Honor¨¦ Daumier, s¨¢tira salvaje
Primera gran retrospectiva en Espa?a del maestro franc¨¦s de la caricatura
Hay cosas que, por desgracia, nunca dejan de estar de actualidad. Como los ricachones con la tripa a punto de reventar de tanto chupar de los dem¨¢s. O los abogados que lanzan falsos alegatos sin perder de vista su cartera. Honor¨¦ Daumier (Marsella, 1808-Valmondois, Francia, 1879) dedic¨® toda su vida a desenmascarar a los mentirosos, a los hip¨®critas, a los picapleitos y a los politicastros. Y les aplic¨® una s¨¢tira salvaje que ha acabado por cobrar furiosa vigencia.
Coincidiendo con el bicentenario de su nacimiento, la Ciudad Financiera del Banco Santander (www.fundacionbancosantander.com), en Boadilla del Monte (Madrid) ofrece a partir del pr¨®ximo martes la primera gran restrospectiva que se dedica a su figura en Espa?a. Un conjunto de m¨¢s de 120 obras (¨®leos, dibujos y litograf¨ªas in¨¦ditas) procedentes de la colecci¨®n del museo Armand Hammer de Los ?ngeles. Y si se piensa, no deja de ser una paradoja que siglo y medio despu¨¦s, Daumier visite de nuevo a los banqueros.
Jueces, diputados, periodistas... y banqueros: nadie escapa a su l¨¢piz
Considerado por algunos como un artista equiparable a Goya, Rembrandt o Rubens, es para todos una de las m¨¢ximas figuras del realismo franc¨¦s, as¨ª como un pionero en el uso de las vi?etas en prensa como arma para hacer tambalearse al poder. Con m¨¢s de 4.000 estampas litogr¨¢ficas realizadas, su trabajo se public¨® en semanarios y diarios franceses entre 1831 y 1871.
Gloria Moure, comisaria de la exposici¨®n, ha recurrido a bloques tem¨¢ticos para mostrar las muchas vertientes y temas tocados por Daumier a lo largo de su trayectoria art¨ªstica: la ense?anza, los abogados, los pol¨ªticos, los grandes personajes de la banca... En los 3.000 metros cuadrados de estas salas deslumbran con la m¨¢xima frescura imaginable las s¨¢tiras sociales y pol¨ªticas de este artista ensalzado y admirado por grandes de la cultura como Delacroix, Baudelaire, Balzac, Corot o Degas. Las pinturas, en las que se refugi¨® durante sus periodos de paro forzoso y de encarcelamiento (seis meses despu¨¦s de publicar Gargant¨²a, que ilustra esta p¨¢gina), abunda en los mismos temas que en sus dibujos. Moure destaca el tratamiento moderno, impresionista la mayor parte de las veces, en todos sus trabajos.
Ninguna de sus caricaturas corresponden a personajes reales. Todos los rostros son inventados. Daumier jam¨¢s hace retratos. Cuando uno le gusta, lo repite hasta la saciedad. As¨ª le ocurre con los Cara de pera en que transforma a muchos pol¨ªticos y gobernantes franceses del momento.
En el bloque de los temas pol¨ªticos, destacan los que tratan de la historia europea, con especial atenci¨®n a Francia. Uno de sus personajes m¨¢s caricaturizados es el rey Luis Felipe de Orleans, del que hizo la grotesca representaci¨®n de Gargant¨²a. Un atrevimiento, plasmado en las p¨¢ginas del peri¨®dico sat¨ªrico Le Charivari, que le supuso una condena a seis meses de prisi¨®n.
El mundo de la judicatura le inspir¨® siempre. Jueces y abogados aparecen, muchas veces, como payasos o comediantes que hacen bromas entre s¨ª sobre el pobre defendido de turno. Especialmente memorable es la vi?eta en la que un pomposo y estirado picapleitos comenta a su encogido y humilde defendido: "Hab¨¦is perdido el caso, es verdad... pero seguro que hab¨¦is disfrutado la defensa que os he hecho".
Los pol¨ªticos aparecen muchas veces como marionetas movidas por otros poderes. O, con suerte, payasos vanidosos ensayando ante el espejo la frase que van a pronunciar ante las masas. De hecho, uno de los trabajos m¨¢s sorprendentes es el dedicado a la C¨¢mara legislativa o Parlamento. Daumier agrupa las cabezas de los pol¨ªticos en ramillete de dos o tres, d¨¢ndoles un aspecto truculento de monstruosas alima?as a punto de repartirse un bot¨ªn.
La Rep¨²blica y las guerras de intereses libradas en su nombre le inspiran tanto como la idea de Europa. En una de las mejores estampas de su carrera como pesadilla de los biempensantes, la guerra y la paz juegan al pimp¨®n con la cabeza de Europa. Como siempre con Daumier, sobran las palabras...
Babelia
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