Pobres perros
Las ruedas de prensa con mandatarios -en especial si son mundiales- suelen constituir uno de los espect¨¢culos m¨¢s repugnantes que ofrece la profesi¨®n m¨¢s simult¨¢neamente antigua del mundo, que es la de contar por qu¨¦ el put¨®n de Evita apareci¨® contone¨¢ndose con la manzana.
El g¨¦nero se ha visto dignificado por el zapatazo informativo reciente pero, dado que no alcanz¨® su objetivo previsto, por muy saliente que fuera el presidente, cabe esperar que la pr¨®xima vez, si es que la hay, lance su arma una periodista libanesa habituada al tac¨®n de aguja, de veinte cent¨ªmetros, en cristal con falsos diamantes dentro: un aut¨¦ntico calzado-racimo.
Es triste que a Bush se le llamara perro. Como ciudadana de un pa¨ªs donde, en la infancia, tuvo que leer tebeos en los que el h¨¦roe cristiano denominaba a los ¨¢rabes "perros sarracenos", comprender¨¢n que me altere el que un can, cualquier can, sea desde?ado por seguir un texto fundacional religioso que probablemente tiene su origen, como los otros, en el hecho de que por entonces a¨²n no se hubiera inventado el cinemat¨®grafo (es tesis que alg¨²n d¨ªa desarrollar¨¦ con m¨¢s calma). Indignante resulta que, centurias despu¨¦s, se siga utilizando la palabra perro para humillar al contrario.
Pero ello no ha sido todo. Nuestros amigos los c¨¢nidos han tenido que aguantar que dos representantes suyos ilustren la felicitaci¨®n navide?a de la Casa Negra. Eso me parece a¨²n m¨¢s terrible, porque denota una falta de sensibilidad notable, y tambi¨¦n de imaginaci¨®n. Puede que los Oh-Bushes y sus asesores encuentren ingenioso lucir a sus mascotas engualdrapadas, como demostraci¨®n de su m¨¢s alto grado de ?civilizaci¨®n? A m¨ª se me ocurre otro christmas mucho m¨¢s merry. Y es El Saliente sentado sobre el regazo de su amo, el conocido ventr¨ªlocuo Dick Chenney, con una planta roja encima de la cabeza y un lazo en el cuello. Un buen lazo en el cuello, sobre todo.
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