Un acto valiente

Recuerdo vivamente mi malestar cuando le¨ª, en 1998, que el juez Garz¨®n hab¨ªa ordenado la detenci¨®n de Augusto Pinochet acus¨¢ndolo, si la memoria no me falla, de asesinatos y desapariciones durante su mandato. ?C¨®mo era posible -pens¨¦ entonces- que este juez se inmiscuya en un asunto sucedido en Chile, tan lejos de su pa¨ªs, y haga la vista gorda sobre las atrocidades cometidas durante la Guerra Civil y en el periodo posterior en Espa?a, cuando a¨²n viven, y andan por ah¨ª tan campantes, centenares de los responsables de esos hechos?

Pero ahora me atrevo a pensar que aquello, as¨ª como las posteriores actuaciones del juez -como en el caso del torturador argentino Cavallo y la ilegalizaci¨®n de Batasuna y la captura de muchos dirigentes de ETA-, eran parte de una estrategia a largo plazo que legitimar¨ªa este ¨²ltimo paso: investigar los cr¨ªmenes del franquismo. Y saludo con entusiasmo esa decisi¨®n de Garz¨®n: as¨ª como fue inadmisible pretender olvidar lo sucedido en la Alemania nazi, o en los reg¨ªmenes militares de Chile y Argentina, Espa?a tiene ahora la oportunidad de sacar a la luz los hechos y revisar este horrible periodo de su historia. Ser¨¢ un acto valiente y enormemente saludable, aunque dif¨ªcil y doloroso.