Renovaci¨®n generacional
A poco que se evoquen los ¨²ltimos tres o cuatro lustros del PSPV resulta evidente que su historia ha girado en torno al prop¨®sito renovador enarbolado como bandera en los sucesivos congresos. A tenor de las intenciones o esl¨®ganes, se dir¨ªa que el partido no ha cesado de renovarse y, en realidad, si se repasan las hemerotecas contrista comprobar cu¨¢ntos rostros y nombres un d¨ªa relumbrantes han sido amortizados, en ocasiones con alg¨²n estruendo, aunque las m¨¢s de las veces han hecho mutis discretamente. Eso s¨ª, ciertos individuos han permanecido como referentes troncales o lapas del colectivo, e incluso como semillero de conflictos, acaso porque no han podido superar el vicio de la pol¨ªtica o no ten¨ªan donde refugiarse, como esos presos que prefieren la dudosa calidez del chabolo a la intemperie de la libertad.
Pero en realidad, como es sabido, la propendida renovaci¨®n socialista no ha deparado otra cosa hasta ahora que continuadas frustraciones asumidas con resignaci¨®n, aflicci¨®n o indolencia por la sufrida militancia, y en las que no vamos a demorarnos para no abonar el masoquismo en el que se ha acomodado la vieja guardia del partido, que daba la impresi¨®n de constituir el partido entero. Falsa impresi¨®n, por fortuna, como se ha constatado en el reciente congreso celebrado los ¨²ltimos d¨ªas del mes pasado. Y no solo por la cantidad de candidatos a liderar el PSPV y acabar su prolongada traves¨ªa del desierto, sino por el relevo generacional que realmente se ha producido. Este partido no es para viejos, han venido a predicar en sinton¨ªa con el ins¨®lito Cormac McCarthy, y sobre todo lo ha proclamado quien ha terminado por imponerse como posible l¨ªder, el treinta?ero Jorge Alarte.
Del joven dirigente s¨®lo nos consta de manera indubitada su condici¨®n de alcalde imbatible en su municipio de Alaqu¨¤s, su ambici¨®n, intrepidez y voceada voluntad de cambio indefinido. Un hatillo de cualidades notable, pero que habr¨¢ de nutrirse con otros m¨¦ritos y sobre todo propuestas concretas si ciertamente aspira a sesgar la penosa y m¨¢s reciente trayectoria del partido, ganar la calle -como tiene declarado- y doblegar a la derecha gobernante. Una tarea ingente que ha de empezar por convencer a la otra mitad de sus cofrades, los que no le votaron, y restaurar el respeto y alguna dosis de temor por parte del PPCV, tan proclive durante estos a?os a tratar con aflictiva displicencia o mera condescendencia a su devaluado antagonista, el PSPV.
En este momento cuenta el aludido l¨ªder con el beneficio de una tregua por parte de sus cr¨ªticos -que no se circunscriben al frente conservador- y que presuntamente ha de aprovechar para afinar y afilar su oratoria en la escuela de dirigentes de su partido -?qu¨¦ cosas!-, engrasar el equipo humano con que se ha dotado y asentar sus propios criterios acerca de los asuntos p¨²blicos que urgen a fin de demostrar con todo ello que era el candidato id¨®neo, o en todo caso adecuado, para desarrollar un proyecto pol¨ªtico que redima al socialismo valenciano y no simplemente el aspirante que por azar ha patrocinado Madrid. O lo que ser¨ªa peor: una v¨ªctima de su propia vanidad que ¨²nicamente ha venido a prolongar la interminable agon¨ªa socialista que por estos pagos comenz¨®, como dec¨ªamos, hace casi tres lustros. Que le vaya bonito sin pervertir la vocaci¨®n de izquierda que otrora le calific¨® y que no se demore en la espera.
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