El grito de Saviano
El autor de Gomorra cuenta que la historia demuestra que las sentencias mort¨ªferas de los camorristas no se revocan jam¨¢s, que la venganza no se toma vacaciones en la memoria, que acaban ajust¨¢ndose las cuentas aunque haya pasado mucho tiempo
Roberto Saviano, ese pintor de infiernos intolerablemente reales, cierra su impresionante novela, reportaje, ensayo, poema o lo que sea Gomorra asumiendo e identific¨¢ndose dolorosa y arrogantemente con el aullido que lanzaba el machacado Steve McQueen al final de Papillon: "?Malditos bastardos, todav¨ªa estoy vivo!". Es el tipo de ep¨ªlogo que resulta muy emotivo para los receptores en el cine y en la literatura que exaltan la supervivencia. Todos dormimos muy bien despu¨¦s de constatar que el mal depredador no ha podido destruir a nuestro vulnerable h¨¦roe, que en las ficciones a veces se salvan los buenos despu¨¦s de haber recorrido el volc¨¢n, de haber sentido permanentemente el aliento del monstruo en la nuca.
Pero consultas datos y hemerotecas y descubres que el grito de Saviano corresponde al aqu¨ª y ahora, que ha sido condenado a muerte por haber escarbado en la basura, por hacerla p¨²blica, por revelar a lectores progresivamente aterrados el coraz¨®n, las ramificaciones, la metodolog¨ªa, el control desp¨®tico sobre las personas y las cosas de un imperio invulnerable y ancestral llamado la Camorra. El significado de esta palabra es demasiado obvio, transparente, simplificador: camorra, ri?a, bronca, pelea, enfrentamiento. Como tambi¨¦n lo es Cosa Nostra, esa instituci¨®n privada que siempre anda jodiendo a todos. Saviano prefiere definir la Camorra como El Sistema. Cuenta Saviano que la historia demuestra que esas sentencias mort¨ªferas de los camorristas no se revocan jam¨¢s, que la venganza no se toma vacaciones en la memoria, que acaban ajust¨¢ndose las cuentas aunque haya pasado mucho tiempo. Y tratas de imaginar lo que se siente al vivir en compa?¨ªa del miedo, protegido a todas horas por un ej¨¦rcito de guardaespaldas, renunciando al contacto con tus afectos, recordando el salvaje final de hombres legalistas y supuestamente poderosos que estaban marcados por el verdadero Poder, por la sagrada Mafia, como los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino. Ellos representaban la ley, pod¨ªan hacerles aut¨¦ntico da?o, encarcelarles, amenazar o clausurar sus negocios, demostrar la hist¨®rica complicidad entre los hombres de honor y determinados pol¨ªticos.
El crimen de Roberto Saviano ha sido algo tan aparentemente inofensivo como escribir un libro contando el espanto que ha visto y o¨ªdo en N¨¢poles, ejerciendo su notar¨ªa escrita sobre el reinado de la infamia. Woody Guthrie estaba ut¨®picamente convencido de que su guitarra y sus canciones serv¨ªan para matar fascistas. Blas de Otero sab¨ªa que aunque hubiera perdido la vida, el tiempo, todo lo que tir¨® como un anillo al agua, le quedaba la palabra. Saviano podr¨ªa declarar con orgullosa pero tambi¨¦n amarga certidumbre que su libro, sus palabras impresas, han servido para que el crimen organizado le declare su enemigo prioritario. Y Gomorra estremece no ya por lo que cuenta sino por c¨®mo est¨¢ contado. Con una escritura torrencial y admirable, con literatura de primera clase, con una atm¨®sfera y una fuerza expresiva que te empapan, te hipnotizan, te dan miedo, te convencen y te conmueven. Y te deslumbra tanta sabidur¨ªa y tanto estilo para captar un universo tan complejo en alguien de veintis¨¦is a?os. Ahora tiene veintinueve. Y los verdugos se han empe?ado en que la mosca cojonera que les ha incordiado retratando con temible potencia su rentable abyecci¨®n no llegue a vieja ni muera en su cama.
Saviano habla del eterno protagonismo de la sangre derramada en nombre del negocio, de la droga, el cemento y la extorsi¨®n como las bases m¨¢s suculentas de ese empresariado, del feudalismo y del vasallaje, de la masacre de la inocencia, de la corrupci¨®n como norma, del verdadero Estado que gobierna o desgobierna en N¨¢poles. Su escritura maneja paralelamente y con insuperable arre la cr¨®nica de sucesos y la sociolog¨ªa, la negrura y el lirismo, la descripci¨®n psicol¨®gica y la narraci¨®n costumbrista.
Uno de los cap¨ªtulos se titula 'Hollywood' y es de los pocos momentos en los que Gomorra ofrece una tregua al horror, te hace re¨ªr describi¨¦ndote c¨®mo los capos de la Camorra se mimetizan ante el cine de g¨¢nsteres, c¨®mo tratan de imitar los comportamientos, la gestualidad, el vestuario, la forma de hablar y de moverse, las mansiones, los tics, el argot, el estilo de vida de lo que les ha fascinado en la pantalla. Habla de la influencia y la vampirizaci¨®n que han ejercido sobre ellos pel¨ªculas como El precio del poder, El Padrino, Uno de los nuestros y Donnie Brasco. Y, c¨®mo no, tambi¨¦n la posmoderna actualizaci¨®n de los killers que supone el cine de Tarantino.
La paradoja de que la vida y la realidad copien a la imaginaci¨®n y la ficci¨®n que se inventa el cine evidencia el magnetismo de ¨¦ste, su capacidad para dise?ar monstruos fascinantes que van a resultar mod¨¦licos para los que lo son de verdad. Cuando artistas incuestionablemente grandes como Coppola y Scorsese se han volcado en este opi¨¢ceo g¨¦nero han logrado pel¨ªculas intemporales, reflexiones sobre la violencia institucionalizada llenas de tragedia pero tambi¨¦n de morbo y atracci¨®n. Se supone que para que esos personajes te hechicen tienen la obligaci¨®n de ser complejos, de que su villan¨ªa posea cierta grandeza, matices emocionales, luces y sombras, algo que d¨¦ sentido o nos haga comprender sus cr¨ªmenes. Pero corremos el peligro de que el envoltorio sea tan hipn¨®tico que propicie la mitificaci¨®n, que nos haga olvidar la perversa naturaleza y las abominables actividades de iconos con tanto encanto, que lleguemos a la convicci¨®n o al espejismo de que hay g¨¢nsteres sublimes, buenos, regulares, malos o mal¨ªsimos, con coraz¨®n o sin ¨¦l. Por mucha est¨¦tica que se le eche al asunto es muy arriesgado o muy tramposo pretender igualmente dotarlos de excesiva ¨¦tica.
Los Soprano nunca se han permitido el lujo de que nos enamoremos de ellos. Cuando m¨¢s a gusto te sientes en su compa?¨ªa, cuando est¨¢n pareci¨¦ndote humanos y cercanos hay un giro brutal que te estremece, que te recuerda a qu¨¦ se dedican y de lo que son capaces. Que le pregunten a Saviano la factura que hay que pagar cuando hablas de verdad sobre esta gente, cuando prescindes de adornos y halagos, cuando no les gusta su imagen.
Gomorra: viaje al imperio econ¨®mico y al sue?o de dominio de la Camorra. Roberto Saviano. Debolsillo (2008), Debate (2007) y Empuries (2007). Gomorra. Director: Matteo Garrone. Gui¨®n: Roberto Saviano y Maurizio Braucci. Int¨¦rpretes: Salvatore Abruzzese, Simone Sacchettino, Salvatore Ruocco, Vincenzo Frabricino. Se estrena en Espa?a el pr¨®ximo viernes 14. www.robertosaviano.it/
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