El Madrid mejora, Ra¨²l sigue igual

El Madrid pas¨® por Sevilla para constatar su evoluci¨®n. El equipo mejora. Su juego crece. Otras cosas permanecen. Marcelo sigue cometiendo errores de inmadurez. Van Nistelrooy sigue metiendo goles decisivos. El Madrid prospera con luces y sombras. En el lugar m¨¢s sombr¨ªo, librando la batalla contra el tiempo, est¨¢ Ra¨²l. El capit¨¢n ven¨ªa de celebrar con efusi¨®n el sexto y el s¨¦ptimo gol al Sporting, que es un equipo deshecho. Ayer fue otra historia. Ayer en cada gol se libraba algo m¨¢s que una batalla de reafirmaci¨®n personal. Ayer en cada gol se disputaba el campeonato.

El partido fue vibrante y tuvo unas cuantas tramas. De entrada, el Betis sufri¨® un ataque de timidez. Cedi¨® metros y se recogi¨® en la madriguera. El Betis no supera la crisis de personalidad. Juega las primeras partes condicionado por aprehensiones inexplicables y despu¨¦s de los descansos recupera el aliento. El repliegue, si form¨® parte de un plan, fue una mala t¨¢ctica porque no se ajusta ni a la naturaleza de su p¨²blico, ni a las condiciones de sus jugadores. La defensa del Betis es demasiado blanda para meter el cerrojo y sus delanteros son demasiado lentos para aprovechar los espacios.

Diarra se siente m¨¢s importante que nunca, y De la Red es su complemento perfecto

Heinze es el peor rival que puede encontrar una defensa melindrosa

El Madrid agradeci¨® los metros apoder¨¢ndose del bal¨®n. Durante un buen rato, domin¨® el partido con autoridad. Diarra se siente m¨¢s importante que nunca y parece haber encontrado en De la Red al complemento perfecto. Entre los dos pusieron en movimiento a los delanteros y dieron un empuje que puso al Madrid en un escal¨®n superior.

El f¨²tbol es un deporte sencillo y un negocio indescifrable. En el campo, los futbolistas grandes hacen que todo parezca simple. En las oficinas, los intermediarios, los directores deportivos y los presidentes, construyen las plantillas seg¨²n principios m¨¢s o menos aleatorios. De acuerdo con estas directrices, los ejecutivos del Madrid hab¨ªan resuelto situar a De la Red en un anexo a la plantilla, a la cola de Gago, Van der Vaart y Sneijder. Pero como la ley del f¨²tbol se escribe sobre el c¨¦sped, y no sobre los papeles, ayer De la Red fue el mejor del Madrid. Sin su canterano recomprado el equipo de Schuster no habr¨ªa podido imponer su ritmo en la primera parte. Fue una mala hora para el Betis, que se escondi¨® a verlas venir. Lo que pas¨® fue inevitable. Una falta lateral lanzada por Van der Vaart desde la izquierda acab¨® en gol.

Van der Vaart puso el centro con una comba certera. Le dio efecto hacia adentro, perfecto para entrar a poner la cabeza. Eso es lo que hizo Heinze. En las jugadas a bal¨®n parado, el argentino es el peor rival que puede encontrarse una defensa melindrosa. Jos¨¦ Mari ten¨ªa que marcarlo, pero lo hizo sin demasiada convicci¨®n. Heinze salt¨® como un avi¨®n. Su frentazo cambi¨® la trayectoria del bal¨®n, que se fue a la red.

El gol culmin¨® el buen arranque del Madrid, que ha mejorado con los partidos. Ra¨²l sigue igual. Mientras el equipo evidenci¨® que ha crecido, en la primera parte, Ra¨²l ofreci¨® la versi¨®n fatigada de los ¨²ltimos meses. Intent¨® acompa?ar las jugadas, pero le cost¨® mucho trabajo guardarse energ¨ªa para los desmarques. Schuster ha intentado darle minutos para reforzar su amor propio, y con esta decisi¨®n ha ido penalizando a otros delanteros que est¨¢n mejor. El mi¨¦rcoles Van Nistelrooy fue al banquillo. Ayer, el que calent¨® el asiento fue Higua¨ªn. El entrenador se ha arriesgado prescindiendo de los que est¨¢n mejor. Antepone la pol¨ªtica de vestuario a la l¨®gica deportiva. Cuida la moral de la tropa antes que el juego.

La baja forma de Ra¨²l habr¨ªa sido una an¨¦cdota si el Betis hubiera jugado la segunda parte como la primera. El Madrid parec¨ªa destinado a resolver el partido sin inconvenientes, pero el Betis sali¨® del vestuario libre de inhibiciones. No permiti¨® que el Madrid recobrase el mando y lo someti¨® a una prueba de temple. Si el Betis hubiera contado con un punta de m¨¢s jerarqu¨ªa que Eman¨¢, habr¨ªa podido hacer m¨¢s da?o. Al final, la cadena se rompi¨® por el eslab¨®n habitual: Marcelo. El lateral repiti¨® otra noche horrible en Sevilla. Le hizo penalti a Dami¨¢, puso a Casillas frente a Sergio Garc¨ªa y oblig¨® al Madrid a remontar con diez.

Schuster sigui¨® arriesgando. Primero quit¨® a Ra¨²l para poner a Torres y cerrar con cuatro atr¨¢s. Fue una medida razonable. Pero despu¨¦s reforz¨® el medio reemplazando a De la Red por Javi Garc¨ªa. El segundo cambio pareci¨® destinado a dejar las cosas como estaban. En empate. El Madrid no volvi¨® a tener la manija del partido. No le hizo falta porque Van Nistelrooy no necesita que su equipo tenga la iniciativa. Le basta con un bal¨®n cerca del ¨¢rea para mandarlo a la caja. Y a cobrar.