Moci¨®n en Azpeitia
Cualquier otra v¨ªa contra ANV servir¨ªa s¨®lo para que los nacionalistas esquiven su responsabilidad
La forma m¨¢s realista de desalojar a la ilegalizada ANV de la alcald¨ªa de Azpeitia es la moci¨®n de censura. Las otras f¨®rmulas que se est¨¢n barajando no sirven a ese objetivo porque la disoluci¨®n en bloque del consistorio es imposible con la ley en la mano y la eventual reforma de la misma no podr¨ªa aplicarse con car¨¢cter retroactivo. En Azpeitia el partido m¨¢s votado fue el PNV (ocho concejales), pero ANV (seis) ha venido gobernando merced a un pacto con EA (dos) y Aralar (uno). Ambos partidos han roto ese pacto por la negativa de ANV a condenar el asesinato de Ignacio Uria.
El PNV dice que duda de que EA y Aralar apoyen la moci¨®n, si se presenta. Hay antecedentes que invitan a desconfiar, pero ahora han dado el paso de dejar en minor¨ªa a ANV, lo que no hicieron antes. Lo l¨®gico es apostar por esa v¨ªa, que es adem¨¢s la m¨¢s clara pol¨ªticamente. No es lo mismo desalojar de la alcald¨ªa a ANV por acuerdo de los partidos que se oponen a la violencia, y que representan a la mayor¨ªa de los vecinos (11 de los 17 concejales), que hacerlo por un decreto de disoluci¨®n del ayuntamiento, como en el caso de Marbella, por ejemplo.
En primer lugar, porque dar¨ªa una imagen falsa de la realidad: no es cierto que la mayor¨ªa de los vecinos o de sus representantes apoyen a ETA. La prueba es que la mayor¨ªa de ¨¦stos vot¨® la condena. Disolver la corporaci¨®n porque una minor¨ªa de sus concejales no lo ha hecho ser¨ªa un contrasentido. Afectar¨ªa a los derechos de quienes s¨ª han condenado. Para disolver un ayuntamiento deber¨ªa ser la corporaci¨®n como tal la que hubiera vulnerado la ley.
Y lo que dice el art¨ªculo de la Ley de R¨¦gimen Local que se invoca (el 61) es que podr¨¢ plantearse la disoluci¨®n cuando haya tomado acuerdos que "de forma reiterada y grave" supongan cobertura, apoyo o enaltecimiento del terrorismo. Dif¨ªcilmente podr¨¢ probarse eso en este momento del Ayuntamiento de Azpeitia como tal. Lo que hay que hacer es sacar del gobierno municipal a ANV, no del ayuntamiento a todos los concejales.
La propuesta alternativa de cambiar la ley para impedir que puedan gobernar miembros de un partido que ha sido ilegalizado despu¨¦s de haber resultado elegidos plantear¨ªa otros problemas que tal vez podr¨ªan solventarse, pero no el de la irretroactividad de la norma: no podr¨ªa aplicarse a los actuales concejales de ANV. Y para las siguientes elecciones no tendr¨ªa sentido la reforma pues, una vez ilegalizado ese partido (lo fue en septiembre), no podr¨ªa presentarse.
A tres meses de las auton¨®micas vascas, EA y Aralar saben lo que arriesgan si demuestran que son incapaces de convencer a sus concejales en Azpeitia de que no se puede pactar con los que consideran leg¨ªtimo el asesinato. El frente soberanista pac¨ªfico que ahora defiende EA quedar¨¢ inhabilitado si no es capaz de supeditar otras consideraciones a esa esencial: la pol¨ªtica es incompatible con la violencia. Las otras v¨ªas ser¨ªan de escape para quienes quieren eludir ese compromiso.
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