El ascenso pac¨ªfico de China
La salud de su sistema depende sobre todo de Pek¨ªn. Pero es necesario un trabajo conjunto para asegurar la convivencia mundial. Aqu¨ª van cuatro claves para emprender ese camino
Ahora que conmemoramos el trig¨¦simo aniversario del inicio de las reformas econ¨®micas chinas que iban a cambiar el mundo y que emprendi¨® Deng Xiaoping, tengo que volver a la pregunta de los 65 trillones de d¨®lares sobre el ascenso pac¨ªfico de China. Algunas reacciones a los art¨ªculos que escrib¨ª recientemente desde dicho pa¨ªs indican que existen muchas posibilidades de malentendidos, sobre todo entre los lectores chinos, de modo que voy a intentar exponer el argumento con claridad.
Empecemos por un posible final nada feliz. Cuando las grandes potencias ascienden y caen, existe m¨¢s peligro de guerra: no hoy ni ma?ana, sino en cuesti¨®n de decenios. Esta proposici¨®n no implica ning¨²n juicio de valor sobre la cultura ni el car¨¢cter nacional chino. Se limita a reflejar una pauta recurrente en la historia, visible a lo largo de miles de a?os en muchas regiones y culturas distintas. Puede no ser la potencia en ascenso la que inicie la guerra. Puede ser la potencia en declive, que emprende una agresi¨®n defensiva. Incluso puede ser una guerra contra terceros (la transferencia hegem¨®nica de Gran Breta?a a Estados Unidos se produjo mientras ambos luchaban contra la Alemania nazi).
Si se logra evitar el peligro de guerra, la oportunidad es enorme: un quinto de la humanidad en un Estado moderno
La decisi¨®n de pasar del G-8 al G-14 deber¨ªa tomarse ya en la cumbre del G-8 que se celebrar¨¢ en Italia en 2009
No hay nada remotamente original ni ofensivo en esta l¨ªnea de pensamiento. La propia idea de "ascenso pac¨ªfico", lanzada por un importante pensador del Partido Comunista hace unos a?os, se basaba en ese mismo an¨¢lisis: que, hist¨®ricamente, los ascensos de las naciones, muchas veces, no han sido pac¨ªficos (el t¨¦rmino preferido oficialmente hoy es desarrollo pac¨ªfico, pero ascenso pac¨ªfico implica un an¨¢lisis mucho m¨¢s preciso). Por tanto, ¨¦se es el riesgo a largo plazo: la guerra. Pero la oportunidad a largo plazo tambi¨¦n es enorme: imaginemos a una quinta parte de la humanidad organizada en un solo Estado moderno y pr¨®spero, que desempe?e un papel constructivo en un sistema internacional de cooperaci¨®n y aborde retos internacionales como el calentamiento global que nos amenaza a todos. Es decir, lo que est¨¢ en juego es much¨ªsimo, para bien o para mal.
Dejemos clara una cosa: lo que haga China, la posibilidad de que siga ascendiendo y, en tal caso, c¨®mo lo haga, es algo que depende principalmente de los chinos: desde el punto de vista legal, porque son un Estado soberano; desde el punto de vista moral, porque los pueblos tienen derecho a crear su propio destino, y desde el punto de vista pr¨¢ctico, porque la capacidad ajena de influir en la evoluci¨®n de un pa¨ªs tan grande y autorreferente es limitada. Limitada, pero no nula, ni mucho menos. No estamos en el siglo XVII. Las perspectivas de la econom¨ªa china para 2009 dependen directamente de lo que suceda en los mercados americanos y europeos a los que llegan sus exportaciones. As¨ª que los que no somos chinos no s¨®lo nos jugamos mucho, sino que podemos hacer algo al respecto.
Por ese motivo he elaborado esta lista de cuatro claves para el ascenso pac¨ªfico de China y he asignado a cada elemento un c¨¢lculo aproximado del reparto de responsabilidades (RR) entre nosotros. Las dimensiones de un art¨ªculo de prensa hacen que mi lista sea necesariamente selectiva y de brevedad telegr¨¢fica. La ofrezco con la advertencia de que, en este tema, me f¨ªo enormemente de la experiencia de otros y de opiniones de chinos traducidas, por ellos mismos o por otros, al ingl¨¦s. No obstante, dado que esos expertos y esas voces chinas muestran profundas discrepancias entre ellos, los que somos ajenos tenemos que esforzarnos en escoger entre ellos. En cualquier caso, para provocar un debate, he aqu¨ª mis cuatro claves para el ascenso pac¨ªfico de China. Agradezco todas las respuestas, por cr¨ªticas que sean, de lectores que sean expertos en China o, mejor a¨²n, ellos mismos chinos.
1. Evoluci¨®n interna (RR: China, 90% resto del mundo, 10%). Seguramente, el factor m¨¢s importante. Lo m¨¢s interesante de hablar con estudiosos, periodistas y funcionarios chinos es que todos comparten el sentimiento de que el sistema chino est¨¢ recorriendo un camino largo y apasionante hacia un destino desconocido. Todos mencionan, como componentes de la mezcla, el imperio de la ley, una mejor forma de gobernar y ciertos elementos de democracia (aunque no una democracia liberal plena al estilo de Occidente). La diversidad de provincias y ciudades -comprendida Hong Kong e, indirectamente, incluso Taiw¨¢n- ofrece oportunidades de experimentaci¨®n. A diferencia de Estados Unidos y Gran Breta?a, se cuenta con que de aqu¨ª a 30 a?os, el sistema pol¨ªtico ser¨¢ cualitativamente distinto al que existe hoy. Nadie sabe c¨®mo ser¨¢.
Creo que los que vivimos en el resto del mundo y creemos en las virtudes de la democracia liberal deber¨ªamos responder m¨¢s o menos as¨ª: "Os deseamos la mejor suerte en este viaje. Si pens¨¢is que podr¨¦is aprender algo ¨²til de nuestra experiencia -la transferencia de tecnolog¨ªa en el arte de gobernar, por as¨ª decir-, estaremos encantados. Creemos que al final acabar¨¦is viendo que la democracia liberal es la mejor forma de gobernar un pa¨ªs, pero damos la bienvenida a esta competencia ideol¨®gica. Si pod¨¦is dar con un sistema distinto que satisfaga de forma duradera las aspiraciones de vuestro pueblo, lo recibiremos con fascinaci¨®n y respeto. Si no, nosotros tambi¨¦n sufriremos las consecuencias negativas".
2. La relaci¨®n especial entre Estados Unidos y China (RR: Estados Unidos, 65%; China, 35%). En los ¨²ltimos meses he defendido tanto en China como en Estados Unidos que es preciso reforzar la relaci¨®n entre China y la Uni¨®n Europea hasta hacerla equiparable a la que existe entre Estados Unidos y China. En los dos pa¨ªses me han mandado a paseo. Ambos est¨¢n convencidos de que su relaci¨®n es muy especial. Muy bien: pues all¨¢ vosotros.
La mayor parte de responsabilidad debe corresponder al Estado que tiene actualmente m¨¢s poder (de ah¨ª el 65-35). A partir de lo que ya existe, Obama deber¨ªa proponer a Pek¨ªn una asociaci¨®n estrat¨¦gica, empezando por unas cuantas prioridades como el cambio clim¨¢tico y la proliferaci¨®n nuclear. Por su parte, China tiene que superar su paradigma actual, que es (parodi¨¢ndolo ligeramente) "lo que nos importa a nosotros en el mundo es lo que beneficia nuestro desarrollo interno, y lo que es bueno para nuestro desarrollo interno ser¨¢ bueno para el mundo".
3. Del G-8 al G-14 (RR: Occidente, 70%; China, 30%). Por tentador que pueda ser para algunos chinos -"?qu¨¦ tal un G-2?", me brome¨® un especialista en Shanghai-, es evidente que la diarqu¨ªa chino-estadounidense no puede funcionar por s¨ª sola. La decisi¨®n de pasar del G-8 al G-14 (o algo aproximado) deber¨ªa tomarse ya en la cumbre del G-8 que se celebrar¨¢ en Italia en 2009. Pero "del G-8 al G-14" es una forma abreviada de expresar tambi¨¦n otras formas en las que debemos dar a China un papel m¨¢s importante en las estructuras de gobierno mundial, incluidas las instituciones financieras internacionales.
Esto tiene sus ventajas y sus inconvenientes. De nuevo parodiando ligeramente, podr¨ªamos decir que Occidente quiere que China asuma m¨¢s responsabilidad sin darle m¨¢s poder, mientras que China quiere m¨¢s poder sin asumir m¨¢s responsabilidad. Tendremos que encontrarnos en alg¨²n punto a mitad de camino.
4. Un profundo di¨¢logo cultural y social (RR: 50-50). El traspaso pac¨ªfico de poder de Gran Breta?a a Estados Unidos se vio facilitado por el hecho de que eran dos pa¨ªses que ten¨ªan la m¨¢xima proximidad cultural posible. Los brit¨¢nicos y los estadounidenses hablan el mismo idioma, m¨¢s o menos. Estados Unidos y China -Occidente en su conjunto y China- son muy distintos desde el punto de vista cultural. No hablan el mismo idioma.
Por consiguiente, la comprensi¨®n mutua exige un esfuerzo mayor. China est¨¢ empleando parte de sus reservas de divisas extranjeras para enviar a sus estudiantes a universidades norteamericanas y brit¨¢nicas; nosotros debemos utilizar nuestros recursos para acogerlos como es debido y enviar a m¨¢s estudiantes nuestros all¨ª, con la necesaria formaci¨®n ling¨¹¨ªstica. Nuestros peri¨®dicos deben informar sobre China con tanto detalle como sobre Estados Unidos. Debemos fomentar los intercambios entre personas a escala masiva y aprovechar las posibilidades de Internet. Para que haya entendimiento, lo mejor sigue siendo el contacto personal; pero hoy no necesitamos reunirnos para empezar a hablar.
www.timothygartonash.com. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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