"Faltar al esp¨ªritu de la m¨²sica no es justo ni bonito"
Violeta Urmana no es una mujer que se ande con rodeos ni pa?os calientes. No le hacen efecto f¨¢cil los halagos. Su lema -"Nadie es perfecto"- parece sacado de la pel¨ªcula de Billy Wilder. Eso s¨ª: ella no va por la vida Con faldas y a lo loco. Esta soprano lituana, que recuerda a grandes e hist¨®ricas damas de la ¨®pera, ha llegado con toda su solvencia a Madrid para cantar a partir de ma?ana Un ballo in maschera, obra maestra de Verdi, en el Teatro Real.
El t¨ªtulo requiere concentraci¨®n y rigor -pilares b¨¢sicos de la m¨²sica aparcados ¨²ltimamente-. De algo le ha servido su carrera previa como pianista: "Soy, ante todo, m¨²sico. Por eso me ci?o totalmente a las partituras. No me va nada hacer efectos especiales para la galer¨ªa", cuenta. Ni aunque esto suponga seguir la senda que han marcado algunas grandes divas, como Maria Callas. "En algunas cosas modificaba notas para lucirse sin que aportaran mucho musicalmente. Yo no estoy de acuerdo con eso, aunque Callas sea un gran referente en mi carrera. Las faltas al esp¨ªritu de la partitura, la mayor¨ªa de las veces, no son ni justas ni bonitas", comenta.
En esta ¨¦poca en la que se ha sacralizado la especializaci¨®n en los repertorios, Urmana es de esos raros fen¨®menos capacitados para atacar campos variados. "No entiendo bien la especializaci¨®n", dice. Por eso no le resulta traum¨¢tico saltar de Verdi al verismo de Puccini, Ponchieli y Mascagni -la Santuzza de Cavaleria Rusticana ha sido uno de sus grandes papeles-; de Gluck a Strauss y Wagner, su gran amor. "?ltimamente estoy muy entusiasmada con Isolda", afirma. Sin olvidar la Kundry de Parsifal que cantar¨¢ en Valencia.
Sabe que, hoy por hoy, los cantantes son el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil en la ¨®pera. El que m¨¢s se resiente en un panorama dominado por los directores de escena en primer lugar, los responsables de los teatros en segundo, los directores musicales despu¨¦s, agentes luego, discogr¨¢ficas, y, por ¨²ltimo, ellos, los que anta?o fueron oro puro. Tampoco se debe comparar: "Creo que el criterio para reconocer hoy el buen canto no se puede hacer en relaci¨®n con el pasado. El gusto ha cambiado y no podemos s¨®lo fiarnos de los discos".
Lejos quedan aquellos tiempos del divismo, en los que las estrellas dictaban las normas. Ahora, su aportaci¨®n art¨ªstica fundamental no ha cambiado, pero el poder se ha visto reducido. Por eso, Urmana, soprano de referencia hoy en el mundo, utiliza el desparpajo y la claridad para contar su oficio. Pero ante todo para marcar los terrenos. "Ya no hago m¨¢s favores para cantar". Se explica. "Nosotros debemos pensar en nuestro futuro. Los directores de teatro y musicales te piden el favor, porque les viene bien para seg¨²n qu¨¦ repartos, pero no debemos ceder a eso. Cuando por sobreesfuerzos se nos rompa la voz, nadie va a llamarte".
No le gusta o¨ªr cantos de sirena: "El cantante es muy fr¨¢gil, su calidad depende adem¨¢s de caer en manos de buenos m¨²sicos. Hay directores musicales que ralentizan. Cuanto m¨¢s lo hacen, los cantantes est¨¢n m¨¢s acabados. Ahora les ha dado por inventar sus propios tempos. Lo peor es que nadie los aprecia, el p¨²blico no se da cuenta, pero a ti te hacen polvo. Cada vez elijo con m¨¢s cuidado qui¨¦n dirige".
En este caso le toca a Jes¨²s L¨®pez Cobos, que la une en el reparto a Carlos ?lvarez (pese a que no cantar¨¢ en la funci¨®n de estreno por padecer una laringitis) y Marcelo ?lvarez para esta ¨®pera vibrante y de gran tensi¨®n dram¨¢tica. Su personaje, Amelia, vive en mitad de una lucha de poder con baile de m¨¢scaras y asesinato a traici¨®n por medio. "Lo que me gusta de Amelia es que se trata de una persona muy normal, ni reina ni princesa, vive entre dos amores, se equivoca, sufre...".
No es el caso de esta soprano, a la que se adivina extrovertida y un tanto guerrera. Se cuida, sobre todo de corrientes y resfriados. Huye de las aglomeraciones. "Si voy al cine y tosen, me estropean la pel¨ªcula". No es lo ¨²nico que le sulfura. Esa obsesi¨®n por convertir la ¨®pera en un desfile de modelos, tambi¨¦n, seg¨²n ella, que es mujer de talla valquiria. Pasa de largo el metro ochenta. "No es que me guste ver a cantantes muy sobrados de peso, pero comer es necesario para la voz. Comer pasta, carne, prote¨ªnas, de todo. Despu¨¦s de una funci¨®n, cuando est¨¢s hecho polvo, ?por qu¨¦ no te vas a poder tomar un filete?".
La imagen no est¨¢ mal, pero lo que deben primar son las facultades musicales en escena, a?ade Urmana. M¨¢s que las atl¨¦ticas: "Es complicado montar Aidas en minifalda y movi¨¦ndose mucho. Cantar Verdi saltando me parece demasiado dif¨ªcil".
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