Similitudes
Yaron Traub consigui¨®, en esta conmovedora meditaci¨®n de Brahms sobre la vida y la muerte, evidenciar el mejor patrimonio que tiene hoy la Orquesta de Valencia. Un patrimonio en el que destacar¨ªan las sonoridades tenues, la expresividad y la belleza de la cuerda, sobre todo la grave... aspecto este ¨²ltimo que conviene especialmente bien a Brahms, y no s¨®lo al Brahms del R¨¦quiem. Recu¨¦rdese el amor del compositor de Hamburgo por las violas, por la voz de contralto, por los coros masculinos, etc. El primer movimiento del R¨¦quiem alem¨¢n (Selig sind die da Leid tragen), prescinde incluso de los violines, y la obra refuerza con el ¨®rgano la sonoridad oscura -pero no angustiosa- que orquesta y coro tradujeron con exactitud. A todo ello cabr¨ªa a?adir, en la actuaci¨®n del viernes, el cuidadoso acompa?amiento de la soprano, especialmente por parte de las maderas.
UN R?QUIEM ALEM?N
De Brahms. Orquesta de Valencia. Coro Filarm¨®nico checo de Brno. Solistas: Rebecca Evans y Markus Enche. Director: Yaron Traub. Palau de la M¨²sica. Valencia, 7 de noviembre de 2008.
El coro de Brno tambi¨¦n dio lo mejor de s¨ª en esos momentos de poco volumen, delicados, fr¨¢giles a pesar de la corporeidad sonora, con una m¨²sica casi "suspendida en el aire", que se repitieron en el quinto movimiento (con y sin la soprano) y en el maravilloso final. Ambas formaciones compartieron igualmente los aspectos m¨¢s discutibles de su praxis interpretativa: del mezzo-forte hacia arriba, a medida que crec¨ªa el volumen, parec¨ªa disminuir la capacidad, previamente demostrada, de plasmar un hermoso fraseo, de generar un sonido bello y de controlar con maestr¨ªa toda la din¨¢mica que cabe englobar en el ¨¢mbito del piano. Ocurri¨® esta vez en el segundo y en el quinto movimiento, cuyas secciones m¨¢s dram¨¢ticas perdieron la magia que antes hab¨ªa volado por la sala. Acaso influye la idea del "nadie tapa a nadie" frente a la de "el fragor todo lo oculta". Pero lo cierto es que el autocontrol es a¨²n m¨¢s necesario con las sonoridades fuertes que con las suaves. De lo contrario puede rozarse la est¨¦tica del bombo y platillo. Es este un problema ya viejo en la Orquesta de Valencia, que Yaron Traub deber¨ªa tratar de resolver, al igual que ha resuelto muchos otros.
El coro de Brno -y asimismo la orquesta- interpretaron con ajuste (aunque a veces pareciera cogido con alfileres) la fuga del tercer movimiento y la del quinto. No fueron, con todo, las secciones m¨¢s conseguidas en cuanto a traducci¨®n emotiva. Soprano y bar¨ªtono, por el contrario, gustaron m¨¢s por la expresi¨®n que por la t¨¦cnica vocal.
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