El Valencia vuelve a sufrir
El Copenhague empata tras un error defensivo y continuas p¨¦rdidas de bal¨®n
Sufrir. Eso hace ¨²ltimamente el Valencia. Lo hizo, tambi¨¦n en Mestalla, frente al Racing. Ofrece, propone, toca, llega. Pero no marca. Y pierde balones inexplicables. El error se paga muy caro. Ayer le cost¨® la victoria. Ech¨® un vistazo Emery a su larga lista de jugadores de centro del campo. Se sinti¨® artista y poco exigido ante un rival, en teor¨ªa, muy por debajo del Valencia. Y apost¨® por la creaci¨®n en el c¨ªrculo central. Edu y Baraja formaron en la medular para dar descanso a los m¨¢s habituales. Sobre todo a Fernandes. Porque Albelda ni siquiera entr¨® en la convocatoria.
Y extra?¨® el equipo a un futbolista del corte del valenciano. Duro. Destructor del juego del rival. Hasta Marchena perdi¨® ayer balones en esa zona. Los daneses salieron a la contra una y otra vez. No tuvieron que iniciar sus jugadas de ataque. Ya lo hac¨ªa el Valencia. Solo su falta de calidad, infinitamente inferior a la de los de Mestalla, explica la ausencia inicial de goles. Se colocaron ante Renan con comodidad. Pero no supieron qu¨¦ hacer con el bal¨®n cuando se tropezaron con ¨¦l. Lleg¨® tanto por la izquierda, como por la derecha el brasile?o A¨ªlton Almeida. Tambi¨¦n Santin, que forz¨® un pase de pecho del guardamenta brasile?o.
El p¨²blico empez¨® a cansarse. Y a impacientarse. Pues miraba de reojo a Villa y a Mata, que calentaban en la banda. No es nadie el Valencia sin su pareja de goleadores. Emery llam¨® al burgal¨¦s. Puso la mano en su hombro y le indic¨® qu¨¦ quer¨ªa de ¨¦l. Mestalla respir¨® aliviado. No hay magia, ni gol, con Viana en la mediapunta.
Y aunque no fue Mata el culpable del gol, s¨ª revolucion¨® con su entrada el juego de su equipo. Vicente, a quien Del Horno hab¨ªa abandonado en el carril izquierdo, sinti¨® el aliento del joven jugador. Y alcanz¨®, sin descanso, su esquina preferida. En una de esas llegadas, apareci¨® como una exhalaci¨®n Edu, con olfato goleador ayer. Puso el pecho. Y el disparo. Alcanz¨® a despejar Christiansen. Que no era consciente del error. A Morientes no se le resiste un bal¨®n muerto a escasos metros de la l¨ªnea de gol.
Entonces, con el resultado ya a favor y el f¨²tbol de su parte, entr¨® Fernandes. Como un toro. Y Villa. Poco pod¨ªa hacer ya el Copenhague. Pero el Valencia se lo volvi¨® a servir en bandeja. Un error en defensa dio la gloria a Santin.
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