La teniente O'Neil quiere su plaza de bombera
Regina Gal¨¢n gan¨® la oposici¨®n convocada por AENA, pero s¨®lo entraron hombres. Ahora su caso llega al Supremo
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Con la cabeza rapada, la mujer asciende cinco metros por una cuerda sin nudos. Cuando est¨¢ arriba, suena el tel¨¦fono: una de sus hijas est¨¢ vomitando. Se desliza de golpe, sin darse cuenta de que la soga le ha quemado la piel, y sale pitando para el colegio. Cuando acaba la jornada de madre, vuelven los entrenamientos: levantar a pulso 40 kilos, correr 100 metros sin que pasen 15 segundos, saltar una altura de 90 cent¨ªmetros con los pies juntos y sin carrera. Con cuatro horas diarias de duros ejercicios de lunes a s¨¢bado durante 18 meses, Regina Gal¨¢n consigui¨® hace dos a?os aprobar sus oposiciones para bombera en la empresa p¨²blica de aeropuertos, AENA, en Granada. Pero ah¨ª est¨¢, en paro, esperando sacar alg¨²n dinero dando clases de italiano.
"Lo hago por mi futuro y el de mis hijas, para que sean lo que quieran ser"
Ocho mujeres aprobaron aquella convocatoria, pero ninguna consigui¨® un empleo fijo. Dejarlas en la cuneta fue sencillo. Las dos sentencias emitidas ya acusan a la empresa p¨²blica de no haber atendido la Constituci¨®n, la Ley Org¨¢nica de Igualdad y el Plan de Igualdad de G¨¦nero de la Administraci¨®n General del Estado. Las ¨²ltimas normas garantizan que en las convocatorias p¨²blicas de empleos con baja presencia de mujeres se reserve un 5% de las plazas para corregir ese desequilibrio. La convocatoria cumpl¨ªa sobre el papel con la igualdad de sexo, es decir, con la ley, pero se hizo caso omiso a esta reserva.
El pabell¨®n entero se qued¨® en silencio cuando Regina Gal¨¢n puso todos sus m¨²sculos en tensi¨®n, las venas se le sal¨ªan del cuello y levant¨® los 40 kilos de peso cinco veces seguidas. Lo hab¨ªa ensayado bien. El bombero que la entrenaba le insist¨ªa: "Regina, enf¨¢date, tienes que cabrearte, as¨ª levantar¨¢s lo que haga falta". Y ella, divorciada, con dos ni?as a su cargo y una jornada tit¨¢nica, respond¨ªa: "No te preocupes, si yo motivos tengo muchos".
El bombero entrenador le advirti¨® de que se met¨ªa "en un mundo muy machista. Si te piden cinco metros, t¨² tendr¨¢s que subir seis, Regina". Cuando llegaron los 50 metros de nataci¨®n, la mujer bati¨® los brazos como aspas de helic¨®ptero. A cada brazada le iba diciendo adi¨®s a los fornidos aspirantes, treinta?eros musculados que se quedaban atr¨¢s. Ellos la llamaban la teniente O'Neil, como la protagonista de la famosa pel¨ªcula, Demi Moore, tambi¨¦n con el pelo rapado.
Pero ah¨ª est¨¢n los masculinos datos de AENA: 1.324 bomberos y 5 bomberas. Regina no ha querido conformarse y junto a su abogada de CC OO Rosa Benavides lleva ya dos juicios ganados, aunque perdidos. La sentencia del Juzgado de lo Social de Granada y del Tribunal Superior de Justicia de Andaluc¨ªa (que la ratifica) admite sin dudas que se han vulnerado las normas antes citadas, a pesar de invocarlas AENA en la convocatoria de la oposici¨®n, pero no pueden atender la reclamaci¨®n de Regina de que se repartan de nuevo las plazas ya adjudicadas (no impugnaron a tiempo porque hasta la jefa de personal de AENA en Granada le dijo que el puesto ya era suyo), ni esperar que la reserva del 5% para mujeres se aplique en la bolsa de interinos. Han recurrido al Tribunal Supremo. "Lo hago por mis hijas, que tambi¨¦n son ni?as y si alg¨²n d¨ªa quieren ser bomberas, o lo que sea, que no encuentren trabas; y por mi futuro, necesito un empleo".
Durante el juicio, la empresa utiliz¨® un viejo argumento, muy esgrimido para expulsar a las mujeres de ciertos empleos: aunque ellas tengan derecho a ejercerlos, si no alcanzan las condiciones f¨ªsicas requeridas, pueden poner en peligro las vidas que tengan que salvar en alg¨²n momento. El tribunal no lo admiti¨®. En oposiciones semejantes, como las de polic¨ªa, las pruebas f¨ªsicas para mujeres suelen rebajarse, pero en este caso, tanto Regina como el resto de aprobadas hab¨ªan pasado el mismo examen que sus compa?eros, y la nota final no les compens¨® ese esfuerzo desproporcionado.
Un esfuerzo que arranca hace ya dos a?os, cuando Regina sacaba el carn¨¦ de conducir camiones y tr¨¢ilers, obligado antes de entrar en el cuerpo de bomberos. Ese d¨ªa no pod¨ªa dejar a sus hijas con nadie, as¨ª que se las llev¨® y las subi¨® a la cabina del tr¨¢iler.
-Pero, ?esto qu¨¦ es? -pregunt¨® el profesor de autoescuela.
-Esto es lo que hay -contest¨® con resoluci¨®n Regina.
Y se puso a maniobrar. Una de las ni?as, viendo el esfuerzo con el volante, pregunt¨® medio asustada, "mam¨¢, ?est¨¢s segura de que quieres ser bombera?".
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