Derechos humanos y manipulaci¨®n
El pasado 25 de noviembre apareci¨® en la secci¨®n de Cartas al director de este diario una misiva suscrita por David Bondia, director del Instituto de los Derechos Humanos de Catalu?a, "y 10 firmas m¨¢s", en la que se arremet¨ªa contra el entonces consejero de la Vicepresidencia de la Generalitat, Josep Llu¨ªs Carod Rovira, a causa de su reciente viaje oficial a Israel y de su anunciada asistencia a una cena de "la asociaci¨®n de Amistad Catalu?a-Israel" (sic). Bien, en democracia los pol¨ªticos est¨¢n para ser criticados y, de cualquier modo, todos tienen pluma y lengua para, de creerlo necesario, defenderse por s¨ª mismos. En este caso, sin embargo, la cr¨ªtica contra Carod conten¨ªa falsedades y tergiversaciones que trascienden la persona o la actuaci¨®n del pol¨ªtico cuestionado y que, exigen, a mi juicio, una respuesta.
La justa aspiraci¨®n palestina a tener un Estado soberano junto a Israel no necesita de triqui?uelas ni manipulaciones
Para empezar, tal "asociaci¨®n de Amistad Catalu?a-Israel" no existe ni ha existido jam¨¢s; no con ese nombre. Lo que existe desde noviembre de 1978 es una Associaci¨® de Relacions Culturals Catalunya-Israel (ARCCI), inicialmente etiquetada "Espa?a-Israel" por ser la primera de su g¨¦nero en todo el Estado. Del car¨¢cter cultural y no pol¨ªtico de la entidad dan fe los cientos de actividades organizadas por ella a lo largo de tres d¨¦cadas en colaboraci¨®n con todas las administraciones, as¨ª como el perfil de sus sucesivos presidentes, entre los que me permito citar al m¨²sico Jordi Cervell¨®, al escritor Baltasar Porcel y a la actriz y directora teatral N¨²ria Espert. Como socio fundador y, durante muchos a?os, miembro de la directiva de ARCCI, debo negar categ¨®ricamente la imputaci¨®n del se?or Bondia de que ¨¦sta "apoya la ocupaci¨®n israel¨ª de Palestina", si por Palestina entendemos Gaza y Cisjordania. Lo ¨²nico que ARCCI ha defendido siempre es el derecho de Israel a la existencia como, por otra parte, hacen todos los dem¨®cratas del mundo, a diferencia de Mahmud Ahmadinejad, Osama Bin Laden y algunas otras figuras del mismo jaez. Ser¨ªa interesante saber de qu¨¦ lado se sit¨²a, a este prop¨®sito, David Bondia.
Si de lo m¨¢s local pasamos a lo m¨¢s global, la carta del Instituto de los Derechos Humanos de Catalu?a da a entender que, viajando a Israel y rubricando all¨ª diversos acuerdos en nombre de la Generalitat, Carod contravino las indicaciones de la Asamblea General de la ONU y del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya (TIJ), nada menos. Ser¨¢ ¨²til recordar que ni esa Asamblea ni este Tribunal poseen capacidad jur¨ªdica para dictar a los gobiernos del mundo su pol¨ªtica exterior; s¨®lo las resoluciones del Consejo de Seguridad y las sentencias del Tribunal Internacional de Justicia sobre los pleitos entre Estados que le hayan sido sometidos tienen fuerza de obligar. Pero pasemos por encima de este detalle: ?podr¨ªa el profesor Bondia precisarnos cu¨¢ndo y en qu¨¦ t¨¦rminos exactos la Asamblea General de Naciones Unidas o el TIJ han recomendado a la comunidad internacional el boicoteo diplom¨¢tico o comercial contra Israel?
Boicoteo, s¨ª, porque eso es exactamente lo que proponen los remitentes de la carta de marras, bajo el delicado eufemismo de "aumentar la presi¨®n hacia el Estado de Israel". Y bien, ?cu¨¢ntos gobiernos democr¨¢ticos se han apuntado a este boicoteo, cu¨¢ntas delegaciones extranjeras han cancelado en los ¨²ltimos a?os sus visitas a Israel como gesto de presi¨®n? ?Por qu¨¦, entonces, deb¨ªa hacerlo el Gobierno que preside Jos¨¦ Montilla? El se?or Bondia y dem¨¢s firmantes, autoerigidos en voceros del "sentimiento mayoritario del pueblo catal¨¢n" (?acaso han celebrado un refer¨¦ndum?) quisieran someter la pol¨ªtica exterior de la Generalitat al dictado de sus filias y de sus fobias.
Como fundamento moral de su tesis, los responsables del Instituto de los Derechos Humanos de Catalu?a invocan las dram¨¢ticas condiciones de vida de la poblaci¨®n palestina en Gaza. Ciertamente, se trata de una situaci¨®n deplorable, que mejorar¨ªa de forma inmediata si Ham¨¢s -que ejerce all¨ª una dictadura f¨¦rrea- dejase de disparar sus cohetes sobre las ¨¢reas civiles israel¨ªes aleda?as a la franja y de excavar t¨²neles bajo la frontera para infiltrarse y atentar en Israel. Fue as¨ª como la milicia islamista captur¨® hace ya dos a?os y medio al recluta Guilad Shalit, a quien a¨²n mantiene secuestrado sin que su familia sepa siquiera si est¨¢ vivo o muerto. Pero, al parecer, ni Guilad Shalit, ni sus padres, ni los habitantes de Sderot acosados desde hace a?os por los cohetes Kassam tienen derechos humanos...
La pasada semana, un ataque terrorista a gran escala ensangrent¨® la ciudad india de Bombay y conmocion¨® a la opini¨®n p¨²blica internacional. Aunque la excusa de los asesinos -siempre tienen una- era la opresi¨®n de los musulmanes de Cachemira bajo la f¨¦rula de Nueva Delhi, de hecho, las v¨ªctimas a las que los terroristas pusieron m¨¢s ah¨ªnco en liquidar fueron norteamericanos, brit¨¢nicos... y en especial los ocho hu¨¦spedes adultos del centro jud¨ªo Chabad House, parad¨®jicamente regentado por la secta ultraortodoxa Lubavitch, ajena al sionismo y apartada de la pol¨ªtica israel¨ª. Pues bien, no he le¨ªdo a ning¨²n palad¨ªn de los derechos humanos denunciar esa recurrente sa?a antisemita del islamismo armado. De hecho, ni siquiera les he o¨ªdo condenar, con la contundencia que usan en otros casos, los cr¨ªmenes del terrorismo islamista en India, en Afganist¨¢n, en Irak... o en Israel.
La bandera de los derechos humanos, y en concreto la justa aspiraci¨®n palestina a tener un Estado soberano y pac¨ªfico junto a Israel no necesitan, para su defensa, de triqui?uelas, manipulaciones ni sectarismos. Al contrario, esas armas m¨¢s bien desprestigian tan nobles causas.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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