PSPV: nueva y vieja pol¨ªtica
No ya los cien d¨ªas de cortes¨ªa, ni una semana de tregua ha tenido el nuevo secretario general de PSPV, Jorge Alarte. De inmediato han descargado sobre ¨¦l cr¨ªticas de una dureza acorde con el nivel del ensa?amiento imperante entre los progresistas valencianos. Siendo algunos de los cr¨ªticos parte del magma de intereses que ha llevado al PSPV donde est¨¢, no sorprende esa actitud, ni tampoco su intento de transformar la defensa de las posiciones (salariales) alcanzadas por quienes han controlado el PSPV en un desaf¨ªo de gran calado frente a Madrid, o en una lecci¨®n de dignidad la falta absoluta de coherencia de quien ni siquiera tuvo apoyos para llegar a ser candidato. S¨ª sorprende un poco m¨¢s la repetici¨®n de unos mismos argumentos, con gran control de una bien improvisada coreograf¨ªa que podr¨ªa rememorar el refr¨¢n valenciano que recogiera en 1736 Carles Ros en su Tractat de Adagis: "Ovelles bobes, on va una van totes".
Son muchas las carencias del proyecto que aglutina el ganador del XI Congreso del PSPV. De lo que no estoy tan segura es de que las m¨¢s importantes sean las que se reiteran: dependencia de Ferraz, falta de proyecto y una ejecutiva articulada desde el pago de favores a quienes le han apoyado. Es, por supuesto, una forma leg¨ªtima de valorar la situaci¨®n. Y alg¨²n acto de entrega de avales de quien luego ha sido incorporado a la ejecutiva es un magn¨ªfico ejemplo de la vieja pol¨ªtica que debiera superar de una vez. Pero no es, desde luego, la forma que mejor permite integrar la situaci¨®n actual del PSPV en su nada brillante trayectoria, interna y externa, durante, al menos, los ¨²ltimos 12 a?os.
Porque lo que parece ignorarse es que la elecci¨®n de un secretario general se hace entre los candidatos en liza. No frente a contrincantes imaginarios perfectos pero inexistentes. Y los m¨¦ritos acumulados por la candidatura derrotada en el XI Congreso no parece que fueran superiores. No lo eran en ideas, a no ser que se pretenda convertir el vago "t¨² xiquet, sempre de esquerres", en la aportaci¨®n valenciana al pensamiento socialista. Y, menos todav¨ªa, lo eran en los apoyos previos. Sin duda porque tras m¨¢s de una d¨¦cada de derrotas los m¨¦ritos a aportar, por unos y por otros, son m¨¢s bien escasos. Pero tambi¨¦n porque los destacados con v¨ªdeos en la p¨¢gina web de Ximo Puig eran, en su mayor¨ªa, una lista de cargos p¨²blicos que, cualquiera que sea su val¨ªa, han demostrado reiteradamente su incapacidad para conseguir el apoyo de los ciudadanos.
Alarte y su equipo tienen todo por demostrar. Tal vez no consiga articular una nueva pol¨ªtica en el PSPV. Como muchos, espero que esto no ocurra, pero cuenta con escasos mimbres para hacer el cesto. En el interior de la organizaci¨®n, tiene un grupo parlamentario que en su gran mayor¨ªa es fiel representaci¨®n de la vieja pol¨ªtica, est¨¢ pol¨ªticamente m¨¢s que amortizado y ha apoyado con decisi¨®n a su contrincante. Y en su conjunto, el socialismo que lidera es un p¨¢ramo para plantear la tarea de comprender c¨®mo es la sociedad valenciana de comienzos del siglo XXI, paso previo para poder transformarla. De cara al conjunto de la sociedad, Alarte tiene todos los puentes por tender con los que fueron en su tiempo los aliados intelectuales del socialismo, como la universidad o el mundo de la cultura. Y parece faltarle todo para articular un proyecto propio, no mero dictado de Ferraz, con el que ilusionar al sector social imprescindible para triunfar electoralmente porque un proyecto para el Pa¨ªs Valenciano no es el sumatorio de los proyectos para sus municipios. En s¨ªntesis, su reto es enorme, porque como escribiera el hoy ignorado Carlos Marx, en el 18 Brumario: "Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidos por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado". Y el presente del PSPV, resultado directo de su pasado, no es un c¨®modo legado.
Pero a¨²n as¨ª, en estas semanas pasadas, el nuevo secretario general s¨ª ha esbozado algunos comentarios que, de convertirse en ejes de su actuaci¨®n, podr¨ªan implicar el inicio de una nueva pol¨ªtica. Como que el cambio -nueva palabra talism¨¢n con grave riesgo de acabar no significando nada- no es negociable. O que no es m¨¢s de izquierdas quien m¨¢s lo repite, sino el que articula pol¨ªticas que favorecen a quienes menos tienen. O ha tenido la valent¨ªa de referirse a la situaci¨®n interna del PSPV como la destituci¨®n de Viciano de D¨¦nia, sin necesidad de mencionar el uso dado a determinadas embarcaciones. Son s¨®lo rasgos cuya relevancia no es hoy posible valorar. Sobre todo porque van acompa?ados de otros bastante inquietantes, como el deseo de contar con todos. Tal vez no debiera ignorar que, como tambi¨¦n recog¨ªa Carles Ros hace ya m¨¢s de 200 a?os, "qui recull al vandol¨¨r, dins de poc temps no t¨¦ graner". Pero, en todo caso, hay algo m¨¢s de lo que hab¨ªa. Y como hab¨ªa tan poco y tan arcaico, lo que tenemos ahora es mucho. Al menos tenemos una esperanza.
Teresa Carnero Arbat es catedr¨¢tica de Historia Contempor¨¢nea de la Universitat de Val¨¨ncia y militante del PSPV.
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