Prostitutas, puede; esclavas, no
El debate entre regulaci¨®n y abolici¨®n distrae del problema m¨¢s claro y acuciante: los derechos humanos - Miles de extranjeras son violadas, aisladas y explotadas en Europa por las mafias
La mirada que lanza la sociedad hacia las prostitutas ha ido cambiando con los a?os. Por no ir siglos atr¨¢s, en la posguerra espa?ola se ve¨ªa con naturalidad que se tapara el hambre vendiendo servicios sexuales. Pasadas unas d¨¦cadas se aplic¨® un prisma moral, de pecado y de vicio, pero a pesar de las prohibiciones, ah¨ª siguieron las minifaldas y los escotes generosos. En los ochenta, prostituci¨®n y drogas viajaban en el mismo barco. Y, siempre, la compraventa de sexo ha estado ligada a una paup¨¦rrima situaci¨®n econ¨®mica que ahora se denomina, de forma globalizada, feminizaci¨®n de la pobreza.
Hasta hace poco, las posturas pol¨ªticas al respecto se antojaban simples: prohibir o legalizar la prostituci¨®n. Pero un fen¨®meno nuevo, la inmigraci¨®n, ha llenado de matices el debate. Las cifras que reconoce el Gobierno como buenas indican que el 90% de las prostitutas son extranjeras y un 80% del total son v¨ªctimas de la trata, es decir, que no han optado por trabajar en la calle para llevar ingresos a casa, sino que est¨¢n en manos de mafias sin posibilidad alguna de elegir. Los que est¨¢n de acuerdo con este an¨¢lisis califican la situaci¨®n de esclavitud del siglo XXI y retratan torturas, secuestros, aislamiento y violaciones sistem¨¢ticas para domesticar la voluntad de unas mujeres que han viajado enga?adas en busca de otros empleos. Esta es la postura del Gobierno, que est¨¢ ultimando un Plan Integral en el que participan 11 ministerios para tratar de atender estas situaciones.
Pero hay algunas organizaciones y partidos pol¨ªticos del ala m¨¢s izquierdista que casi dan la vuelta a esas cifras. Afirman que un 80% de las prostitutas ejercen voluntariamente y son minor¨ªa las que lo hacen sin escapatoria alguna. La organizaci¨®n m¨¢s representativa de esta versi¨®n, Hetaira, entiende que en ambos casos hay mucho que hacer y no creen que se est¨¦ en el buen camino. Estas son las que se denominan -siempre con matices- regulacionistas. Piden que el Estatuto de los Trabajadores ampare a aquellas que se prostituyen voluntariamente "porque estas trabajadoras eligen el oficio, no as¨ª las condiciones en las que lo ejercen, ni los horarios, ni el salario que perciben, ni los servicios sexuales que han de ofrecer", explica Cristina Garaizabal, portavoz de Hetaira. Este colectivo alab¨® hace unos d¨ªas las declaraciones de Miguel ?ngel Revilla, el presidente de Cantabria, que reconoci¨® haberse estrenado con una prostituta.
La asociaci¨®n Apramp, con presencia en varias comunidades, informa a unas 500 mujeres distintas en la calle o en burdeles cada d¨ªa. "Si ellas nos pidieran que regularan su situaci¨®n laboral no nos negar¨ªamos, pero lo que estamos viendo es una esclavitud: mujeres maltratadas, violadas cada d¨ªa, que las encierran en pisos y nadie habla con ellas hasta que deciden hacer la calle", explica Roc¨ªo Mora. Por eso, Apramp se encuadra entre las abolicionistas, aunque saben "que eso puede ser ut¨®pico".
La situaci¨®n es tan compleja, que, hartas de debates entre abolir y regular, Roc¨ªo Mora lo que pide son soluciones inmediatas para las miles de mujeres que est¨¢n pasando por una mala situaci¨®n ahora. En el caso de la trata, aunque no hay acuerdo en la cifra, s¨ª coinciden unas y otras en que es un caso de derechos humanos y como tal hay que abordarlo. La primera medida que toman las mafias que trafican con estas mujeres es despojarlas de sus papeles para que no puedan acceder a un permiso de trabajo ni de residencia. Son prisioneras. Tambi¨¦n de las amenazas, que se extienden a sus familias en los pa¨ªses de origen.
La ONU calcula que la prostituci¨®n mueve entre cinco y siete billones de d¨®lares anuales (entre tres y cinco billones de euros) y afecta a cuatro millones de v¨ªctimas.
Cuando la polic¨ªa irrumpe en un burdel las mujeres pueden denunciar a quienes las han reclutado a la fuerza. Si lo hacen pasan a ser tratadas como testigos protegidos. ?Pero lo estar¨¢n sus familias en Brasil, en Rumania, en Polonia? Los golpes, las torturas y las amenazas hacen una espiral en sus cabezas. Pr¨¢cticamente ninguna mujer se atreve a ir a la polic¨ªa, aunque eso parezca la salida m¨¢s f¨¢cil.
"Esto es como la violencia de g¨¦nero, que se les pide que denuncien pero no siempre lo hacen. Pero peor, porque estas mujeres han sufrido unos malos tratos tremendos. Por eso hemos pedido al Gobierno que se les conceda al menos un mes para que podamos trabajar con ellas desde un punto de vista psiqui¨¢trico, si no, no denunciar¨¢n nunca". As¨ª ser¨¢. "Nosotros les demostramos en ese tiempo que todo es un gran negocio, que nadie les est¨¢ ayudando, como les dicen", cuenta Roc¨ªo Mora, de Apramp. Pero, desgraciadamente, reconoce que cada vez es m¨¢s dif¨ªcil recuperar a las prostitutas porque los problemas psiqui¨¢tricos que presentan ahora no tienen nada que ver con los que hab¨ªa a?os atr¨¢s.
En Hetaira van m¨¢s all¨¢, creen que el llamado "periodo de reflexi¨®n" de 30 d¨ªas no sirve. "Esas mujeres que han sido traficadas deben recibir todas las atenciones que se merecen por haber sufrido esa situaci¨®n, no condicionar su estancia en Espa?a a que denuncien o den detalles sobre las mafias".
Derechos es lo que piden unas y otras. Soluciones inmediatas, con independencia de que el Gobierno se decida a hacer un Plan Integral o a decantarse por penalizar al cliente o no. Salidas para esas mujeres que est¨¢n sufriendo ya ese maltrato.
Sobre las que act¨²an en libertad, la asociaci¨®n Apramp no cree ni que existan. "Si preguntas a cualquiera de las que est¨¢n en la calle te dir¨¢n que lo hacen voluntariamente, porque a veces necesitamos meses para que reconozcan que son v¨ªctimas de trata. Si son tan libres, ?por qu¨¦ desaparecen del club en el que trabajan cuando nos acercamos a hablar con ellas m¨¢s de 10 minutos? Si van acompa?adas hasta a la peluquer¨ªa. Si algunas no cierran la puerta del ba?o meses despu¨¦s porque est¨¢n acostumbradas a una vigilancia permanente, si las cronometran cuando est¨¢n con los hombres en su habitaci¨®n seg¨²n el servicio que tengan que darles, si los carteles que ponen en algunos de esos pisos en lugar de recomendaciones sanitarias indican todo lo contrario", recalca Roc¨ªo Mora.
"?C¨®mo vamos a pedir que se regule la situaci¨®n laboral de estas mujeres? Ser¨ªa tanto como pedir que se d¨¦ amparo legal a una situaci¨®n mafiosa", a?ade Mora. Apramp tiene dos pisos en Madrid con 9 habitaciones cada uno y mucha falta de plazas para alojar a estas mujeres que se atreven a dejarlo. Algunas de ellas trabajan como topos para conseguir que otras abandonen tambi¨¦n la prisi¨®n en la que est¨¢n. A otras les ofrecen talleres y colaboran con otras organizaciones para proporcionarles alg¨²n trabajo, por lo general en el servicio dom¨¦stico o cuidando ancianos. Pero la labor de documentarlas es ardua y eso es lo primero que tienen que hacer y para lo que piden ayuda a la administraci¨®n. "No son inmigrantes ilegales a quienes repatriar, son v¨ªctimas".
En toda Europa hay cuatro modelos para legislar sobre la prostituci¨®n. Los m¨¢s prohibicionistas penalizan a los que compran y a los que venden sexo y esos son el 60% de los pa¨ªses, con un caso aislado, Suecia, que solo multa a los clientes. Otros tienen regulada la situaci¨®n, con ciertos derechos laborales y obligaciones sanitarias, pero eso deja aparte a las que no tienen papeles, que, seg¨²n las cifras, son las m¨¢s. En otro grupo est¨¢n los que llaman abolicionistas, como Espa?a, aunque en la pr¨¢ctica se traduce en pol¨ªticas de no intervenci¨®n. La situaci¨®n en Espa?a es alegal. Y hay lo que se llama nuevo abolicionismo que ser¨ªa el caso Italiano, similar al enfoque espa?ol. Pero eso ha cambiado recientemente hacia un prohibicionismo total, que impide ejercer en la calle.
Las abolicionistas en Espa?a tienen una certeza firme: se trata de v¨ªctimas de mafias y hay que acabar con ello y permitirles a estas mujeres otra vida. Pero las regulacionistas afirman que campa?as como la del Ayuntamiento de Sevilla, que ataca a los clientes de la prostituci¨®n -"?Tan poco vales que tienes que pagar?", rezan las vallas publicitarias- no hacen sino estigmatizar m¨¢s a las prostitutas, como "si fueran ellas las que no valen nada", dice Garaizabal. "Si no hay anuncios en la prensa muchas perder¨¢n sus trabajos". Los clientes a veces son fundamentales para detectar cuando hay trata, dicen en Hetaira. Esta asociaci¨®n no fue invitada a la reuni¨®n de ayer en el Ministerio de Igualdad con ONG que trabajan con prostitutas. "No quieren o¨ªr que en los pa¨ªses donde se ha regulado la prostituci¨®n tienen menos cabida las mafias".
Plan del Gobierno
El Gobierno ultima un Plan Integral para la prostituci¨®n con medidas como ¨¦stas:
- Un mes de reflexi¨®n. Para convencer a las prostitutas extranjeras sin papeles que se decidan a denunciar, con garant¨ªas jur¨ªdicas y de seguridad. Tendr¨¢n ayuda econ¨®mica. Las que no denuncien ser¨¢n repatriadas.
- Formaci¨®n policial. Habr¨¢ mejoras en la formaci¨®n de los agentes.
- Sensibilizaci¨®n. Habr¨¢ campa?as para concienciar a la sociedad de que tras las prostitutas hay una mujer v¨ªctima de la trata de seres humanos.
- Cooperaci¨®n. Se trabajar¨¢ con los pa¨ªses de origen de las mujeres para impedir que sean v¨ªctimas de la trata. Y con las asociaciones del sector.
- Calendario. El Plan debe estar aprobado antes de que termine 2008 y est¨¢ previsto para tres a?os.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Legalizaci¨®n
- Integraci¨®n social
- Ministerio de Igualdad
- IX Legislatura Espa?a
- PSOE
- Prostituci¨®n
- Legislaturas pol¨ªticas
- Explotaci¨®n sexual
- Tr¨¢fico personas
- Delitos sexuales
- ONU
- Partidos pol¨ªticos
- Trata de seres humanos
- Ministerios
- Derecho
- Gobierno
- Pol¨ªtica social
- Delitos
- Organizaciones internacionales
- Administraci¨®n Estado
- Justicia
- Pol¨ªtica
- Administraci¨®n p¨²blica
- Trata de mujeres