La elegancia de la perversi¨®n
Una exposici¨®n muestra la obra de Helmut Newton, el fot¨®grafo que ense?o a mirar el desnudo femenino
Quiz¨¢ sea la mirada displicente. O los tendones del cuello. A lo mejor son los pechos henchidos de orgullo o las largas piernas de atleta ol¨ªmpica que se elevan sobre tacones de aguja. El caso es que la mujer que se alza desnuda en Henrietta III, uno de los retratos m¨¢s famosos de Helmut Newton, es pura voluptuosidad. "Es extremadamente excitante", confirma el cr¨ªtico Roman Gubern, catedr¨¢tico de Comunicaci¨®n Audiovisual de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona.
Helmut Newton (Berl¨ªn, 1920-Los ?ngeles, 2004) est¨¢ considerado hoy como uno de los mejores retratistas de desnudos femeninos del siglo XX. Y ah¨ª est¨¢ su serie de Big nudes (Grandes desnudos) para probarlo. "Nadie ha logrado semejante estilizaci¨®n del cuerpo femenino", sostiene Gubern, autor, entre otros, del ensayo La imagen pornogr¨¢fica y otras perversiones ¨®pticas.
Hoy nadie duda de su calidad, pero cuando su carrera despeg¨®, en los a?os sesenta del siglo pasado, no todo el mundo estaba preparado para la visi¨®n de aquel temperamental alem¨¢n nacionalizado australiano que huy¨® de los nazis siendo un adolescente. En su obra confluyen erotismo (o pornograf¨ªa, eso va a gustos), fetichismo y voyeurismo. Se trata de una especie de perversi¨®n newtoniana, que se puede contemplar hasta el 29 de noviembre en La F¨¢brica Galer¨ªa, que expone una veintena de fotograf¨ªas que marcaron un hito.
Sus mujeres son siempre valkirias esculturales. De un vigor f¨ªsico apabullante. Distantes y sofisticadas. "Newton busca la carnalidad y se dirige directamente a la libido del espectador". Eso s¨ª, siempre con sutileza. "Hab¨ªa trabajado como fot¨®grafo de alta costura y llev¨® la elegancia extrema de la pasarela al desnudo", recuerda el ensayista. "De ah¨ª proviene su imagen de la mujer como algo inalcanzable".
Gran parte del magnetismo de sus composiciones reside en los escenarios. Sus amazonas n¨®rdicas se mueven en un ambiente on¨ªrico, en una especie de combinaci¨®n entre el glamour de James Bond y el desasosiego de una pesadilla de David Lynch.
Como, por ejemplo, en la serie Cyberwomen, con modelos envueltas en una penumbra expresionista o echadas en el suelo pistola en mano ante una presencia masculina an¨®nima. O en Domestic nudes (a la que Newton, jocoso, quiso llamar Amas de casa en bondage), o en Parlour Games y su sadismo impl¨ªcito...
Qui¨¦n sabe si toda esa imaginer¨ªa on¨ªrica proced¨ªa de sus recuerdos de infancia, en el culturalmente hiperactivo Berl¨ªn de entreguerras. "No lo olvides", le dijo una vez a su mujer, June, al hablar de la novela Historia so?ada, de Arthur Schnitzler (en la que se bas¨® Eyes wide shut, de Stanley Kubrick), "todo lo que ocurre est¨¢ en la cabeza". Por eso acertaba de pleno el novelista J. G. Ballard, autor asimismo de la perversa Crash, al emparentar a Newton con el surrealismo, en la l¨ªnea de Magritte y Delvaux.
Newton siempre forzaba los l¨ªmites y llev¨® el desnudo un paso m¨¢s all¨¢. "Con su obra se aprecia una evoluci¨®n desde la fotograf¨ªa de Man Ray o Brassa?, en los a?os treinta, que es una mirada ligada a la experimentaci¨®n con la luz y los vol¨²menes", recuerda Gubern, que asegura que "con Newton hay un salto cualitativo".
Un erotismo, en fin, extremadamente elegante. Newton liber¨® la fotograf¨ªa er¨®tica de las mazmorras de lo inmoral, pero no fue sencillo. Su ¨ªntima adoraci¨®n del cuerpo femenino no iba a quedar impune. Corr¨ªan los a?os setenta y las feministas se le echaron al cuello. Que si cosificaba a la mujer, que si era un machista... ?Pero menudo era Newton! "Odio el buen gusto. Es lo peor que le puede pasar a una persona creativa", sentenciaba.
Fue esc¨¦ptico como nadie ("la fotograf¨ªa de otros puede ser arte, pero la m¨ªa no lo es"), pero quiz¨¢ a su pesar logr¨® una obra imperecedera. Ante su objetivo posaron desde Claudia Schiffer y Naomi Campbell a Charlotte Rampling y Elizabeth Taylor.
Aquel adolescente que tuvo que huir del Berl¨ªn dominado por los nazis, que luego se nacionaliz¨® australiano y que incluso se alist¨® en el ej¨¦rcito durante la Segunda Guerra Mundial logr¨® ascender a la cima de la creaci¨®n art¨ªstica. Aunque ¨¦l siempre recelara de todo eso: "Arte es una palabra sucia en fotograf¨ªa. Toda esta mierda del arte elevado la est¨¢ matando".
Conduc¨ªa su autom¨®vil por Hollywood cuando un infarto le hizo perder el control y estrellarse en un accidente mortal. Dej¨® un legado duradero. Quiz¨¢ una de sus mayores contribuciones a la cultura contempor¨¢nea haya sido, como indica Gubern, la de "educar la mirada del espectador masculino para apreciar la belleza del desnudo femenino. Se trata de una figura comparable a la de Hitchcock o Dal¨ª".
Helmut Newton. Hasta el 29 de noviembre. La F¨¢brica Galer¨ªa. Calle de la Alameda, 9. De martes a s¨¢bado, de 11.00 a 14.00 y de 16.30 a 20.30. Entrada gratuita.
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