Una ley para la integraci¨®n

El Gobierno de la Generalitat acaba de firmar el Pacto Valenciano por la Inmigraci¨®n con los agentes sociales. Los sindicatos CC OO y UGT, la patronal Cierval y el Consell han suscrito el primer acuerdo de estas caracter¨ªsticas en nuestro pa¨ªs. Un pacto al que se unir¨¢ la Ley de Integraci¨®n de los Inmigrantes y que cubre una laguna necesitada de iniciativas pol¨ªticas. Se trata de una respuesta complementaria a la legislaci¨®n estatal a¨²n necesitada de reformas que no deber¨ªa dilatarse m¨¢s en el tiempo.

Todos los inmigrantes tienen derecho a la integraci¨®n, incluso aquellos que han llegado de forma irregular. Y mientras se resuelve en un sentido u otro su situaci¨®n, deben ser los destinatarios de las pol¨ªticas de integraci¨®n. Pero que no lo olviden algunos predicadores del aqu¨ª cabemos todos: los inmigrantes tambi¨¦n tienen el deber de integrarse en la sociedad que han elegido para vivir, trabajar o encontrar las oportunidades que no se les ofrecen en su pa¨ªs de origen. Derechos y deberes. Es necesaria una posici¨®n tan alejada del tradicional asimilacionismo practicado por los irreductibles del purismo como del relativismo cultural y social que postula todav¨ªa cierto anacronismo de izquierda.

La necesaria ley estatal de integraci¨®n deber¨ªa ser fruto del consenso en el Parlamento

La inmigraci¨®n no solo implica llegar a otra naci¨®n y encontrar trabajo y alojamiento, tampoco se agota en el derecho a recibir las atenciones sanitarias o sociales, ni en la incorporaci¨®n al sistema educativo de los menores inmigrantes. La integraci¨®n va m¨¢s all¨¢. Inmigraci¨®n e integraci¨®n son las dos caras de una misma moneda. Porque sin integraci¨®n, la inmigraci¨®n es un no lugar en la sociedad. Una fuga cotidiana, una marginaci¨®n constante. Un desarraigo multiplicado. Una fuente de inquietud y de frustraci¨®n.

El Gobierno valenciano impulsa la integraci¨®n de los inmigrantes. Es el primer Ejecutivo auton¨®mico que ha convertido esa inquietud en un proyecto de ley, cuya aprobaci¨®n en la C¨¢mara auton¨®mica es inminente. La nueva ley es una iniciativa democr¨¢tica que contrasta con un hecho dif¨ªcilmente explicable: la ausencia de una norma estatal sobre integraci¨®n. Ese vac¨ªo normativo es una dejaci¨®n de responsabilidades por parte del Ejecutivo socialista. La normativa estatal est¨¢ centrada en lo que se conoce como pol¨ªtica de fronteras. No existe todav¨ªa ese texto que articule el proceso de integraci¨®n de los inmigrantes.

Esa ley es necesaria, es urgente. Porque los inmigrantes en Espa?a ya suponen cerca de cinco millones de personas, m¨¢s del 11% de la sociedad, y se han incorporado a la sociedad espa?ola en apenas ocho a?os. Lo que no deja de ser extraordinario, si se tiene en cuenta que los grandes pa¨ªses de la Uni¨®n Europea -Francia, Alemania, Reino Unido- ya tienen porcentualmente menos extranjeros que Espa?a. Esos pa¨ªses, adem¨¢s, llevan 50 a?os siendo destino regular de la inmigraci¨®n, mientras que Espa?a solo lleva diez a?os.

Ello da cuenta de las proporciones del fen¨®meno migratorio en Espa?a, y, a la vez, dice mucho a favor de los espa?oles, de su apertura, de su universalismo y de su capacidad de convivencia. Tambi¨¦n ello demuestra que los inmigrantes han sabido incorporarse a la sociedad espa?ola con gran inteligencia y sensibilidad. Con un esfuerzo admirable. Sin que ello signifique olvidar que se han producido algunos sucesos aislados, aunque muy preocupantes, de xenofobia y racismo.

Ha llegado la hora de perfeccionar los mecanismos de la integraci¨®n. Porque han pasado varios a?os y todos sabemos m¨¢s de la inmigraci¨®n. Sin olvidar que la ciudadan¨ªa valora muy positivamente la aportaci¨®n de los inmigrantes a la riqueza de Espa?a. Riqueza no solo evaluable en t¨¦rminos econ¨®micos, sino tambi¨¦n culturales.

La necesaria ley estatal de integraci¨®n deber¨ªa ser fruto del consenso en el Parlamento, y, sin duda, el resultado de un acuerdo entre los dos grandes partidos, PSOE y PP. Pero para ello es necesario que los socialistas se desprendan de ciertas rutinas disfrazadas de impreciso y quim¨¦rico progresismo, que todav¨ªa lastran su discurso. El giro copernicano del presidente Zapatero tiene que ir acompa?ado de propuestas concretas. De otro modo continuaremos con la incongruencia entre el discurso y la realidad a la que nos tiene acostumbrado el PSOE cuando gobierna.

Una ley que, por otra parte, estar¨ªa muy cercana a los postulados del congreso de los socialistas europeos celebrado en Oporto en diciembre de 2006, coincidentes con los que el PP ha planteado en reiteradas ocasiones, y que hacen una llamada a la defensa de los valores democr¨¢ticos europeos como elemento clave para la integraci¨®n de los inmigrantes. Una integraci¨®n realizada desde la diversidad y desde el respeto a la cultura originaria de los inmigrantes, pero que en ning¨²n caso puede entrar en contradicci¨®n con dichos valores.

Es necesario profundizar en el camino de la integraci¨®n. Concebir un nuevo marco legal estatal que plasme del modo que sea m¨¢s adecuado ese doble compromiso que se establece entre el inmigrante y la sociedad de llegada. Donde el nuevo pa¨ªs extiende sus derechos a la poblaci¨®n inmigrante, y donde ¨¦sta se compromete a vivir conforme a los deberes que tambi¨¦n ata?en y obligan a la poblaci¨®n aut¨®ctona. Y esta ley debe ir acompa?ada de un pacto entre las fuerzas pol¨ªticas y sociales para prevenir fracturas sociales que la actual situaci¨®n econ¨®mica puede producir.

Rafael Blasco es consejero de Inmigraci¨®n y Ciudadan¨ªa.