Paracaidistas
Durante el desembarco de Normand¨ªa, en 1944, los brit¨¢nicos lanzaron cientos de paracaidistas. Lo hicieron como se?uelo. ?En las playas en que se iba a verificar el ataque? No. Los arrojaron en localidades apartadas. Era, como digo, una maniobra de despiste, una manera de debilitar las defensas del contrario. Con dicha operaci¨®n b¨¦lica, el ej¨¦rcito brit¨¢nico obligaba al enemigo a dispersar sus fuerzas. O peor a¨²n: a reunirlas en lugares equivocados. Conforme descend¨ªan esos paracaidistas, la crepitaci¨®n de las ametralladoras brit¨¢nicas ensordec¨ªa a los enemigos. Detonaciones de obuses y un griter¨ªo atronador agigantaban su efecto. Maldiciones proferidas por los soldados, ¨®rdenes dictadas por los oficiales, etc¨¦tera: todo contribu¨ªa a despistar, a confundir. En esas circunstancias era dif¨ªcil avistar bien, y el soldado no ve¨ªa m¨¢s que polvo, no escuchaba m¨¢s que ruido. Procuraba ponerse a salvo respondiendo al asalto, pero la respuesta era ciega.
Tengo la impresi¨®n de que el Gobierno auton¨®mico nos ha tomado por enemigos a los que aturdir para mejor derribarnos. No me refiero s¨®lo a sus contendientes pol¨ªticos. Me refiero a toda la ciudadan¨ªa. Es evidente que los socialistas andan algo despistados desde hace tiempo, disparando a ciegas, quiz¨¢. Pero no es menos cierto que resulta dif¨ªcil responder con precisi¨®n a tantos fuegos de artificio que impresionan a la poblaci¨®n civil. La verdad es que resulta complicado contraatacar con tanta crepitaci¨®n. Desde luego, tras su congreso, los socialistas valencianos deben averiguar exactamente cu¨¢l es el frente, d¨®nde est¨¢ el campo de batalla, c¨®mo evitar los obuses del contrario. Esta operaci¨®n es ardua porque los adversarios no se contentan con atacar. Ya sabemos que prefieren despistar lanzando se?uelos que confundan. Organizando eventos y soltando lastre verbal.
Por ejemplo, d¨ªas antes de celebrarse el congreso socialista, Francisco Camps dec¨ªa: "Yo pido a los socialistas que en su congreso crucen el Rubic¨®n, se hagan valencianistas y defiendan los intereses de nuestra tierra". El Rubic¨®n, el c¨¦lebre r¨ªo que cruzara Julio C¨¦sar. Seg¨²n la glosa que pudimos leer en este peri¨®dico, para Camps, cruzar el r¨ªo es una met¨¢fora que significa que uno se compromete "a continuar reclamando al Gobierno central lo que es justo". Lo que es justo: nada menos. Palabras de Camps. O palabras de Ricardo Costa. D¨ªas atr¨¢s, el secretario general del PP de la Comunidad Valenciana invitaba a cruzar una delgada l¨ªnea: que el nuevo dirigente socialista fuera "de la mano de la Generalitat, aunque eso signifique estar con el PP". ?Ustedes creen? Vamos, que invitaba a los socialistas a hacer como el griego Arqu¨ªloco: a arrojar el escudo abandonando la batalla. Lo que en el griego fue un acto sublime, el gesto heroico de quien se apea dejando de guerrear, en Costa o en Camps es una invitaci¨®n a la simple retirada: que el enemigo se rinda ya uni¨¦ndose al contrario.
No hace falta que yo avise a los socialistas de los ardides de la guerra metaf¨®rica. Camps es especialista en lanzar paracaidistas falsos. Porque se me hab¨ªa olvidado decirlo: los paracaidistas de 1944 no eran personas; eran maniqu¨ªes con amplificadores de sonido, con dispositivos que simulaban ruido. Como ahora. Pero, ahora, las cosas no dependen de un pelot¨®n de soldados que salve la civilizaci¨®n frente al mal: ahora dependen de la poblaci¨®n civil. Ya veremos.
http://justoserna.wordpress.com
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