La luz
Se supone que los ide¨®logos de la tele est¨¢n estruj¨¢ndose su retorcido y muy bien pagado cerebro para encontrar cebos en tiempos de crisis. Hay demasiada competencia y la publicidad tambi¨¦n est¨¢ enfermita, exige rebajas, precisa mimo. La clientela va a aumentar a la fuerza, ya que a las legiones de angustiados desempleados el tiempo se les va a hacer interminable y necesitar¨¢n consumir a todas horas el v¨®mito de ese aparato que proporciona un goce, embrutecimiento, talism¨¢n contra la soledad, que acostumbraba a salir muy barato.
Pero los fenicios de la Comisi¨®n Nacional de la Energ¨ªa (?qu¨¦ ser¨¢ eso?, a m¨ª me suena a eufemismo, a robo legalizado, a derecho de pernada, a Cosa Suya) pretenden encarecer la supervivencia l¨²dica del llano y sufrido pueblo subiendo las tarifas el¨¦ctricas en un delincuente 31%. Y descubres que Zapatero tiene sentido pol¨ªtico o le ha iluminado la luz divina al declarar estrat¨¦gicamente que eso es una barbaridad. L¨¢stima que en su concepto de barbarie no figurara anteriormente el salvaje enriquecimiento de los enamorados del cemento, de esos c¨ªnicos que se declaran en quiebra y obligan a sus currantes a hincharse a pan, a la depresi¨®n, al miedo a perder lo poco que cre¨ªan poseer, al insomnio, a casarse perrunamente con la tele ya que no est¨¦n los tiempos ni los ahorros para tomar ca?as, para ir al cine, para salir de esa casa que a lo peor te embargan. El terrenal Zapatero sabe que al personal desesperado se la suda que inviten a la reivindicativa Espa?a a la cumbre de los m¨¢s guais para arreglar el desastre econ¨®mico de los civilizados, el infierno que promete el cambio clim¨¢tico, que Obama se haga colega incondicional de nuestro c¨¢lido timonel, que el sofisticado derechista Sarkozy haya enchufado al socialdem¨®crata bienintencionado para que le inviten al sarao.
Lo que le preocupa al que no tiene trabajo o puede perderlo, al que sabe m¨¢s de supervivencia que de grandes ideales, es tener que estar a oscuras, pasar fr¨ªo, no ver la tele porque los impunes depredadores han decidido vender la electricidad a precio de droga de lujo. Por cositas como ¨¦sa llegan las revoluciones. Las sangrientas, aclaro.
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