C¨®mplices de la verg¨¹enza

No basta con decir que el Gobierno de Aznar conoc¨ªa la existencia de vuelos ilegales y secretos con destino al limbo jur¨ªdico de Guant¨¢namo. La maquinaria de la Administraci¨®n espa?ola se puso al servicio de la Administraci¨®n de Bush para facilitarlos y para disimular las evidencias de su tr¨¢nsito por Espa?a. En la operaci¨®n participaron altos funcionarios de los ministerios de Asuntos Exteriores y Defensa, y tambi¨¦n del gabinete internacional de la Presidencia del Gobierno. Dejaron constancia escrita de las comunicaciones para dar respuesta inmediata a una petici¨®n de Washington que los convert¨ªa en c¨®mplices de una de las mayores verg¨¹enzas de nuestro tiempo.

Al igual que ocurri¨® con los diputados populares a la hora de votar en el Congreso sobre la participaci¨®n espa?ola en la invasi¨®n de Irak, perpetrada al margen de Naciones Unidas, ni uno solo de los altos cargos nombrados por el PP y por cuyas manos transitaron la informaci¨®n y los documentos sobre los vuelos secretos expres¨® la m¨¢s m¨ªnima reserva pol¨ªtica o moral frente a la iniquidad que iba a llevarse a cabo. Su celo lleg¨® al extremo de sugerir los aeropuertos m¨¢s "discretos" y las f¨®rmulas m¨¢s apropiadas para ocultar a la opini¨®n p¨²blica la grave decisi¨®n que el Gobierno iba a adoptar. Incluso previeron las consecuencias de que alguno de los trasladados tuviera nacionalidad europea. Pero no para objetar el plan, sino para evitar que se supiera.

Aznar hizo de la lucha contra el terrorismo la bandera de su presidencia, e insisti¨® en que, para vencerlo, no val¨ªan los atajos. Pero era un principio cuya validez depend¨ªa de las circunstancias. Si todos los terrorismos le parec¨ªan iguales, como no ces¨® de repetir para justificar la participaci¨®n espa?ola en Irak, tambi¨¦n deber¨ªan parec¨¦rselo todos los episodios de guerra sucia.

Y, sin embargo, no consta que pusiera ning¨²n reparo a la hora de convertir a nuestro pa¨ªs en una pieza del engranaje que facilit¨® la tortura de decenas de acusados de terrorismo, invocando la seguridad, la libertad y la democracia. Todav¨ªa hoy lo sigue haciendo, para desgracia de la actual direcci¨®n de su partido, que intenta evitar verse salpicada por este nuevo esc¨¢ndalo.

La Audiencia Nacional viene investigando los vuelos secretos con destino a Guant¨¢namo desde que se supo que algunos de ellos transitaron por Espa?a. El proceso se encontraba paralizado a falta de pruebas y documentos: ahora se han conocido pruebas de vuelos militares, diferentes a los de la CIA pero con implicaciones similares. El Gobierno actual asegura desconocer que su predecesor concediera de manera expresa autorizaci¨®n para los vuelos a Guant¨¢namo, y el ministro de Exteriores se ha comprometido a abrir una investigaci¨®n. Sorprende que esa investigaci¨®n s¨®lo se inicie ahora, como si la causa abierta en su d¨ªa por la Audiencia Nacional, y que ha estado a punto de decaer, no hubiera sido un est¨ªmulo suficiente y se hubiera estado modulando la colaboraci¨®n con la justicia.