Escribir e intentar jugar
Tengo que dejar una cosa clara: sigo consider¨¢ndome un jugador de baloncesto profesional. Mientras escribo estas l¨ªneas, estoy buscando activamente un trabajo relacionado con el baloncesto (si se le puede llamar trabajo a jugar a algo por dinero). Por lo tanto, si el lector (o la lectora) de este art¨ªculo en concreto resulta ser el director general de un equipo de baloncesto espa?ol (o de otro pa¨ªs de Europa cualquiera), no quiero que se escandalice por mi an¨¢lisis de la temporada de la NBA. S¨®lo porque escriba sobre baloncesto no significa que no quiera jugar al baloncesto.
Me veo obligado a escribir con tanta claridad y sencillez por mis experiencias pasadas. Aqu¨ª, en Estados Unidos, mis intentos de llevar un diario de mi existencia como jugador de baloncesto profesional se han topado con los recelos de aquellos que podr¨ªan concederme un puesto de trabajo en sus respectivas empresas, siendo este puesto, claro est¨¢, el de jugador de baloncesto y siendo esas empresas miembros de la NBA.
El espa?ol medio, cuando habla con un jugador, piensa que no va a estar interesado en otro tema que no sea baloncesto
Estas reservas a la hora de aceptar mi estilo narrativo son algo t¨ªpico del mundo de los deportes. Se supone que los deportistas no tenemos un cerebro en la cabeza. Nuestro cr¨¢neo est¨¢ hecho s¨®lo para albergar diagramas de juego, c¨®digos de la X-Box e instrucciones sobre c¨®mo llegar a la org¨ªa. Se supone que no escribimos en un diario p¨¢rrafos de autocr¨ªtica que pongan en entredicho la importancia de ser muy alto y de tener la capacidad de meter un bal¨®n por un aro.
Supongo que esto no sucede s¨®lo en Estados Unidos. Me atrever¨ªa a decir que el espa?ol medio, cuando est¨¢ cara a cara con un jugador del, pongamos por caso, TAU Cer¨¢mica, da por hecho que dicho jugador no va a estar muy interesado en contribuir a una conversaci¨®n que verse sobre alg¨²n tema que no sea el baloncesto.
En lo que s¨ª destacamos los estadounidenses es en nuestra aversi¨®n a la realidad. Supongamos que la acogida de un jugador de baloncesto que lleve un diario fuera similar en Estados Unidos y en Espa?a. Vamos a calificar esa acogida de "esc¨¦ptica". Si este jugador empieza a esclarecer lo que sucede bajo la gran carpa del circo, la acogida (por parte de los posibles empleadores estadounidenses) pasa r¨¢pidamente a ser "indiferente". Tengo fe en que, en Espa?a, el entorno seguir¨¢ ajust¨¢ndose a la descripci¨®n de "esc¨¦ptico". Que es lo ¨²nico que en verdad puedo pedir. Me quedo con "esc¨¦ptico". Estoy dispuesto a demostrar que puedo jugar al baloncesto, escribir sobre el tema, y hacer ambas cosas de forma honesta y directa. Es posible que parezca especialmente quisquilloso con el tema de la verdad. Perm¨ªtanme que me explique.
Hace poco pas¨¦ unos d¨ªas en Phoenix, Arizona, la ubicaci¨®n de mi ¨²ltimo empleo en la NBA, en los Suns de esa ciudad. Estuve all¨ª para una firma de libros. En el transcurso de mi periplo por los programas de la televisi¨®n local, en los que me dediqu¨¦ a vender mi libro y la firma que iba a tener lugar en la ciudad, me hicieron una pregunta sobre algo que hab¨ªa escrito acerca de la gesti¨®n de los Suns. En concreto, sobre lo que pensaba de una persona en particular implicada en dicha gesti¨®n. Repliqu¨¦ con un p¨¢rrafo verbal que inclu¨ªa una parte en la que llamaba a la persona en cuesti¨®n "zopenco". No di mucha importancia a mi respuesta. Hab¨ªa escrito dos p¨¢rrafos que, si se le¨ªan correctamente, dejaban claro que pensaba que este hombre era un pel¨ªn zopenco. La entrevista no hizo m¨¢s que confirmar esto, aunque en t¨¦rminos ligeramente m¨¢s sucintos.
Mi uso del t¨¦rmino "zopenco" desencaden¨® una pol¨¦mica en miniatura que me sorprendi¨® incluso a m¨ª. De repente, en la p¨¢gina web de los Suns manifestaban sus escr¨²pulos para promocionar el acto, a pesar de que antes se hab¨ªan comprometido a hacerlo... despu¨¦s de haber le¨ªdo el libro.
Cuando viaj¨¦ a Phoenix, no ten¨ªa intenci¨®n de llamar zopenco a esta persona. A efectos pr¨¢cticos, ya lo hab¨ªa hecho en el libro. Y no lo hice con malicia: creo que este hombre es un zopenco, y por eso dije que cre¨ªa que era un zopenco. Eso no le convierte en un zopenco. Estoy seguro de que su familia piensa que es encantador. No es m¨¢s que mi opini¨®n. Pero las opiniones son como los jueces en un juicio por paternidad: son estupendos si est¨¢n de tu parte.
Al final, los de suns.com retiraron casi todo su apoyo, lo que no est¨¢ mal, porque tienen derecho a adoptar esa postura, a pesar de que ya no trabaje para ellos, ni est¨¦ conectado o asociado de forma alguna con los Suns. La firma de mi libro no fue ni de lejos todo lo tumultuosa que podr¨ªa haber sido, pero casi mejor, porque despu¨¦s la garganta me dol¨ªa probablemente mucho menos de lo que podr¨ªa haberme dolido. Y, de todas formas, seguramente consegu¨ª muchas m¨¢s ventas s¨®lo por el comentario de "zopenco", suficientes para compensar los ingresos perdidos en directo.
Voy a proponerles un trato. Voy a escribir lo que pienso sobre la NBA. No ser¨¢ un an¨¢lisis normal y corriente, ya que en realidad no me importa qui¨¦n gane el campeonato. Contar¨¦ algunas historias que espero que les hagan pensar en el baloncesto de una forma distinta. No de una forma tan distinta como para que les entren ganas de comprarse un equipo o ponerles de nombre a sus hijos Paul o Rudy. S¨®lo de una forma un poquito distinta.
A cambio, lo ¨²nico que les pido es que recuerden que mis opiniones no son m¨¢s que eso: mis opiniones. No son la verdad absoluta y no las aireo con la intenci¨®n de enfadar, exacerbar o encender. Escribo lo que pienso y a veces (pero no siempre), pienso sobre temas como el baloncesto de una forma distinta a la mayor¨ªa.
Por el camino, creo que vamos a pasarlo bien. Yo escribir¨¦ sobre la NBA, ustedes leer¨¢n sobre la NBA y superaremos esto juntos. ?Trato hecho?
?Ah!, una cosa m¨¢s. Aunque no sea usted director general de un equipo de baloncesto, puede decirle con toda libertad a ese vecino suyo -el que s¨ª es director general- que sigo buscando trabajo, como jugador de baloncesto. Como escritor, ya tengo trabajo aqu¨ª.
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