Obama nos convoca a cambiar el mundo
No es f¨¢cil, presidente Obama, pero se pueden cambiar muchas cosas; primero en casa y luego en el mundo, con los dem¨¢s. La primera crisis global que estamos viviendo no es s¨®lo financiera sino econ¨®mica, con la recesi¨®n, social, con el aumento del paro y de la miseria, alimentaria, con las hambrunas, de supervivencia, con el cambio clim¨¢tico y, tambi¨¦n, de la "pol¨ªtica" que se ha practicado. Es la crisis completa de un capitalismo descontrolado y de las ideas que lo han sustentado.
El estatalismo saturado condujo a la ruina del llamado "socialismo real", el de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. El mercado omnipotente ha conducido ahora a la quiebra de un modelo de capitalismo existente. La gesti¨®n de la globalizaci¨®n en manos de operadores financieros, en vez de bajo la direcci¨®n de la pol¨ªtica democr¨¢tica, arrasa con todo. Las d¨¦biles defensas que opone una izquierda pol¨ªtica y sindical desarbolada, cuando no imitadora de lo hegem¨®nico, caen una tras otra, aunque resistan algunos baluartes, como las conquistas del modelo social europeo o ciertos avances en Latinoam¨¦rica.
La gran lecci¨®n de estas crisis es que la pol¨ªtica democr¨¢tica debe gobernar la globalizaci¨®n
?Refundar el capitalismo? Los sistemas sociales ni se fundan ni se refundan porque son procesos; eso s¨ª, se pueden transformar en una u otra direcci¨®n. En mi opini¨®n, la direcci¨®n del futuro depender¨¢ de c¨®mo salgamos de las crisis presentes. Y lo primero es librar y ganar la batalla de las ideas, es decir, devolver a la pol¨ªtica, a la democracia, la direcci¨®n del gobierno de la globalizaci¨®n, lo que no significa acabar con el mercado.
Supone, de entrada, regular con eficacia los sectores sist¨¦micos de la econom¨ªa, aquellos que no se pueden hundir porque se viene todo abajo: el financiero, el energ¨¦tico, los transportes, los servicios esenciales... Es demencial que estos sectores campen a sus anchas y que cuando quiebran les tenga que salvar el dinero de los contribuyentes. Y significa un verdadero robo que ese dinero p¨²blico se utilice para tapar agujeros o para retribuir a los accionistas.
Porque el mayor riesgo de este momento es que los pr¨®ximos d¨ªas 14 y 15 en Washington, y en sucesivas reuniones, se d¨¦ una salida "lampedusiana" a la situaci¨®n: cambiar algo para que todo siga igual. ?sa es la gran batalla de ideas que hay que ganar y no va a ser f¨¢cil. De ah¨ª la importancia de que acuda Espa?a, junto con otros actores progresistas: para impulsar un cambio real en la arquitectura del gobierno de lo global, no s¨®lo en el financiero.
Ser¨ªa enga?arse pensar que despu¨¦s de este terremoto las cosas ser¨¢n iguales. Ya hay una relaci¨®n de fuerzas distinta. En las ideas -es el momento de una ofensiva social y democr¨¢tica-; en la econom¨ªa -ya no hay soluci¨®n sin los pa¨ªses emergentes-; en lo militar -la hegemon¨ªa unilateral se ha terminado-.
Espa?a deber¨ªa apostar por algunas cosas b¨¢sicas. Para empezar, un nuevo dise?o de los organismos internacionales que contemple las nuevas realidades. ?Por qu¨¦ no un banco central global que cuide de la salud financiera y el desarrollo, junto con instituciones regionales? ?Por qu¨¦ no una nueva visi¨®n del libre comercio que incluya instrumentos de cohesi¨®n social, como en la Uni¨®n Europea?
Pero no es realista plantear un gobierno global de las finanzas y/o de la econom¨ªa cuando la propia UE no lo tiene. Un mercado, una moneda, un banco central, exigen un gobierno econ¨®mico. ?Por qu¨¦ no un Tesoro europeo? Si queremos participar en el gobierno de lo global, menos globos y convirt¨¢monos en un actor pol¨ªtico mundial. Con Obama, Estados Unidos ha dado una lecci¨®n y ha empezado a hacer los deberes. Hagamos nosotros, los europeos, los nuestros.
Necesitamos una nueva relaci¨®n transatl¨¢ntica. Menos militar y defensiva y m¨¢s econ¨®mico-social y medioambiental. La alianza entre EE UU y la UE es vital para resolver los problemas de la humanidad y no tanto para atacar o defenderse de la humanidad. La UE deber¨ªa de contribuir a crear un espacio de seguridad paneuropeo, incluyendo a Rusia, EE UU y Canad¨¢.
La prioridad latinoamericana habr¨ªa que reforzarla en su contenido. Habr¨ªa que intentar un aut¨¦ntico espacio euroamericano -Norte y Sur- de democracias, libertad de comercio y cohesi¨®n social, capaz de crear una alianza estrat¨¦gica con Asia. Por cierto, ?para cu¨¢ndo liquidar Guant¨¢namo y levantar el embargo a Cuba?
Tendr¨ªamos, adem¨¢s, que conseguir que la Uni¨®n por el Mediterr¨¢neo -con su capital en Barcelona- sea un ¨¦xito concreto, en desarrollo econ¨®mico, mejoras sociales, avances medioambientales y en seguridad.
Y si apostamos por el ?frica subsahariana -como debemos hacer-, hag¨¢moslo con nuevos instrumentos para el desarrollo, en coordinaci¨®n con Europa y otros actores.
?Acabaremos alg¨²n d¨ªa con el c¨¢ncer de la injusta situaci¨®n de Palestina? ?Seremos capaces de acabar con la guerra de Irak y luchar contra el terrorismo reconstruyendo Afganist¨¢n?
En una palabra, hay que pasar a la ofensiva con las ideas que reflejen una nueva visi¨®n del gobierno de lo global, con un fuerte contenido social, medioambiental y democr¨¢tico. El mundo no est¨¢ para parches ni para bromas, sino para soluciones en profundidad. La actual situaci¨®n es una verg¨¹enza y un esc¨¢ndalo.
Nicol¨¢s Sartorius es director del Observatorio de Pol¨ªtica Exterior de la Fundaci¨®n Alternativas.
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