Cosas del f¨²tbol (?vasco?)
Lo m¨¢s ocurrente que se ha dicho estos d¨ªas sobre la comentada decisi¨®n de la ¨¦lite del f¨²tbol vascongado y asimilado (?habr¨¢ que decir euskalherriako?) de no jugar en diciembre contra Ir¨¢n si la selecci¨®n vasca no lleva el nombre de Euskal Herria sali¨® de los labios de Joseba Etxebarria, erigido en su portavoz natural: "No es una cuesti¨®n pol¨ªtica", asegur¨® todo convencido el delantero del Athletic de Bilbao y ex de la selecci¨®n espa?ola. Cabe la posibilidad de que entre los 165 firmantes haya otras almas c¨¢ndidas que consideren tambi¨¦n que el nombre de las cosas y los sentimientos constituyen entes puros, no contaminados por inter¨¦s alguno. Pero no parece que sea el caso de quienes impulsaron y redactaron el comunicado-proclama, que concluye de esta manera tan futbol¨ªstica: "A la naci¨®n formada por Araba, Behe Nafarroa, Bizkaia, Gipuzkoa, Lapurdi, Nafarroa Garaia y Zuberoa se le llama 'Euskal Herria".
Como a otros muchos nacionalistas, se les ha quedado peque?a la idea de Euskadi
Es otra muestra de la permanente confusi¨®n entre el deseo y el derecho
A los instigadores del documento y a nuestros sobrevalorados peloteros hay que agradecerles, en cualquier caso, que durante m¨¢s de una semana nos hayan obligado a convertirnos en historiadores, fil¨®logos y ling¨¹istas para intentar descubrir el verdadero nombre del pa¨ªs en el que vivimos, en vez de comentar, por ejemplo, el triste momento del f¨²tbol euskalherriako, con la digna excepci¨®n del Real Uni¨®n. Y tambi¨¦n hay que reconocerles el m¨¦rito de haber se?alado con su pronunciamiento contra la Federaci¨®n Vasca de F¨²tbol un defecto cong¨¦nito de la pol¨ªtica dom¨¦stica: la permanente confusi¨®n entre las aspiraciones y la realidad, o entre el deseo y el derecho.
Para los sue?os no hay l¨ªmites, pero no se vive en ellos ni de ellos. Y aunque nadie puede ser forzado a dejar de so?ar, la existencia resulta muy problem¨¢tica si no se pisa suelo firme. Cuando las propias instituciones y sus gestores mezclan los planos y confunden de forma deliberada administraci¨®n e ideolog¨ªa, derechos y aspiraciones, no pueden sorprenderse luego cuando algunos de sus ciudadanos terminan creyendo que la realidad es el deseo enunciado, o cuando los m¨¢s radicales y consecuentes les desbordan. Al fin y al cabo, el nacionalismo gobernante no se ha caracterizado por ajustar su discurso y su gesti¨®n institucionales al marco establecido por las leyes, lo que ha causado distorsiones que s¨®lo recientemente comienza a percibir como perjudiciales.
A quienes se lamentan ahora de que el concepto de Euskal Herria se presente como antag¨®nico del de Euskadi y cargado de doctrina batasuna, habr¨ªa que recordarles cu¨¢nto han puesto de su parte para que tal cosa suceda. Y no ya con el discurso de jersey de los domingos, sino con el traje de diario del gobierno. Parece olvidarse, por ejemplo, que el escudo oficial del Pa¨ªs Vasco jur¨ªdicamente existente mantiene uno de sus cuarteles vac¨ªo, como enlutado lamento por la ausencia de Navarra. O que los contenidos informativos de los medios p¨²blicos de Euskadi, desde los sucesos al mapa del tiempo, desbordan a todas horas el ¨¢mbito de la comunidad aut¨®noma sin diferenciar a Navarra o Iparralde como ¨¢mbitos administrativamente separados; algo que s¨ª se hace de modo ostentoso con todo lo que puede calificarse de "espa?ol" o "franc¨¦s". Por no hablar de la ya antigua sustituci¨®n de "Euskadi" por "Euskal Herria" en el l¨¦xico de las emisoras de radio y televisi¨®n de EITB.
Basta con revisar los libros de texto para comprobar c¨®mo la segunda denominaci¨®n y su mapa cabalgan hace mucho tiempo de forma equ¨ªvoca por sus p¨¢ginas. Y no est¨¢ de m¨¢s apuntar que ha sido el Departamento de Educaci¨®n del Gobierno de Euskadi el impulsor de un redundante e ideologizado curr¨ªculum escolar vasco que se pretende aplicar a "todos los centros de Euskal Herria". Dado que nuestros/as futbolistas han estudiado en colegios y libros donde el t¨¦rmino predomina; dado que es lo que han o¨ªdo a la mayor¨ªa de los pol¨ªticos nacionalistas y escuchado habitualmente en Radio Euskadi y ETB; y teniendo en cuenta que el a?o pasado el Gobierno vasco ya se dej¨® colar la denominaci¨®n, resulta bastante explicable que quienes impulsaron el cambio de nombre de la selecci¨®n no est¨¦n "dispuestos a retroceder".
Y se entiende que el repudio del t¨¦rmino Euskadi moleste al PNV, pero tampoco cabe calificarlo como una muestra de incultura pol¨ªtica, seg¨²n recrimin¨® a los firmantes el senador I?aki Anasagasti. Habr¨ªa que hablar, mejor, de coherencia. A los 165 se les ha quedado peque?a la idea de Euskadi -al igual que a muchos nacionalistas- a base de desbordarla. De hecho, asumen impl¨ªcitamente la argumentaci¨®n de Batasuna cuando justifican su opci¨®n porque "desde las instituciones han vaciado de contenido la palabra, el t¨¦rmino EUSKADI". Y, ya lanzados, se retratan al proclamar la existencia de "una naci¨®n de siete territorios y 21.000 kil¨®metros cuadrados" llamada "Euskal Herria". Como ha hecho notar Joseba Arregi, es una curiosa naci¨®n esa que se reduce a una dimensi¨®n casi catastral y prescinde ol¨ªmpicamente de los m¨¢s de tres millones de ciudadanos que podr¨ªan constituirla.
Pero, bueno, hab¨ªamos quedado en que no estamos hablando de pol¨ªtica sino de f¨²tbol, ?no?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.