Cultura / Exteriores: segundo asalto
C¨¦sar Antonio Molina exige exclusividad en la coordinaci¨®n de la pol¨ªtica cultural en el extranjero - Tilda de "absurdo" que no haya un control ¨²nico liderado por su ministerio
Las naves est¨¢n lanzadas. La batalla entre el ministerio de Cultura y el de Exteriores por las competencias en la acci¨®n cultural en el extranjero se recrudece. A estas alturas es una guerra en todos los frentes, una lucha que ha saltado de las murmuraciones de los despachos a la exposici¨®n p¨²blica y sin tapujos. As¨ª lo dej¨® claro ayer C¨¦sar Antonio Molina, que pidi¨® coordinar desde su ministerio todo lo que tenga que ver con el muy codiciado ¨¢mbito de la diplomacia cultural.
Lo hizo en un desayuno informativo organizado por Europa Press y ante un p¨²blico nada ajeno a su pol¨ªtica, en el que se encontraban gestores de grandes teatros y museos, miembros de la Real Academia Espa?ola con V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, su director al frente, cineastas y representantes de las entidades de gesti¨®n.
"Al ser nombrados, todos los ministros sabemos que nos pueden cesar", dijo
Delante de todos ellos, Molina dej¨® clara su apuesta: "La Cultura abre mercados, extiende las relaciones diplom¨¢ticas, por eso es necesario que la promoci¨®n de ¨¦sta en el exterior se realice con la coordinaci¨®n debida entre todos los que intervienen en ella. Dicha coordinaci¨®n debe ser ¨²nica". Y tild¨® de "absurdo" el hecho de que ese indispensable mando ¨²nico no dependa de Cultura.
A d¨ªa de hoy, su ministerio sale perdiendo. Exteriores cuenta con las competencias y con el presupuesto. De ¨¦l dependen los dos buques insignia de la acci¨®n cultural exterior: la Sociedad Estatal de Acci¨®n Cultural en el Exterior (SEACEX) y el Instituto Cervantes... cuyo anterior director era el propio Molina.
Pero el ministro de Cultura exige al menos parte de esas competencias. El reciente caso de Miquel Barcel¨® y su obra en la sede de Naciones Unidas en Ginebra es un paradigma de hasta d¨®nde se puede llegar si no se coordinan bien estas acciones. A Molina le preguntaron sobre eso y contest¨® con un largo silencio. Despu¨¦s explic¨®: "Voy a poner un ejemplo. Francia ha organizado durante su presidencia de la UE exposiciones de Picasso, un artista espa?ol; nosotros ¨ªbamos all¨ª colaborando y tal". "Debemos reivindicar m¨¢s a nuestros creadores", a?adi¨®.
Para el ministro, la cultura es un valor que sirve a Espa?a como marca exterior, como prestigio que abre sus puertas. "Debemos trabajar para que la cultura espa?ola est¨¦ presente en todo el mundo como motor para resolver conflictos. Por eso hay que preparar nuestras instituciones culturales para el futuro... ya no se puede considerar la cultura s¨®lo como la expresi¨®n de la identidad de un pa¨ªs. Es algo m¨¢s", asegur¨®. Para ¨¦l, la internacionalizaci¨®n es imparable: "Existe un nuevo modelo de interlocuci¨®n internacional m¨¢s directa. Los gestores miran la cultura en su dimensi¨®n universal. Esto exige una respuesta coordinada del Gobierno", insisti¨®.
El ministro va a las claras: "He hablado mucho con el ministro Moratinos de esto. Con el presidente del Gobierno, tambi¨¦n. Pero no voy a plantear un problema ni un conflicto", dijo. Molina no se anduvo por las ramas al definir el poco margen de maniobra que tiene su ministerio en estos nuevos tiempos globales. "Industria no tiene un ministerio para la pol¨ªtica interior y otro para la exterior. Defensa, tampoco. Pues nuestra cultura se rige de manera diferente en el interior que en el exterior. Es el ¨²nico sitio en el que ocurre eso".
Otra cosa es si ¨¦l dar¨¢ la batalla hasta el final. "Que sea algo que hasta hoy no se haya resuelto y que no se sepa c¨®mo se va a resolver en el futuro, no significa que no exista el conflicto". M¨¢s cuando hay quinielas de cambios de Gobierno en el que todos de alguna forma u otra est¨¢n implicados: "Cuando somos nombrados sabemos que en cualquier momento podemos ser cesados. Es una decisi¨®n que depende s¨®lo del presidente del Gobierno, y si un d¨ªa ¨¦l decide prescindir de m¨ª, no me pillar¨¢ de sorpresa". Molina incurri¨® en alg¨²n lapsus que dio origen a todo tipo de comentarios: "Es un honor haber estado... Y estar en este Gobierno".
Pero el ministro no dedic¨® todo su tiempo de intervenci¨®n a la acci¨®n cultural en el exterior. Tambi¨¦n habl¨® de la lucha contra la pirater¨ªa. "Habr¨¢ nuevas leyes antipirater¨ªa, y ser¨¢n antipopulares". Y del Reina Sof¨ªa y de su futura ley, que la equiparar¨¢ a la autonom¨ªa que tiene el Museo del Prado: "Estamos trabajando en la mejor f¨®rmula para que su gesti¨®n sea m¨¢s r¨¢pida y cuente con agilidad suficiente". O del Teatro Real y su nueva estrella, G¨¦rard Mortier, tan alabado como criticado por algunos recalcitrantes: "Es una decisi¨®n que he apoyado y respaldado. Convertir¨¢ al Real en el epicentro de la ¨®pera mundial".
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