Charles Dubin, juez canadiense
Presidi¨® la comisi¨®n que desenmascar¨® al atleta Ben Johnson como consumidor de anabolizantes tras el positivo en los Juegos de Se¨²l 88
Igual que el positivo del atleta Ben Johnson en los Juegos Ol¨ªmpicos de Se¨²l 88 marc¨® un antes y un despu¨¦s en la lamentable historia del dopaje en el deporte, tambi¨¦n lo fue la actuaci¨®n de un juez canadiense que dirigi¨® una investigaci¨®n inmediata y a fondo sobre la gran mancha dejada por el velocista en el pa¨ªs y en todo el mundo. El informe Dubin, 638 p¨¢ginas que deben su nombre a Charles Dubin, un magistrado de Ontario, fallecido el pasado lunes a los 87 a?os, ha acabado siendo el punto de partida de la actual Agencia Mundial Antidopaje y del cambio radical en la lucha contra los tramposos. Sus recomendaciones, como la clave de incrementar los controles por sorpresa y no s¨®lo en las competiciones, acompa?aron la decisi¨®n del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional de crear el organismo que centraliza las investigaciones antidroga.
Intent¨® salvar al hombre y al atleta y recomend¨® darle otra oportunidad
Fue el magistrado m¨¢s joven que lleg¨® a formar parte del Consejo de la Reina
Dubin fue el juez m¨¢s joven de la Commonwealth que integr¨® el Consejo de la Reina, a los 29 a?os. En 1990, tras 17 a?os como miembro del Tribunal de Apelaci¨®n de Ontario, fue elegido presidente, cargo que ejercer¨ªa hasta 1996. Pero eso no le convirti¨® en el juez m¨¢s famoso de Canad¨¢, sino su actuaci¨®n en el caso Johnson. El Gobierno canadiense cre¨® una comisi¨®n en diciembre de 1988, apenas dos meses despu¨¦s del esc¨¢ndalo de su atleta de origen jamaicano, y abri¨® una investigaci¨®n judicial sobre el caso y el impacto del dopaje en el pa¨ªs. El juez Dubin fue el elegido para presidir los trabajos, que fueron siempre con luz y taqu¨ªgrafos.
En ocho largos meses, con la presencia de m¨¢s de cien testigos, se destaparon muchas miserias. La ¨²nica defensa de Johnson radicaba en su corta inteligencia. Pero el desconocimiento o la ignorancia no eximen del cumplimiento de la ley al tramposo con conciencia aunque de escaso cerebro. Su entrenador, Charlie Francis, y el m¨¦dico, Jamie Astaphan, dos individuos sin escr¨²pulos que le explotaron, reconocieron haberle dado drogas tanto a ¨¦l como a otros atletas. El mismo Johnson admiti¨®, llorando, que se hab¨ªa dopado toda su carrera. La confesi¨®n p¨²blica de que hab¨ªa tomado anabolizantes para ganar los 100 metros de los II Mundiales de Roma, en 1987, llev¨® a la Federaci¨®n Internacional de Atletismo a borrarle ya de todas las listas, como hab¨ªa hecho el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional tras Se¨²l 88.
El juez Dubin le pregunt¨® tambi¨¦n: "?Por qu¨¦ no dijo usted antes la verdad sobre todo este asunto?". Johnson, hundido y entre l¨¢grimas, respondi¨®: "Por no avergonzar a mi familia, a mis amigos, a los atletas canadienses...". Dubin trat¨® de salvar al hombre, incluso al atleta, sobre el que pesaba ya una sanci¨®n autom¨¢tica de dos a?os. Le sac¨® palabras de arrepentimiento y le pregunt¨® si querr¨ªa volver a ser campe¨®n por su pa¨ªs y sin dopaje. Johnson contest¨® que s¨ª, pero no lo cumpli¨®.
En junio de 1990, Dubin dio a conocer su informe en el que recomendaba al Gobierno canadiense darle una segunda oportunidad, aunque aconsejaba mantenerle una sanci¨®n econ¨®mica de por vida.
En agosto, el Ejecutivo, que estaba decidido en principio a borrarle del mapa para siempre, hizo caso al prestigioso Dubin y se uni¨® a la sanci¨®n deportiva de dos a?os. Unos meses despu¨¦s, en enero de 1991, Johnson pudo volver a las pistas. Pero nunca m¨¢s fue el de antes. Fue ¨²ltimo en semifinales de los 100 metros en Barcelona 92, su pobre regreso ol¨ªmpico, y termin¨® de cavar su fosa deportiva al a?o siguiente al ser nuevamente descubierto por haber tomado anabolizantes. La sanci¨®n esta vez ya fue a perpetuidad. De todas formas, sus m¨²sculos hac¨ªa tiempo que estaban perdidos, como sus neuronas. De nada le sirvi¨® la segunda oportunidad del juez Dubin.
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