Matthew Ritchie construye el futuro
La relaci¨®n entre ciencia y arte es una cuesti¨®n central en la obra de Matthew Ritchie (Londres, 1964). Tambi¨¦n lo es la capacidad del dibujo para crear ideas espaciales que se elaboran despu¨¦s mediante recursos tecnol¨®gicos. Una obra suya puede ahora convertirse en el p¨®rtico de la III Bienal de Arte Contempor¨¢neo de Sevilla. The Morning Line, una estructura modular, se levantar¨¢ en la Puerta de Tierra del antiguo Monasterio de la Cartuja, el acceso m¨¢s frecuente al Centro Andaluz de Arte Contempor¨¢neo. M¨¢s all¨¢ de este aspecto emblem¨¢tico, que roza lo espectacular, el inter¨¦s de la pieza est¨¢ en su interior: los tetraedros truncados acogen espacios heterog¨¦neos, generados por diversas piezas musicales y videogr¨¢ficas que interact¨²an con el espectador.
"Toda mi obra est¨¢ relacionada con la ciencia, pero bajo el supuesto de que la ciencia es una forma de ficci¨®n"
"The Morning Line", dice Ritchie, "reflexiona sobre la posibilidad de representar el universo. A la vez se pregunta si es posible que un grupo de personas trabaje colectivamente en tal representaci¨®n, lo que hace pensar de inmediato en m¨²ltiples universos. La obra por fin plantea la posibilidad de conocer o imaginar el futuro".
PREGUNTA. La pieza re¨²ne espacios diferenciados por su intensidad. Usted relaciona esta diversidad con la teor¨ªa de las membranas que corrige la hip¨®tesis de Einstein: los diversos campos de fuerza, que integran el universo en expansi¨®n, se separan en m¨²ltiples zonas. As¨ª lo ha expuesto el profesor Neil Turok refiri¨¦ndose a su trabajo.
RESPUESTA. Toda mi obra est¨¢ relacionada con la ciencia, pero desde el supuesto de que la ciencia es una forma de ficci¨®n. Cultivando esta ficci¨®n hemos llegado al racionalismo. Pero ¨¦ste, si se tiene en cuenta su base experimental, s¨®lo muestra una visi¨®n parcial de la realidad. Entonces tomo distintas teor¨ªas, las sit¨²o en diversas capas e intento crear a partir de ellas una tensi¨®n que apunta al objeto art¨ªstico.
P. Pero a la ciencia a?ade usted el mito: la diversidad de espacios se relaciona tambi¨¦n con la tensi¨®n dram¨¢tica de El para¨ªso perdido.
R. En su tiempo, la obra de Milton fue una visi¨®n del universo: c¨®mo surgi¨®, c¨®mo funciona, qu¨¦ discursos contrarios se cruzan en ¨¦l. Era casi una enciclopedia porque abarcaba los debates de la ¨¦poca sobre qu¨¦ era el universo, una discusi¨®n que llega hasta los presocr¨¢ticos. Lo nuevo hoy es que por primera vez la tecnolog¨ªa es independiente del pensamiento humano y esto produce un flujo de informaci¨®n que genera teor¨ªas que parecen inaceptables para nuestro conocimiento. De ah¨ª el nuevo vigor de los mitos: son buenos veh¨ªculos para transmitir informaci¨®n.
P. El dibujo tiene importancia especial en The Morning Line...
R. Especial, no. Toda. La pieza no es m¨¢s que un dibujo.
P. Pero con una tecnolog¨ªa arquitect¨®nica sofisticada que contrasta con la espontaneidad (una espontaneidad lograda con horas de ejercicio) del dibujo.
R. La idea inicial era una forma muy sencilla, una espiral que crece (la dibuja). Era una geometr¨ªa imaginada que deb¨ªan estudiar los arquitectos Lasch y Aranda. Debatimos durante dos a?os. La l¨ªnea gan¨® grosor y se inscribi¨® en m¨®dulos de cuatro tama?os diferentes conectados entre s¨ª. Despu¨¦s, los arquitectos redujeron al m¨ªnimo la geometr¨ªa modular y as¨ª la pieza se resuelve en un flujo dibuj¨ªstico que la recorre entera.
P. El flujo de espirales desordena en cierto sentido la obra. Usted la califica de ruina. Eso me hace pensar en otra pieza suya, Lytic Circus, y relacionar su trabajo con la teor¨ªa del caos.
R. La espiral es una representaci¨®n del caos. Alterna estados de orden y desorden. Hay, en efecto, una relaci¨®n con Lytic Circus en la que quer¨ªa representar el estado final, la lisis, de un virus, cuando la espiral rompe el orden inicial que parece un poliedro generado por un hex¨¢gono que gira sobre s¨ª. En The Morning Line hay una tensi¨®n parecida entre orden y desorden. De ah¨ª que sugiera la posibilidad de pensar el futuro.
P. En el t¨ªtulo, sin embargo, hay alusiones nada cercanas a la ciencia.
R. Es una expresi¨®n inglesa muy polis¨¦mica. La relaciono sobre todo con la cabecera de un peri¨®dico que publica diariamente los resultados de las apuestas de las carreras de caballos: qui¨¦n gana y qui¨¦n pierde. El t¨ªtulo hablar¨ªa entonces de juego, de alternativas. Est¨¢n adem¨¢s las palabras: line habla de dibujo y de la palabra escrita, y morning, ma?ana, suena casi como mourning, duelo.
P. Una obra como ¨¦sta ?cuestiona la idea tradicional de museo?
R. The Morning Line est¨¢ hecha de aluminio: no se oxida ni se deteriora y as¨ª dentro de mil a?os existir¨¢. Es como una m¨¢quina del tiempo invertida. Los museos intentan luchar contra el tiempo pero son absorbidos por ¨¦l. El trabajo del arte es hacer nuevos modos de tiempo y de espacio. Esto ocurre y ha ocurrido siempre: el cuadro m¨¢s tradicional es una manera de hacer una trampa al tiempo, en la que puede colaborar el espectador.
P. Quiz¨¢ porque el dibujo antes que contar algo establece un ritmo y eso motiva la intervenci¨®n del espectador.
R. De hecho, es ese aspecto el que me anim¨® a llevar el dibujo a la instalaci¨®n. En eso trabajo desde hace cinco o seis a?os. Son piezas que puedes recorrer, tocar, subirte encima... Galer¨ªas y museos ponen dificultades, pero lo decisivo es crear espacio en todos los sentidos imaginables.
The Morning Line, 2004-2008. Instalaci¨®n interactiva. Matthew Ritchie. Producci¨®n: Biacs-Fundaci¨®n Thyssen-Bornemisza Contemporary. La III Bienal de Arte Contempor¨¢neo de Sevilla () se celebra desde el pr¨®ximo 2 de octubre hasta el 11 de enero de 2009 (http://www.fundacionbiacs.com).
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