Consideraciones a un arzobispo
El presidente de la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE) y arzobispo de Madrid, Su Eminencia el cardenal Antonio Mar¨ªa Rouco, y algunos de sus colegas en el Colegio Cardenalicio se han referido en diversas ocasiones a la Iglesia perseguida, como si ¨¦sa fuera la situaci¨®n que se viviera en nuestro pa¨ªs. La aparici¨®n con sus vestiduras talares de los obispos en manifestaciones callejeras ha sido frecuente en la anterior legislatura y ya se anuncian nuevas convocatorias en relaci¨®n a distintas medidas legislativas en vigor, como la asignatura de "Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa", o de proyectos que modificar¨ªan la actual regulaci¨®n sobre el aborto. Pero esa etiqueta de "Iglesia perseguida" se compadece mal, por ejemplo, con la consideraci¨®n de General de Divisi¨®n que se ha concedido al excelent¨ªsimo y reverend¨ªsimo se?or don Juan del R¨ªo Mart¨ªn, Arzobispo Castrense de Espa?a, sobre la que m¨¢s adelante volveremos.
Con Zapatero, "la Conferencia Episcopal ha alcanzado sus ¨²ltimos objetivos econ¨®micos"
Entre tanto, el Gobierno socialista del abominado Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero ha sido muy diligente colmando las aspiraciones de la CEE en el plano de la financiaci¨®n al elevar del 0,5 al 0,7 el porcentaje de la cuota l¨ªquida a ingresar del Impuesto de la Renta de las Personas F¨ªsicas (IRPF) que los contribuyentes pueden asignar a la Iglesia, sin que suponga recargo alguno para quienes as¨ª lo decidan. La cuesti¨®n es que si bien las encuestas del CIS registraban en 2007 que un 78% de los espa?oles se declaraban cat¨®licos, a la hora de marcar con una cruz la casilla que destina fondos a la Iglesia s¨®lo lo hac¨ªan una tercera parte de los mismos.
Como reconoc¨ªa el responsable de asuntos financieros de la Conferencia Episcopal y decano de la Facultad de Econom¨ªa, profesor Fernando Jim¨¦nez Barriocanal, bajo los Gobiernos de Aznar todo eran cortes¨ªas verbales pero el avance real en el plano de los dineros era ninguno, mientras que ahora con el presidente Zapatero "la CEE ha alcanzado sus ¨²ltimos objetivos econ¨®micos". Adem¨¢s, tan relevantes logros se han obtenido sin dejarse pelos en la gatera. Es decir, sin reducir los niveles de agresi¨®n practicados desde la bendita emisora episcopal, a cuya antolog¨ªa de insultos hizo referencia en estas p¨¢ginas del diario EL PA?S el profesor Joaqu¨ªn Roy (v¨¦ase columna titulada Entre un gilipollas y una negra resentida publicada en la edici¨®n del pasado 4 de septiembre). La siembra del odio y del antagonismo entre espa?oles sigue siendo la labor apost¨®lica m¨¢s destacada de la Cadena con los frutos magn¨ªficos que ya se empiezan a recoger.
Enseguida nos entregaremos a preparar con el debido celo, sin cicater¨ªa alguna, la venida de Su Santidad el Papa Benedicto XVI a Espa?a para presidir un gran encuentro anunciado y es seguro que las autoridades y los fondos del erario p¨²blico cooperar¨¢n de modo decidido a su mayor esplendor. Otra cosa es que las palabras que nos reserve el Sumo Pont¨ªfice tengan poco que ver con las pronunciadas en su reciente visita a Francia donde ha tratado del laicismo positivo, un esquema que nosotros por nuestra inmadurez tenemos fuera de alcance. De Espa?a la Sede Apost¨®lica quiere otra cosa bien distinta y mientras tanto los obispos nativos seguir¨¢n inflamados en la defensa de sus ventajas hist¨®ricas. Como escribi¨® Cyril Connolly (v¨¦ase Obra selecta. Editorial Lumen, Barcelona 2005) "la Iglesia, cuando ha sido lo bastante fuerte para hacerlo, ha traicionado sus principios espirituales".
Recordemos que en los tanteos preelectorales de 2007 se escucharon algunas bravatas socialistas sin sentido a prop¨®sito, por ejemplo, del proyecto de suprimir los funerales de Estado, que fueron desmentidas por quienes eran mayores en edad, saber y gobierno. Pero sucede que un repaso exhaustivo al Derecho Eclesi¨¢stico del Estado permite comprobar que esa figura de "funerales de Estado" no existe en el ¨¢mbito legal. Fue uno de esos in¨²tiles combates fantasmales emprendidos mientras se dejan pasar ocasiones preciosas para que las cosas queden en su sitio. As¨ª se habl¨® tambi¨¦n de la reforma de la Ley de Libertad Religiosa, con un texto impecable, mientras se garantizaba la intangibilidad de los Acuerdos entre el Estado Espa?ol y la Santa Sede de 4 de diciembre de 1979, negociados antes de la Constituci¨®n como por todas partes se hace notar, que est¨¢n reclamando con urgencia nueva redacci¨®n.
Volvamos a la consideraci¨®n de General de Divisi¨®n concedida al Vicario General Castrense de Espa?a y observemos que el Acuerdo sobre Asistencia Religiosa en las Fuerzas Armadas en ninguno de sus siete Cap¨ªtulos ni de sus dos Anexos menciona que deba concederse esa consideraci¨®n de General de Divisi¨®n al arzobispo titular del citado Vicariato. Si se tratara tan s¨®lo de se?alar una equiparaci¨®n retributiva deber¨ªa hacerse de otro modo para evitar confusiones fuera de lugar. El Gobierno ha renunciado otra vez a las tareas para las que es competente. ?Por qu¨¦?
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