Ag¨¹ero cambia el mensaje

Hay futbolistas cuya sola presencia tiene una trascendencia capital. Ag¨¹ero, el gran icono del Atl¨¦tico, es uno de ellos. No guardar¨¢ en su videoteca el partido frente al Liverpool, pero su mera aparici¨®n en el segundo tiempo resucit¨® al equipo de Aguirre, que con ¨¦l sobre el c¨¦sped se sinti¨® capaz, no desamparado como en el primer periodo. La alineaci¨®n dictada por el t¨¦cnico rojiblanco, sin su estrella y muchos suplentes, hizo que el Atl¨¦tico se sintiera pulgarcito. Reaccion¨® cuando la presencia de su mejor solista elev¨® la graduaci¨®n de un partido que ya de por s¨ª era de etiqueta. Pero el equipo no hab¨ªa descodificado debidamente el mensaje de su entrenador.

El Atl¨¦tico tiene dos graves problemas: uno colectivo y otro individual. En la encrucijada, a Aguirre le cuesta dar con la tecla, sus futbolistas de cuajo entran y salen de la enfermer¨ªa y entre el gremio no calan sus mensajes. Desde el sorteo de la Champions, la instituci¨®n hab¨ªa subrayado la visita del Liverpool, un cartel estupendo para festejar el regreso del Atl¨¦tico a la gran pasarela del f¨²tbol europeo y, de paso, medir al equipo. Consternado por las tres derrotas encadenadas en Liga ante Sevilla, Bar?a y Real Madrid, el t¨¦cnico mexicano dio un giro copernicano a la alineaci¨®n. S¨®lo repitieron cuatro de los titulares que perdieron el derby del pasado s¨¢bado: Franco -que lo hizo por la lesi¨®n de Coupet-, Perea, Maniche y Forl¨¢n. A cambio, el entrenador rebaj¨® la n¨®mina de centrocampistas, rescat¨® a los extremos, exiliados ante el Madrid, y dio carrete a dos chicos de la cantera, Camacho y Dom¨ªnguez.

Con la alineaci¨®n de Javier Aguirre el equipo interioriz¨® su inferioridad

El trueque surti¨® un efecto devastador para el Atl¨¦tico. Lejos de incitar a una rebeli¨®n deportiva, el trueque de Aguirre hizo que el equipo interiorizara su inferioridad desde el calentamiento. Como si los secundarios debieran simplemente tramitar el partido. Incr¨¦dulo, el Liverpool se sinti¨® due?o absoluto del encuentro, un mal gui?o para Ben¨ªtez, proclive a dejarse domesticar. Xabi Alonso, Mascherano y Gerrard se adue?aron de la pelota y silbaron por el Manzanares. No tuvieron oposici¨®n y entre los tres tejieron el gol de Keane, un azote may¨²sculo para el equipo rojiblanco, tan deca¨ªdo que ni se inmut¨® ante el fuera de juego del ariete brit¨¢nico. El Atl¨¦tico, p¨¢lido de Leo Franco a Forl¨¢n, necesitaba una mecha. Y nadie es m¨¢s mesi¨¢nico que Ag¨¹ero, al que su t¨¦cnico le concedi¨® un respiro en el primer tiempo.

La entrada del Kun agit¨® al Atl¨¦tico, que a rebufo de su t¨®tem se sacudi¨® complejos. Se volvi¨® m¨¢s chisposo, mientras el cuadro ingl¨¦s recuper¨® su trazo habitual de equipo tacticista y sin alardes. En su mejor tramo, a los rojiblancos les falt¨® fortuna. El mismo juez de l¨ªnea que no penaliz¨® la posici¨®n ilegal de Keane en el gol, lo hizo ante un tanto de Maniche que s¨ª era legal. Al instante, Sim?o remat¨® al poste tras un disparo seco que desvi¨® Reina. Sin oropeles, pero con mayor decisi¨®n, el Atl¨¦tico equilibr¨® el partido. Le falta orden en el eje y no tiene jugadores que le iluminen en el medio, pero si logra alcanzar el per¨ªmetro del ¨¢rea rival su potencial se multiplica. Ocurre que no siempre consigue remar hacia sus distinguidos delanteros y, de ah¨ª, que se mueva a impulsos. Sus asaltos no son constantes. Por ello se va y viene de los partidos. Ante un Liverpool mucho m¨¢s contemplativo en el segundo tiempo -incluso Ben¨ªtez retir¨® a Gerrard-, al Atl¨¦tico le bast¨® su nuevo estado de ¨¢nimo para alcanzar el empate. Un error garrafal de Carragher, que se confi¨® en un sencillo despeje, permiti¨® a Forl¨¢n enlazar con Sim?o, que super¨® a Reina con un disparo cruzado con la zurda. Un premio merecido para quien entonces m¨¢s empe?o pon¨ªa, el Atl¨¦tico; y un castigo l¨®gico para el Liverpool, que hac¨ªa muchos minutos que remoloneaba, incapaz como es de aprovechar su superioridad para cerrar los partidos sin contemplaciones. No lo hizo cuando Ag¨¹ero era un espectador y no pudo contener a su rival cuando ¨¦ste entendi¨® el toque de corneta que significaba la salida del Kun. Espabil¨® el Atl¨¦tico y el PSV le aup¨® ante el Marsella.