V¨¢clav Klaus, el azote de Bruselas
El mandatario checo, brutalmente sincero, euroesc¨¦ptico y negacionista del cambio clim¨¢tico, encabeza el pa¨ªs que asume la presidencia de la UE
Los checos han hecho del terr¨®n de az¨²car que, al parecer, inventaron en 1843, una especie de s¨ªmbolo de la presidencia rotatoria de la UE que asumen este 1 de enero. El az¨²car les sirve de met¨¢fora para rechazar las cr¨ªticas de los euroesc¨¦pticos locales, convencidos de que su pa¨ªs se disolver¨¢ en la UE como un azucarillo. Si as¨ª ocurriera, dicen los proeuropeos, el azucarillo en cuesti¨®n endulzar¨¢ al menos la masa, m¨¢s bien agria, de la comunidad europea. Campa?as de promoci¨®n aparte, lo cierto es que el Gobierno de Praga tendr¨¢ que utilizar mucho az¨²car para endulzar la imagen del hombre que representa, siquiera simb¨®licamente, a la naci¨®n, el presidente de la Rep¨²blica, V¨¢clav Klaus.
Klaus admira a Margaret Thatcher y el poder militar y econ¨®mico de EE UU
Klaus, economista de 67 a?os, el hombre detr¨¢s del milagro econ¨®mico checo, lleva media vida en pol¨ªtica, siempre escandalizando. Feroz anticomunista, su carrera comienza con la "revoluci¨®n de terciopelo" que acabar¨ªa, en el oto?o de 1989, con el r¨¦gimen comunista en Checoslovaquia. Son a?os de batalla pol¨ªtica junto a V¨¢clav Havel, principal activista anti-r¨¦gimen y antecesor suyo en la presidencia checa. Las similitudes entre los dos hombres acaban ah¨ª. Mientras Havel es un personaje sensible y comedido, literato de fama mundial, defensor de los disidentes chinos, Klaus es algo as¨ª como su contrafigura. Defiende el mercado libre sin paliativos, aborrece lo que considera excesos controladores de la UE, e incluso niega el cambio clim¨¢tico.
Gran admirador de Margaret Thatcher, y de la potencia americana, defiende las bondades de la energ¨ªa nuclear y es partidario de acabar con las energ¨ªas alternativas "fuertemente subvencionadas". En el trato personal no es cordial. Detesta los retrasos, es fr¨ªo y mani¨¢tico y tiene fama de ser uno de los pol¨ªticos m¨¢s groseros de Europa.
Con tales ingredientes personales, todo apunta a que Klaus dar¨¢ mucho que hablar a partir del pr¨®ximo 1 de enero, aunque, para tranquilidad de los l¨ªderes de la UE, su papel ser¨¢ m¨¢s bien protocolario y honor¨ªfico. De momento, ya ha decidido que la bandera comunitaria no ondee en el Castillo de Praga durante este semestre de presidencia checa. ?Razones? Le recuerda a la bandera sovi¨¦tica, ha dicho, para esc¨¢ndalo del presidente de la Comisi¨®n Europea Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, que se apresur¨® a corregirle. "El que hace una comparaci¨®n entre la Uni¨®n Sovi¨¦tica y la Uni¨®n Europea, es que no sabe lo que es la democracia", dijo circunspecto. ?Es V¨¢clav Klaus un caso extremo de temperamento provocativo sin m¨¢s? A juzgar por algunas de sus intervenciones, no. Lo que s¨ª le define, como indicaba un informe sobre ¨¦l hecho por el espionaje checoslovaco, es su arrogancia. "Considera un est¨²pido y un incompetente al que no coincide con sus opiniones", dec¨ªa el informe.
Hace poco m¨¢s de un mes, los embajadores de la UE en Chequia tuvieron ocasi¨®n de saborear en directo una actuaci¨®n de Klaus. Fue en una cena de gala en la residencia presidencial, en Praga. En la mesa, entre centros florales, platos de porcelana, copas de cristal de Bohemia, se hablaba del turno de presidencia comunitaria checo y alguien, ingenuamente, pidi¨® al anfitri¨®n su opini¨®n sobre el tema. La presidencia, vino a decir Klaus, no deja de ser un asunto insignificante, dado que las decisiones importantes las toman los grandes pa¨ªses fundadores de la UE. Es del dominio p¨²blico, a?adi¨®, que la presidencia eslovena (primer pa¨ªs ex comunista en ostentar la presidencia rotatoria) fue una mera representaci¨®n, la agenda la dictaron previamente Francia o Alemania.
As¨ª se las gasta Klaus, el personaje m¨¢s discutido dentro y fuera de su pa¨ªs, que ha conseguido alzarse, sin embargo, con la presidencia de la Rep¨²blica en 2003 y 2008. Nacido en Praga, el 19 de junio de 1941, Klaus se doctor¨® en Econ¨®micas y trabaj¨® en el banco estatal checoslovaco en los a?os 60, despu¨¦s de estudiar en Italia y en EE UU. No fueron periodos largos, pero marcaron a Klaus.
Del mundo occidental admiraba, sobre todo, las posibilidades que se le ofrec¨ªan a un aspirante a triunfador como ¨¦l. Pero en Checoslovaquia le esperaban grandes cambios. Tras un breve periodo de trabajo acad¨¦mico, Klaus se involucra en la lucha pol¨ªtica. Colabora con el Foro C¨ªvico, en 1990, y asume la cartera de Econom¨ªa en el primer gobierno post-comunista. En 1992 funda el conservador Partido Democr¨¢tico C¨ªvico que gana las elecciones. Klaus pasa a ser primer ministro checoslovaco, m¨¢s tarde jefe del Gobierno checo, hasta que un esc¨¢ndalo de financiaci¨®n ilegal del partido le arroja del poder en 1997, y de la direcci¨®n del partido en 2002.
No era, ni mucho menos, su final pol¨ªtico. El Parlamento checo lo eligi¨® presidente un a?o despu¨¦s y, pese a la pol¨¦mica que le rodea, ha vuelto a repetir elecci¨®n este a?o. Casado con la economista Livia Klausov¨¢, dos a?os m¨¢s joven, tiene dos hijos, V¨¢clav y Jan, y cinco nietos. Su actividad como presidente no le impide cultivar otras facetas de su personalidad, por ejemplo, la de divulgador anti-ecologista. Es autor del libro Planeta azul, no verde, en el que rechaza la existencia de un cambio clim¨¢tico provocado por el hombre, que ha sido traducido a varios idiomas. En Espa?a, lo acaba de publicar FAES (Fundaci¨®n para el an¨¢lisis y los estudios sociales), que recurri¨® al ex presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar para la presentaci¨®n de la obra en Madrid. El libro rechaza el calentamiento global, y acusa a los ecologistas de frenar "con sus dogmas" el desarrollo de los pa¨ªses.
El Tratado de Lisboa, o mejor dicho, su frontal oposici¨®n a este texto, es otro de sus caballos de batalla. Una oposici¨®n que le ha valido cr¨ªticas en Bruselas y que provoc¨® un violento rifirrafe entre Klaus y una delegaci¨®n de eurodiputados encabezada por el presidente del Parlamento Europeo, Hans-Gert P?ttering, que le visitaron en Praga, a comienzos de este mes. En esta ocasi¨®n, Klaus se sinti¨® herido por el tono de las preguntas que le dirigieron Daniel Cohn-Bendit, y otro diputado de Los Verdes, a prop¨®sito del Tratado y de su relaci¨®n con Declan Ganley, jefe de Libertas, el partido que lider¨® la campa?a del no al Tratado en Irlanda.
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