El PNV teme el alejamiento 'euskaltzale'
Los nacionalistas reaccionan con irritaci¨®n a la acogida al manifiesto socialista
La dura respuesta que ha dado el PNV a la presentaci¨®n por los socialistas el pasado d¨ªa 2, con su l¨ªder y candidato a lehendakari Patxi L¨®pez a la cabeza, de un manifiesto en el que propone un nuevo pacto sobre el euskera ha puesto de manifiesto el nerviosismo suscitado en sus filas por esa irrupci¨®n de sus principales rivales en un terreno hasta ahora acotado al nacionalismo y en parte subarrendado al radicalismo abertzale. "?Alguien habr¨ªa preguntado si el acto de Miramar era electoralista o sincero de haberlo realizado el PNV? Mal vamos si no partimos de que todo el mundo tiene la misma legitimidad", advierte el ex consejero de Cultura peneuvista Joseba Arregi.
La herida que siente abierta el PNV no parece producida tanto por el contenido del manifiesto, no tan alejado, con matices, del actual discurso del responsable de pol¨ªtica lingu¨ªstica del Gobierno, el viceconsejero Patxi Baztarrika, como por la respuesta positiva que obtuvo la invitaci¨®n desde el mundo euskaltzale.
Arregi: "?Alguien habr¨ªa preguntado si el acto era sincero de haberlo realizado el PNV?"
Varios 'euskaltzales' consideran que la novedad es el mero hecho del acto en s¨ª
El tiempo y los datos han desmentido la profec¨ªa del ex presidente del PNV Xabier Arzalluz de que con el euskera circular¨ªan parejas las ideas nacionalistas, atribuyendo a ello el desinter¨¦s de los socialistas. No ha sido as¨ª. El euskera no ha hecho m¨¢s nacionalistas, del mismo modo que no los ha hecho la propia autonom¨ªa y todo lo derivado de ella. Los datos electorales as¨ª lo atestiguan.
Para el escritor Felipe Juaristi, quien ley¨® el manifiesto presentado por el PSE junto a la profesora de la UPV Lurdes Auzmendi, la clave est¨¢ en el enorme cambio operado en la sociedad. "El euskera ya no se muere. Se estudia, se aprende y se usa, como otros idiomas. Las personas no adquieren una ideolog¨ªa con el euskera; adquieren s¨®lo una lengua. Eso produce temor en quienes lo han usado como bandera propia y ven que la van a perder, porque, como otros elementos simb¨®licos, es ya patrimonio de todos".
De ah¨ª que algunos analicen como err¨®nea la reacci¨®n del PNV. "El PNV se ha equivocado en su respuesta. Deber¨ªa haber dado la bienvenida al PSE por coger al fin ese toro por los cuernos y pasarle la pelota de demostrar si es marketing electoral o algo profundo", valora un ex parlamentario y euskaltzale de sensibilidad nacionalista, actualmente alejado de la pol¨ªtica.
Mario Onaindia dec¨ªa en 2002, hablando de la capitalizaci¨®n por el nacionalismo del euskera: "La raz¨®n que tenemos los no nacionalistas para no desertar de la naci¨®n ni de la lengua es que nos pertenecen igualmente a nosotros. Los no nacionalistas debemos pasar de la pura disidencia a la defensa de un modelo alternativo: integrador, basado en la libertad y no en el gregarismo nacionalista". Parece que ha llegado el momento."Euskera en libertad" es precisamente el t¨ªtulo del manifiesto le¨ªdo ante una amplia y plural representaci¨®n del mundo euskaltzale, cuya respuesta sorprendi¨® a los propios organizadores, preparados inicialmente para algo "mucho m¨¢s humilde", en palabras de uno de ellos, y que fue desbordando sus propias expectativas.
La reacci¨®n del PNV ha sido la de negarles legitimidad y credibilidad, y anunciar una bater¨ªa de mociones en los ayuntamientos que gobiernan los socialistas en la Margen Izquierda.
"Un ataque de celos", han respondido los socialistas, causado por la percepci¨®n de que esas meras presencias otorgan m¨¢s verosimilitud a las posibilidades de que el PSE bata al PNV en las auton¨®micas de marzo.
En las filas del PSE y del mundo euskaltzale en el que se ha preparado el manifiesto se niega por activa y por pasiva que se trate de una estrategia electoral.
"Lo de Miramar es m¨¢s que un acto. Es un empe?o de [Jes¨²s] Eguiguren y de L¨®pez, para nada improvisado, de generar un discurso euskaltzale no nacionalista que sea la base filos¨®fica de una actuaci¨®n posterior, en el Gobierno o en la oposici¨®n, en pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica y cultural. Y de dar un cauce a toda una sensibilidad no nacionalista que existe en mucha gente del mundo euskaldun", explica el escritor Ivan Igartua, uno de la treintena de personas que han trabajado en el manifiesto.
Se trata, s¨ª, de un modelo distinto al actual, pero que garantiza todos los recursos que se dedican al euskera y se adelanta con ello a calmar a un mundo que podr¨ªa ser sensible a un discurso atemorizador del nacionalismo en ese sentido. Con ¨¦l se da el salto de los euskaltzales no nacionalistas y el propio PSE de las posiciones de resistencia o cr¨ªtica a los excesos "a una pol¨ªtica propositiva positiva y definida".
La acusaci¨®n de patrimonializaci¨®n y de dejaci¨®n se intercambia seg¨²n el color pol¨ªtico del interlocutor.
"Lo que ellos llaman patrimonializaci¨®n s¨®lo se debe a su ausencia.", dice quien fue secretaria de Pol¨ªtica Ling¨¹¨ªstica y consejera de Cultura entre 1985 y 2001, la peneuvista Mari Carmen Garmendia. Garmendia reclama el reconocimiento de que "ha habido una trayectoria de mayor compromiso en el nacionalismo y que otros, por las razones que sean, han estado m¨¢s alejados".
"Las razones que sean" las explica Arregi. "No se puede decir el euskera es de todos, pero s¨®lo si todos ven¨ªs a mis posiciones". Arregi, un convencido de que el Pacto de Lizarra se fragu¨® primero en el mundo del euskera, aduce que "uno se ausenta cuando se le hace la vida imposible, cuando para estar hay que tener muchas tragaderas. Yo mismo he sentido que me arrebataban el euskera de mi madre", indica. Lo inadmisible, a juicio de Lurdes Auzmendi, es que "hay unos a quienes se les da todo por supuesto, aunque no hablen una palabra de euskera, y otros que tienen que estar siempre demostr¨¢ndolo todo y a quienes todo se les cuestiona, aunque sean euskaltzales, por el hecho de no ser nacionalistas".
El manifiesto en s¨ª, se?ala el ex parlamentario citado, con el que coincide en parte y discrepa en otras, no contiene cosas que no hayan dicho en el pasado dirigentes socialistas como Ram¨®n J¨¢uregui, Eguiguren o el propio Mario Onaindia, dice. La novedad est¨¢, prosigue, en el mero hecho de realizar el acto y, sobre todo, en que acudan personalidades tan relevantes del mundo del euskera, que han considerado mejor para las entidades que representan -entre ellas Euskaltzaindia o el Instituto Navarro del Vascuence- estar que no estar.
Nada que ver, rememora, con los tiempos del desprecio con que el dirigente socialista Ricardo Garc¨ªa Damborenea ignoraba ostentosamente los auriculares de la traducci¨®n, como modo de indicar que lo dicho en euskera carec¨ªa para ¨¦l de inter¨¦s por el mero hecho de ser expresado en ese idioma.
"Ni giro, ni invento, ni repetici¨®n"
"Para nada se trata de un giro ni de que acabemos de inventarnos nuestro amor al euskera, ni mucho menos de que admitamos que hasta ahora no lo hemos apoyado. Los ayuntamientos en los que gobernamos re¨²nen al menos al 50% de la poblaci¨®n euskaldun de la comunidad aut¨®noma", afirma con rotundidad el presidente del PSE, Jes¨²s Eguiguren.
El socialismo ha estado presente desde el Gobierno en todos los hitos normativos sobre los que se ha construido la recuperaci¨®n del euskera, su incorporaci¨®n a la ense?anza, a la funci¨®n p¨²blica o a los medios de comunicaci¨®n. La ley de Normalizaci¨®n y Uso del Euskera, que nadie quiere tocar, se hizo con su consenso. Lo mismo cabe decir del protagonismo de sus consejeros de Educaci¨®n, Jos¨¦ Ram¨®n Recalde y Fernando Buesa, autores del proceso de confluencia de las ikastolas a las dos redes, privada y p¨²blica, de la ense?anza, que trajo consigo la publificaci¨®n de muchas de ellas o del pacto escolar sobre los modelos ling¨¹¨ªsticos, todo hecho en coalici¨®n con el PNV. "Cost¨®, hubo discusi¨®n, pero todo se logr¨® con consenso", dice Mari Carmen Garmendia, ex consejera de Cultura peneuvista.
Egiguren niega tambi¨¦n que se est¨¦ ante la repetici¨®n de intentos frustrados del pasado, basados en la teorizaci¨®n del postnacionalismo que hicieron en los 90 Ram¨®n J¨¢uregui y Mario Onaindia, a la que las urnas no respondieron entonces. Onaindia lleg¨® a hacer de valedor ante el entonces consejero de Cultura, Joseba Arregi, del proyecto de Egunkaria y la coordinadora AEK. Arregi se congratula de haberse negado. "Lo par¨¦, y acertadamente. No pod¨ªa pagarse con dinero p¨²blico algo controlado por el radicalismo abertzale de los de siempre", afirma.
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