Repsol, mejor el Estado que Lukoil
La posibilidad de que una empresa extranjera adquiera un paquete de acciones con peso decisivo para la gesti¨®n de Repsol es muy negativa para la industria espa?ola; pero si la empresa compradora fuera la rusa Lukoil se alcanzar¨ªa una cota rayana en el absurdo.
Repsol es uno de los ¨¦xitos m¨¢s indiscutibles y m¨¢s relevantes de los que ha generado la econom¨ªa espa?ola a lo largo de muchas d¨¦cadas. Lo es por su tama?o, ya que sirve un 60% del mercado espa?ol de hidrocarburos l¨ªquidos, el 80% del butano, y, adem¨¢s, controla a la important¨ªsima Gas Natural, tambi¨¦n dominante en su mercado. Y lo hace con una eficiencia que puede compararse perfectamente con la de sus hom¨®logas europeas. Si Repsol pasase a ser controlada por una empresa extranjera, considerando que las otras empresas que tienen refiner¨ªas en Espa?a -Cepsa y BP- son filiales de gigantes for¨¢neos, el fundamental sector del petr¨®1eo quedar¨ªa no s¨®lo sin un "campe¨®n nacional", sino, incluso, sin empresas industriales espa?olas.
Una participaci¨®n p¨²blica en la gran empresa espa?ola corregir¨ªa el error de la privatizaci¨®n total
Francia e Italia tienen presencia estatal en sus gigantes energ¨¦ticos
Y esto ser¨ªa as¨ª no por la ineficiencia de sus trabajadores y t¨¦cnicos, o porque su balance y su cuenta de resultados sean insostenibles, sino por un grave problema de endeudamiento de su accionista principal -Sacyr Vallehermoso-, un hecho que por tanto es ajeno a la estructura de la propia Repsol. Para colmo, la compra por Lukoil de ese paquete de acciones de casi el 30% del capital se har¨ªa a un precio muy bajo -incluso si hubiera una prima del 100%- puesto que la valoraci¨®n en Bolsa de Repsol y de muchas otras empresas espa?olas, excelentes en diversos campos -banca, inmobiliario, comercio-, est¨¢ en m¨ªnimos por la coyuntura de crisis econ¨®mica general por la que atravesamos.
Empresas como Repsol, Gas Natural, Endesa y la Compa?¨ªa Log¨ªstica de Hidrocarburos (CHL, SA) vienen del sector p¨²blico espa?ol. Su privatizaci¨®n se hizo con cuidado a lo largo de a?os, efectuando ajustes de plantilla (en general, respetuosos de los derechos de los trabajadores) e invirtiendo cantidades considerables, que las convirtieron en entidades muy eficientes -comp¨¢rense, por ejemplo, los ratios de Endesa y de la alemana E.ON-, capaces de competir en mercados extranjeros. En suma: su privatizaci¨®n fue una l¨ªnea de pol¨ªtica econ¨®mica acertada y el dinamismo y el ¨¦xito empresarial as¨ª alcanzados han sido notables.
Pero hay que se?alar, tambi¨¦n, que Espa?a ha ido a la privatizaci¨®n de empresas con una ingenuidad excesiva respecto a las pr¨¢cticas de sus vecinos de la Uni¨®n Europea (con la excepci¨®n del Reino Unido). En efecto, tanto Francia, en Electri-cit¨¦ de France, e Italia, con Enel y con el ENI, han mantenido participaciones estatales determinantes, para orientar la gesti¨®n de sus grandes empresas del estrat¨¦gico sector de la energ¨ªa en el sentido de los intereses nacionales.
Jugar con las reglas de un liberalismo puro, como si el sector de la energ¨ªa estuviese compuesto por peque?as empresas en libre competencia, en vez de ser un oligopolio de gigantes operando en un mercado que explota recursos naturales limitados y que, desde su origen a principios del siglo XX, ha sido un factor clave geopol¨ªtico, es un juego de una candidez inusitada.
Entre los pa¨ªses que m¨¢s utilizan sus fuentes de energ¨ªa y sus empresas gigantescas para presionar y obtener ventajas pol¨ªticas, tanto internas como en el campo internacional, campea y reina hoy, sin muchos rivales, la Rusia de Putin y de los oligarcas. Y entre los campeones gigantes rusos, estatales o privados, pero todos estrechamente ligados al poder pol¨ªtico a trav¨¦s de ayudas mutuas, destaca Lukoil.
Aunque Lukoil suele presentar, cuando conviene, que su principal accionista, con un 20% de capital, es la norteamericana Conoco, eso no es cierto. El principal accionista de Lukoil es su presidente Alekperov, con el 20,4%, que, junto con el vicepresidente Fedun, que tiene el 9%, forman un grupo de control del 29,4%.
Es inveros¨ªmil creer que, si Lukoil tomase el 29,9% de Repsol, se podr¨ªa mantener indefinidamente el actual tope del 10% para el derecho de voto que hoy rige en las juntas generales de Repsol, as¨ª como que los rusos, con ese decisivo paquete de acciones y con la presi¨®n que puede hacer un gran suministrador de crudo de petr¨®1eo sobre el que se lo compra, iban a ser segundones respecto a la direcci¨®n espa?ola actual.
Para colmo del disparate, Lukoil, que tiene junto a su compatriota Rosneft la peor calificaci¨®n financiera (BBB) de todas las grandes petroleras, pide que sean las entidades bancarias espa?olas las que le financien la compra de Repsol.
Este absurdo no debe consentirse por el Gobierno espa?ol. Es evidente que el Gobierno y los bancos deben contribuir a resolver el problema de endeudamiento Sacyr Vallehermoso, lo mismo que es racional -y as¨ª se est¨¢ haciendo en Estados Unidos y en Europa- el que ayuden a las entidades financieras o industriales m¨¢s importantes que, siendo viables y bien gestionadas, atraviesan un periodo muy duro debido a la crisis econ¨®mica general, una de cuyas causas principales ha sido la err¨®nea pol¨ªtica de tipos de inter¨¦s excesivamente bajos practicada por la Reserva Federal americana y, por arrastre, por el Banco Central Europeo entre los a?os 2003 y 2005.
Si no se encontrase una soluci¨®n, que ser¨ªa lo m¨¢s sencillo, para el problema de la deuda de Sacyr -que se convierte en un problema sobre el control de la estrat¨¦gica Repsol-, el Gobierno no deber¨ªa mantenerse en la pasividad frente a un asunto de tal trascendencia, con la cantinela de que "es un asunto entre empresas privadas". No ser¨ªa absurdo, en absoluto, que el Estado asuma la participaci¨®n accionarial en Repsol que pretende Lukoil, comprando a un precio razonable.
A la vista de la presencia estatal en las empresas europeas del sector de la energ¨ªa, la vuelta parcial del Estado a Repsol no ser¨ªa una anomal¨ªa, sino que corregir¨ªa la ingenuidad en que se incurri¨® con su privatizaci¨®n total. Y, si dentro de tres o cinco a?os el Estado decidiera deshacer la compra, probablemente har¨ªa un buen negocio.
Tras el paso de Endesa a manos de Enel, si, adem¨¢s, se produjera ahora la toma de control de Repsol por Lukoil, ello pesar¨ªa muy negativamente en el juicio final sobre la pol¨ªtica industrial y la pol¨ªtica frente a la crisis actual de la etapa de Rodr¨ªguez Zapatero.
Miguel Boyer Salvador, ex ministro de Econom¨ªa y Hacienda.
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