito Benjam¨ªn Netanyahu, que se opone a la creaci¨®n de ese Estado. ?Pero hay diferencias graves entre la moderaci¨®n formal y el duro enroque del l¨ªder del Likud?
En noviembre se cumplir¨¢ el plazo de un a?o que se autoconcedi¨® el presidente George Bush para que Israel y la Autoridad Palestina (AP) firmaran un acuerdo, lo que nadie cree hoy posible. Pero, con una fe a prueba de fracasos, el presidente palestino, Mahmud Abbas, mantiene moderad¨ªsimas posiciones, ya que se conformar¨ªa con mucho menos de lo que plantean las resoluciones de la ONU: la retirada de todos los territorios ocupados, incluida Jerusal¨¦n Este; e incluso ha declarado al diario israel¨ª Haaretz que cabr¨ªa reconsiderar el derecho de los refugiados palestinos a regresar a su tierra. Pero aun as¨ª, ni esa inflaci¨®n de moderados facilita el camino de la paz.
Livni, Netanyahu y Abbas no parecen equipados para conseguir la paz. Eso queda para generaciones futuras
Olmert anunci¨® hace unas semanas que su Gobierno estaba dispuesto a evacuar el 94% de Cisjordania, y a compensar el 6% restante con territorio propio. As¨ª, el grueso de la colonizaci¨®n israel¨ª permanecer¨ªa dentro de las nuevas fronteras del Estado sionista que eventualmente se pactaran, mientras que en Jerusal¨¦n Este la retirada afectar¨ªa a barrios de mayor¨ªa palestina. Pero, como dicen en ingl¨¦s, el diablo est¨¢ en los detalles. Asumiendo que Livni estuviera en esas coordenadas, antes de otorgarle vitola de moderaci¨®n habr¨ªa que leer la letra peque?a. ?Cu¨¢l ser¨ªa la extensi¨®n real de la evacuaci¨®n, contando como un solo territorio Cisjordania y la nueva y ampliada Jerusal¨¦n?; ?cu¨¢les, las limitaciones de soberan¨ªa al Estado palestino, como pasillos de seguridad o bases militares en su seno?; ?qu¨¦ derechos de soberan¨ªa y acceso tendr¨ªa la AP sobre los Santos Lugares del islam en Jerusal¨¦n-Este? Porque ser partidario del doble Estado -israel¨ª y palestino- no significa nada si no se especifica todo lo anterior. Y si las notas al pie son desfavorables, da igual aceptar los dos Estados negociando como hace Kadima, que rechazar la doble estatalidad sin negociar como el Likud.
Y en la AP las cosas tampoco pintan mejor. Mahmud Abbas lo encaja todo, convencido de que no hay que ser el primero en romper la negociaci¨®n, pero tampoco tiene nada que ofrecer, porque a sus espaldas est¨¢ Ham¨¢s, el movimiento terrorista en Gaza, que jam¨¢s ha dicho, oficialmente, ni tan siquiera que se conforme con el cumplimiento estricto de las resoluciones de la ONU.
La paz en el lado israel¨ª pasa necesariamente por un primer ministro/a capaz de retorcer el brazo al movimiento colonizador. Ariel Sharon, en estado neurovegetativo, en su tiempo habr¨ªa podido; Olmert ni lo intent¨®; Livni no parece; y Netanyahu no quiere. La colonizaci¨®n de Cisjordania y Jerusal¨¦n Este comenz¨® hacia 1970 tras la guerra de 1967, con motivaciones mal definidas. Para algunos movimientos religiosos era la recuperaci¨®n de paisajes b¨ªblicos; para algunos pol¨ªticos, bazas con que un d¨ªa negociar, y hoy es el principal obst¨¢culo para la paz. En el lado palestino, igualmente, Abbas tendr¨ªa que someter o persuadir a Ham¨¢s para negociar con plenos poderes. Ni Livni, ni Netanyahu, ni Abbas parecen equipados para poner fin al conflicto. Eso queda para generaciones futuras.
?Puede Livni mejorar la oferta israel¨ª? No parece probable, porque para eso tendr¨ªa que retorcer el brazo de los colonos, casi ya 500.000, que s¨®lidamente acampan en Cisjordania y la Jerusal¨¦n ¨¢rabe, y de eso s¨®lo habr¨ªa sido capaz Sharon, hoy en una cama de hospital de aliento neurovegetativo, o, quiz¨¢s, el en¨¦rgico jefe del Likud, Benjam¨ªn Netanyahu, que como no es partidario de negociar, tampoco cuenta. Israel comenz¨® a colonizar los territorios sin tener muy claro lo que eso significaba; para los duros, la recuperaci¨®n de los parajes b¨ªblicos, y para los moderados de profesi¨®n, bazas con las que negociar desde una posici¨®n de ventaja, pero hoy son la encarnaci¨®n del gran despojo, a la vez que un muro infranqueable para la paz. ?Puede sortear Tzipi Livni esa barrera?; ?puede Mahmud Abbas aceptar nada que rechace Ham¨¢s? Las partes saben que para seguir siendo moderados se les exige que negocien. Todo lo dem¨¢s queda para la siguiente generaci¨®n.
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