Carcoma de la pol¨ªtica
El transfuguismo pol¨ªtico en el estamento municipal y por estos pagos ni siquiera es ya materia de inter¨¦s medi¨¢tico, pues se ha convertido en mero y aun predecible tr¨¢mite en seg¨²n qu¨¦ ayuntamientos. Ha de ser muy sonado el esc¨¢ndalo para que la noticia aguante un par de d¨ªas en candelero y suscite alguna reflexi¨®n, sobre todo en tiempos tan agitados como estos. Atribulados como estamos por el desmoronamiento de las econom¨ªas opulentas y con el miedo metido en el cuerpo debido a la precariedad del empleo o de la pensi¨®n, ?c¨®mo hemos de reparar en las traiciones de unos concejales que especulan para su personal conveniencia con unos poderes y siglas que no son suyas, sino del partido que les ampara y de los electores que les votaron? M¨¢s o menos como acontece con los banqueros que estafan a sus clientes.
Sin embargo, creemos que s¨ª hay que reparar en ello y no relegar este lamentable fen¨®meno al ¨¢mbito de las trivialidades y aun fatalidades que conlleva la vida p¨²blica. No son una cosa ni habr¨ªamos de resignarnos a que sean la otra, pues baste recordar que fue la venalidad de una concejala socialista de Benidorm, la inolvidable Maruja S¨¢nchez, la que otorg¨® esa alcald¨ªa al PP en 1991 y en gran manera habilit¨® a ese alcalde, Eduardo Zaplana, y a su partido para conquistar despu¨¦s la Generalitat. Que el PSPV la hubiera perdido asimismo por su mala cabeza no empece la decisiva contribuci¨®n de la mentada y famosa tr¨¢nsfuga que, por cierto, aun sigue pasando factura a los conservadores, tan pr¨®digos con los dineros p¨²blicos para tapar estas verg¨¹enzas como reacios a la coherencia ¨¦tica que predican.
No es una trivialidad, dec¨ªamos, aunque a la larga n¨®mina de casos y ediles felones hayamos de sumar esta misma semana dos nuevos y sonados episodios, cuales son los de Calp, con la actuaci¨®n estelar del nacionalista del BLOC, Ximo Tur, -tu quoque, Ximo?-, aliado con el PP contra el PSPV, y Pobla de Farnals, donde el alcalde y partido popular ser¨¢ apartado del gobierno municipal por la confabulaci¨®n de dos de sus compa?eros y seis socialistas. Unos revoltillos de siglas que, como en muchos trances parecidos, pueden explicarse por circunstancias estrictamente locales y a menudo personales -abusos de poder, desdenes, venganzas, intereses y etc¨¦tera-, pero que en modo alguno justifican el enga?o al electorado y el descr¨¦dito con el que los concejales tr¨¢nsfugas ti?en la pol¨ªtica, para la que se han convertido en carcoma.
No ser¨ªa justo pensar que el gremio concejil se nutre de lo peor de cada casa cuando lo razonable es considerar que constituye un componente m¨¢s de esta sociedad, con el grado de mediocridad que como tal le concierne, pero agravado por la contaminaci¨®n inmobiliaria que ha echado a perder tantos paisajes y conciencias, y acaso tambi¨¦n porque en la gesti¨®n municipal se ha recluido mucha gente presta a vivir de la pol¨ªtica y no pare ella, como distingu¨ªa el ex presidente Felipe Gonz¨¢lez. Es muy probable que esta crisis urban¨ªstica -que algo positivo habr¨ªa de tener- aten¨²e tal rond¨® de alianzas contra natura y de mociones de censura, pero ello no eximir¨ªa a los partidos pol¨ªticos de proceder con m¨¢s rigor contra esta degradaci¨®n que afecta a todos casi por igual. Mientras tanto habremos de confiar en que los venales sean reos de la opini¨®n p¨²blica y del veredicto vecinal, lo que puede ser mucho confiar habida cuenta de la desmovilizaci¨®n c¨ªvica que padecemos.
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