La venganza imposible
Un hijo de Tom¨¢s y Valiente publica una novela sobre el terrorismo y la justicia

La ma?ana del 14 de febrero de 1996, Jon Bienzobas, pistolero de ETA, entr¨® en el despacho que Francisco Tom¨¢s y Valiente (63 a?os, cuatro hijos) ocupaba en la Facultad de Derecho de la Universidad Aut¨®noma de Madrid. Mientras el ex presidente del Tribunal Constitucional hablaba por tel¨¦fono, Bienzobas le dispar¨® tres tiros a sangre fr¨ªa.
Miguel Tom¨¢s-Valiente (Valencia, 1963) recuerda c¨®mo recibi¨® la noticia del asesinato de su padre: "Le di un pu?etazo a una puerta y empec¨¦ a llorar y a decir 'no conocer¨¢ a mi hijo, no conocer¨¢ a mi hijo'. Es irracional porque yo no hab¨ªa pensado en tener hijos, pero una cosa as¨ª no la preparas, te sale lo que eres".
Tom¨¢s-Valiente, que ahora tiene un ni?o y una ni?a, acaba de publicar su primera novela, El hijo ausente (Editorial 451), que arranca cuando una bomba lapa mata en Bilbao a la mujer de un juez. Aunque la historia se centra en un juicio por asesinato del que tiene que ocuparse el protagonista, el escritor es consciente de que resulta imposible leer esa novela sin pensar en su propio caso: "Lo s¨¦", asiente. "Es lo que tiene no llamarse P¨¦rez. La verdad no tiene remedio". Tom¨¢s-Valiente calla un instante y contin¨²a: "El hecho capital de mi vida es la muerte de mi padre. Yo antes que padre de mis hijos me siento el que no puede matar a esa gente. Porque no puedo f¨ªsicamente ni me cabe en la cabeza coger un arma... Aunque a veces piensas que ser¨ªas capaz".
"Antes que padre de mis hijos me siento el que no puede matar a esa gente"
"Hemos aprendido a mirar para otro lado. Es el fracaso de la civilizaci¨®n"
Por momentos, la conversaci¨®n del novelista retoma literalmente palabras que en el libro utilizan sus personajes al hablar de la impotencia moral y de la limitaci¨®n f¨ªsica. ?l lo ratifica: "Es lo que yo pienso". El trauma del asesinato de su padre le desencaden¨® la enfermedad de p¨¢rkinson. Tambi¨¦n le dej¨® un pesimismo visceral, pero sin drama. La urgencia por escribir lleg¨® m¨¢s tarde: "Esta enfermedad tiene un reloj, es degenerativa, y yo quer¨ªa dejarle a mi hijo cosas que no s¨¦ si podr¨¦ contarle cuando ¨¦l tenga 18 a?os. No quiero hacer dramatismo barato. Igual os mor¨ªs antes todos los que est¨¢is aqu¨ª, pero parece que no voy a ser el ¨²ltimo".
Sentado en un restaurante cercano a su editorial, Miguel Tom¨¢s-Valiente cuenta que empez¨® a escribir por soledad y por insomnio: "Se acuestan mi mujer y mis hijos y yo no me duermo. Son muchas horas, y un buen d¨ªa empiezas. Claro que lo llamamos escribir y es sobre todo corregir. Cuando crees que lo tienes, se lo das a los amigos y te dicen que todav¨ªa no". Esos amigos son los escritores Julio Llamazares, Rafael Reig y Javier Azpeitia, su editor.
?Y por qu¨¦ una novela? "Porque adem¨¢s de para mi hijo est¨¢ escrita para m¨ª. Necesitaba explicarme lo que no tiene explicaci¨®n". Planteada como una carta del protagonista a su beb¨¦ de tres meses, la obra es, insiste su autor, una novela sobre la justicia: "No conozco muchos juicios en la literatura espa?ola". Tampoco abundan las ficciones sobre el terrorismo: "Suelen tirar por el lado del terrorista bueno".
En El hijo ausente uno de los personajes subraya que una paz sin justicia es indigna. "No es que no est¨¦ dispuesto a ser de los que pagan un precio por el bien com¨²n", dice el escritor, "pero la injusticia no es buena base para la paz". Otra preocupaci¨®n que atraviesa la novela: comprar a los terroristas su renuncia a matar a cambio de burlar a la justicia. "Aunque hay cierto hartazgo y a lo mejor ya no se les dan m¨¢s oportunidades", matiza. Para ¨¦l, adem¨¢s, la soluci¨®n no pasa por la venganza: "Lo m¨¢s cercano a la barbarie es que cada uno se tome la justicia por su mano".
Cuando se le pregunta cu¨¢l ser¨ªa el final justo, Tom¨¢s-Valiente vuelve a una oscuridad -hasta su humor es negro- que ti?e toda la conversaci¨®n: "La base de la civilizaci¨®n deber¨ªa ser la justicia. Su fracaso es que hemos aprendido a mirar para otro lado. Cuando estalla un coche, la gente se siente aliviada de que el muerto no sea suyo. Y es natural, no lo critico".
La dedicatoria de El hijo ausente es rotunda: "Desde el recuerdo constante". Sin perder de vista esas cuatro palabras, Tom¨¢s-Valiente explica: "Echo de menos que mi padre no haya conocido a mis hijos, pero tambi¨¦n me echo de menos a m¨ª mismo. No es que yo fuera la alegr¨ªa de la huerta, pero era un chaval m¨¢s risue?o. Ahora soy el hijo ausente".
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