Cambio de acomodo
Quiero anunciarte, amigo lector, que este es el ¨²ltimo texto que en formato de columna de la secci¨®n de Internacional publicar¨¦ en nuestro diario. Y digo nuestro porque t¨² lo haces tuyo al comprarlo y leerlo, y yo m¨ªo, porque desde que Jes¨²s Polanco me invit¨® en 1975 a participar en un proyecto, cuyo objetivo era hacer el diario de la nueva democracia espa?ola, no me he desenganchado nunca de ¨¦l. Como accionista y como colaborador. Una identificaci¨®n tan mantenida, en alguien que se ha pretendido siempre compa?ero cr¨ªtico, no hubiera podido existir sin un cierto n¨²mero de reparos y reservas cuya expresi¨®n privilegiada han sido mis intervenciones admitidas en las Juntas Generales de PRISA. Pero con todo, mi apuesta por EL PA?S, su proyecto y su realidad, ha sido una de las m¨¢s consistentes y positivas de una vida ya tan abultada como la m¨ªa. En primer lugar como accionista pues si hubiese vendido mis acciones cuando empresarialmente cumpl¨ªa hubiera m¨¢s que doblado la inversi¨®n; pero sobre todo como empresa pol¨ªtico-intelectual, ya que su valoraci¨®n como medio de comunicaci¨®n escrita y su contribuci¨®n al debate p¨²blico en una Espa?a con democracia, ha sido, viniendo de donde ven¨ªamos, decisiva. Por ello con todas las reservas que podr¨ªamos, yo incluido, formular a lo logrado, el balance resultante, es, sin duda alguna, positivo. De todo ello doy cuenta detallada, con el respiro que deja el libro, en EL PA?S o la referencia dominante, editorial Mitre, 1986, que codirig¨ª con G¨¦rard Imbert y en el que nos acompa?¨® con gran eficacia Enrique Bustamante. Libro que estuvo brillantemente servido desde dentro del diario por F¨¦lix Monteira y Jos¨¦ Fern¨¢ndez Beaumont y desde fuera por siete notables expertos en comunicaci¨®n.
Las verdaderas ense?anzas de la crisis econ¨®mica mundial no son nuevas ni transcendentales
Me voy pues de esta columna de la Secci¨®n de Internacional, pero de acuerdo, obviamente con la direcci¨®n de EL PA?S, hemos buscado otro acomodo, m¨¢s concorde con mi andadura intelectual, menos exigente en cuanto a la frecuencia, menos sumiso a la autoridad de lo noticioso, m¨¢s holgado en lo que toca al espacio disponible, lo que deber¨ªa traducirse en un art¨ªculo mensual en La cuarta p¨¢gina y alguna colaboraci¨®n en las p¨¢ginas de Opini¨®n. Es evidente que la informaci¨®n period¨ªstica cotidiana conlleva un elevado coeficiente de reiteraci¨®n porque la l¨ªnea dominante de los sucesos de actuaci¨®n, que son la materia obligada de las noticias de prensa, es notablemente reiterativa. A veces se producen, desde luego, saltos, rupturas, pero el ritmo no es, en absoluto cotidiano, y su novedad es desde luego siempre relativa, modesta. De aqu¨ª que los apasionados lectores de libros no lo sean necesariamente de peri¨®dicos. Y mucho menos en estos tiempos de dominaci¨®n medi¨¢tica y audiovisual. Llevamos ya unas semanas en las que los dos grandes temas de la actualidad informativa son la campa?a electoral en EE UU y la crisis financiera. Respecto de la primera, agotada r¨¢pidamente la novedad y las ocurrencias, fruto de la inexperiencia, de la se?ora Palin y consumidos los exabruptos, absolutamente usuales en las campa?as presidenciales USA, del senador McCain empe?ado en disfrazar a Obama de terrorista, poco puede dar de s¨ª hasta que llegue el desenlace. En cuanto a la crisis econ¨®mica mundial que hemos estado incubando con entusiasmo y que las subprimes han puesto definitivamente en marcha, sus verdaderas ense?anzas no son ni nuevas ni trascendentales. Pues es evidente que esta crisis, como todas las anteriores, est¨¢ suponiendo un aumento de las desigualdades sociales de las que un componente importante es la desigualdad salarial que la OIT ha censado al analizar las consecuencias de la mundializaci¨®n financiera, que ha aumentado la crisis de confianza del mundo del trabajo y de los sindicatos en los gobiernos.
Sin olvidar que en esta crisis, como en todas, cada cual arrima, m¨¢s de lo normal, el ascua a su sardina, lo que explica la inculpaci¨®n a sus colegas banqueros por la crisis que ha hecho Bot¨ªn, en su intervenci¨®n en la Conferencia de Banca Internacional del Banco de Santander, por ser unos malos gestores bancarios, y su oposici¨®n en consecuencia a que el poder pol¨ªtico premie su incompetencia, ayud¨¢ndoles a recuperarse de sus p¨¦rdidas. La reacci¨®n del presidente Bot¨ªn era absolutamente previsible. Quiero decir que esta "noticia" como casi todas, estaba cantada. La lectura del estimulante libro de Bernardo D¨ªaz Nosty, El d¨¦ficit medi¨¢tico, nos muestra c¨®mo el aumento de la lectura que no es de evasi¨®n, y los diarios no lo son propiamente, no es funci¨®n del nivel de renta como prueba el hecho de que el 2% de los hogares con mayores rentas en Espa?a consuma menos productos medi¨¢ticos y culturales que el 2% de los que tienen rentas m¨¢s bajas en Dinamarca y Suecia. La conclusi¨®n es: noticias s¨ª, pero contextualizadas, con an¨¢lisis y evaluaci¨®n.
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