La cultura del PP en su sitio
Una de las anomal¨ªas m¨¢s flagrantes del modelo conservador del PP valenciano en los a?os noventa fue su decidida apuesta por los grandes eventos/equipamientos culturales. Significaron unos felices a?os noventa a mayor gloria y diversi¨®n de Consuelo Ciscar, que consigui¨®, por intrincadas jugadas de las relaciones de poder, una extra?a autonom¨ªa, pol¨ªtica y financiera As¨ª, en el a?o 2000, la Comunidad Valenciana era la segunda autonom¨ªa que m¨¢s gast¨® en cultura -s¨®lo por detr¨¢s de Catalu?a, en t¨¦rminos absolutos, y s¨®lo por detr¨¢s de Navarra en t¨¦rminos de euros por habitante-. A partir del a?o 2001, con Zaplana pensando ya en Madrid, la situaci¨®n vari¨® y dado que ni Rita ni Alperi ni Giner ni Fabra se encontraban especialmente c¨®modos en jornadas de pensamiento mundial, ni en vernissages de arte contempor¨¢neo ni en muestras de teatro, y que, al margen de la propia Ciscar, nadie supo o pudo rentabilizar de manera provechosa la incontinencia cultural, poco a poco se fue cuestionando la pertinencia del man¨¢ que finalmente aprovechaba alg¨²n que otro cultureta rojo catalanista y chaquetero.
Con la llegada del C¨¦sar F¨²nebre en 2003, la estrategia consisti¨® en desmontar el negociado recortando el generoso chorro financiero, enviando a Consuelo Ciscar al exilio del IVAM y urdiendo algunas falsas fundaciones para centrifugar recursos fuera del control y reubicar a infanzones que se perdieron el primer reparto. Ya en 2004 el gasto p¨²blico en cultura de la Generalitat se situaba por detr¨¢s de Catalu?a, Andaluc¨ªa, Madrid, y Castilla y Le¨®n.
A esta nueva traza tambi¨¦n contribuy¨® encontrar la veta de los eventos deportivos que se ajustaban mucho mejor a las querencias de nuestra clase pol¨ªtica y que obligaban a relacionarse con personajes como Agag, Bertarelli, Ecclestone..., en vez de Bigas Luna, Melina Mercouri o liantes como Settembrini. D¨®nde va a parar. La confirmaci¨®n del nuevo estilo qued¨® sancionado por el nombramiento de la ¨²ltima consejera -s¨ª, a la que le gusta toda la m¨²sica desde los Beatles a los Rolling (sic) y tambi¨¦n la zarzuela- apuntando el gallin¨¢ceo vuelo pol¨ªtico e intelectual que nuestro l¨ªder quiere impregnar a esta nueva era de pol¨ªtica cultural.
Veamos qu¨¦ nos queda como balance; tenemos la ¨®pera del Palau de les Arts, que no bajar¨¢ de los 100 millones anuales de gasto corriente y que b¨¢sicamente sirve para que en el piso 13, durante las recepciones posteriores a los estrenos, "los poderes" puedan mostrar en corros de sonrisas agradecidas su servilismo. Mientras tanto, la Ley de la M¨²sica Valenciana sigue sin desarrollo reglamentario, sin financiaci¨®n, sin nada m¨¢s que pomposa y huera ret¨®rica, y las sociedades musicales, a pesar de ser la principal red cultural de este pa¨ªs, siguen mendigando a?o tras a?o un apoyo que dignifique al ¨²nico hecho cultural verdaderamente diferencial de los valencianos
La pol¨ªtica de protecci¨®n del patrimonio se ha convertido, mediante los chorros de dinero de la Luz de las Im¨¢genes, y otros instrumentos, en el mecanismo para que los valencianos paguemos de nuestros bolsillos la restauraci¨®n de los bienes de la Iglesia (de la Cat¨®lica, ustedes ya me entienden), y a eso se dedican m¨¢s de un 60% de los recursos, me imagino con la sana intenci¨®n de que al arzobispado le queden los suficientes para poder montar una Facultad de Medicina, para m¨¦dicos de verdad. Mientras, el Museo de Bellas Artes sigue sin plan ni recursos.
Las industrias culturales dan risa. El sector del libro valenciano s¨®lo alcanza al 1% del mercado del libro nacional, y el conjunto de la producci¨®n audiovisual -incluyendo teles-, apenas el 2%. Eso s¨ª, tambi¨¦n por obra y gracia de Esteban Gonz¨¢lez, el dicharachero, ya se repartieron las licencias para que los medios de la ultraderecha de Madrid traten bien al PP valenciano, y Canal 9 ya se estudia en las tesis universitarias como caso paradigm¨¢tico de manipulaci¨®n informativa. La magnitud de las ayudas de la Generalitat a ambos sectores de nuevo est¨¢n en la cola. Por ejemplo los incentivos a la producci¨®n audiovisual de la Generalitat valenciana fueron en 2006 de 1,5 millones de euros, mientras que en Galicia eran de casi 8, en Catalu?a 9, en Andaluc¨ªa 5 o en el Pa¨ªs Vasco 3. El sector del libro en valenciano no se lleva ni lo que cost¨® la jardiner¨ªa de la F¨®rmula 1.
El teatro valenciano languidece con un sistema de ayudas que apenas ha cambiado ni en modelo ni casi en cantidades en los ¨²ltimos 20 a?os y que ya ha demostrado su escasa eficacia ni para profesionalizar una parte del sector ni para consolidar ofertas esc¨¦nicas de calidad. Lo ¨²nico que se salva, gracias a la participaci¨®n activa de los programadores locales, es la red de difusi¨®n del Circuit Valenci¨¤ de Teatre.
?Y las bibliotecas? El ¨²ltimo informe de la Fundaci¨®n Germ¨¢n S¨¢nchez Ruip¨¦rez sobre las bibliotecas espa?olas es absolutamente devastador con la realidad valenciana ya que evidencia que mientras el conjunto de Espa?a los gobiernos auton¨®micos dedican de media 2,28 euros por habitante a las bibliotecas, nuestra Generalitat s¨®lo destina 0,98. En consecuencia, las bibliotecas tienen menos fondos, menos actividades culturales, menos personal y estamos ante la ¨²nica Comunidad en la que se reduce el n¨²mero de inscritos en los ¨²ltimos a?os considerados. Y esto con San Miguel de los Reyes en un limbo espacial.
En fin, han tardado 13 a?os, pero la pol¨ªtica cultural de la derecha valenciana ya est¨¢ en su sitio. Ahora ya pueden dedicarse tranquilamente a jugar a pelota, a los barquitos y a los cochecitos.
Pau Rausell K?ster es autor de Cultura. Estrategia para el desarrollo local.
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