"Al principio me avergonzaba venir al comedor de caridad"
Ensalada, lentejas, pescado y una manzana. ?ste fue el men¨² de ayer de la Casa de la Caridad de Valencia, un lugar que Marco Quiroga conoce bien. Desde mayo, unos meses despu¨¦s de perder su empleo, este boliviano de 40 a?os no ha faltado ning¨²n mediod¨ªa al comedor de esta instituci¨®n ben¨¦fica, festivos incluidos. "Al principio me daba verg¨¹enza, pero con el tiempo te das cuenta de que cada d¨ªa hay m¨¢s gente en una situaci¨®n como la tuya que viene aqu¨ª a comer", comenta. Los propios trabajadores del centro han constatado un importante incremento en los ¨²ltimos meses de lo que ellos denominan usuarios "normalizados", frente a las personas en situaci¨®n de exclusi¨®n social, muchos de ellos sin hogar.
"Hace meses que no mando nada a casa", dice Marco, sin papeles y parado
Marco lleg¨® en diciembre de 2006 a Espa?a. "Hab¨ªa mucho trabajo, era f¨¢cil colocarse". A pesar de ser licenciado en Derecho, no pudo ejercer de abogado -"Es muy complejo obtener la convalidaci¨®n", dice-, pero no tuvo problemas para encontrar empleo. Empez¨® en la construcci¨®n, cobrando hasta 1.400 euros al mes. "Como no tengo papeles, me los dejaba un compatriota mientras se iba de viaje y as¨ª me contrataban". Entonces ten¨ªa dinero de sobra para pagarse una habitaci¨®n (180 euros al mes) y mandar a su mujer: "100 euros son 900 bolivianos, con eso tienes para vivir un mes completo". Luego encontr¨® trabajo en el campo, y sus ingresos bajaron a unos 1.000 euros al mes. A medida que la situaci¨®n econ¨®mica iba empeorando, la calidad de sus trabajos tambi¨¦n lo hac¨ªa. En su ¨²ltimo empleo estable repart¨ªa publicidad en la calle por 600 euros. En febrero se qued¨® sin nada. "Ahora hago trabajitos, me llaman amigos para que les ayude a pintar o lo que salga", lo justo para pagarse la habitaci¨®n y poco m¨¢s. "Hace meses que ya no mando nada a casa". Hay menos trabajo, y sin papeles es todav¨ªa m¨¢s dif¨ªcil. "Las mujeres lo tienen m¨¢s f¨¢cil con el trabajo dom¨¦stico, pero para nosotros hay menos oferta".
Ahora, Marco quiere volver a casa y contar lo que ha encontrado en Espa?a. "Mucha gente s¨®lo cuenta lo bueno, el dinero que ha ganado, pero se callan lo mal que lo ha pasado", apunta. Y lanza un consejo: "Lo m¨¢s importante es salir del pa¨ªs con un contrato de trabajo. Si no, est¨¢s perdido".
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