Ya nadie sue?a en Praga
La Rep¨²blica Checa asumir¨¢ el pr¨®ximo 1 de enero la presidencia de la Uni¨®n Europea bajo el lema "Europa sin barreras". Y lo hace cuando en Praga ya no hay quien lidere un sue?o nacional que entusiasme dentro y fuera de la Rep¨²blica Checa, al contrario de otros tiempos, como cuando viv¨ªa el primer presidente checoslovaco Masaryk (1918- 1935), o durante la Primavera de Praga de 1968, o incluso en aquellos a?os en que V¨¢clav Havel lleg¨® a la presidencia tras la Revoluci¨®n de Terciopelo que destron¨® al r¨¦gimen comunista checoslovaco. Hoy en Praga se vive bajo el imperio del discurso "eurorrealista", por no decir "euroc¨ªnico", que lidera el presidente de la Rep¨²blica Checa, V¨¢clav Klaus, que en vez de despertar inter¨¦s y movilizaci¨®n por los asuntos europeos, genera, al contrario, la mayor desmoralizaci¨®n en medio del sentimiento de que nada puede cambiar y todo es lo mismo de siempre.
El 1 de enero, Klaus, el euroesc¨¦ptico pol¨ªtico checo, se pone al frente de la UE
El proyecto Evropa bez bari¨¦r que la Rep¨²blica Checa presenta para su presidencia de la Uni¨®n est¨¢ bien elaborado en la l¨ªnea ideol¨®gica liberal del ODS, principal partido de la coalici¨®n de gobierno. Es cierto que el lema sonar¨ªa mejor si lo de las "barreras" no encerrara un mensaje de grave cinismo y doble filo, que lleva la impronta indirecta del propio Klaus, fundador del ODS. El lema, que no el programa en s¨ª, encarna el esp¨ªritu derrotista de quien critica a la Uni¨®n Europea pero reconoce que no hay otra alternativa. Y cuando digo que critica a la UE no quiero decir que la UE no sea criticable, sino que Klaus ataca la estructura misma de la organizaci¨®n, present¨¢ndola como si no fuera otra cosa que un superestado que amenaza las libertades fundamentales de los ciudadanos (imponiendo barreras). El presidente checo es alguien que disfruta yendo "contra todo" (proti všem), como reconoce en su autobiograf¨ªa, y desde hace a?os, all¨¢ donde se encuentre, no cesa de resaltar de forma casi obsesiva el "d¨¦ficit democr¨¢tico" de la Uni¨®n Europea, hasta el extremo de llegar a comparar a Bruselas con el Mosc¨² de la era sovi¨¦tica, afirmando que la amenaza de hoy no es el comunismo sino el europe¨ªsmo.
Klaus, un viejo lobo de la pol¨ªtica que considera el Tratado de Lisboa un "error tr¨¢gico", ejerce una gran influencia en la opini¨®n p¨²blica de su pa¨ªs. Y recientemente afirm¨® en una entrevista en el canal de la televisi¨®n checa Prima, que la presidencia europea era como "jugar a la democracia", dando a entender ir¨®nicamente con ello que la Rep¨²blica Checa, como el resto de pa¨ªses peque?os o medianos de la UE, har¨ªa el parip¨¦ como quien cree de verdad en ese juego, pese a que sea evidente que la Uni¨®n siempre ha estado dirigida por Alemania, Francia, Reino Unido e Italia. Esta desmoralizaci¨®n, te?ida de complejo de inferioridad, es la que pretende infundir a sus conciudadanos; es un sentimiento que sobrevuela al propio gobierno checo ante sus inminentes responsabilidades europeas. Pero: ?es que ya nadie sue?a en Praga?
S¨ª, todav¨ªa unos pocos lo hacen, pero para s¨ª y consigo mismos. Desde la marcha de Havel ya nadie sue?a en una Praga para los dem¨¢s. Es cierto que el anterior presidente decepcion¨® a muchos al firmar la carta de los Ocho en favor de la invasi¨®n de Irak en 2003, y que una parte de la izquierda europea lo considera todav¨ªa un lacayo de Estados Unidos; pero lo que apenas se puede negar es que hoy nadie enarbola una idea renovadora que ilusione dentro y fuera de la Rep¨²blica Checa, como s¨ª ocurr¨ªa en tiempo de Havel. Y al final, lo que nos ha demostrado el discurso "eurorrealista", o mejor, euroc¨ªnico, con Klaus a la cabeza, es que no ha conseguido ni ilusionar, ni movilizar a nadie; tan solo generar una extendida sensaci¨®n de impotencia entre muchos ciudadanos ante la sola idea de cambio.
Ese discurso es, por a?adidura, tr¨¢gico porque est¨¢ marcado por el miedo a ser "traicionado" de nuevo por un aliado, como ocurri¨® en el pasado con Francia y el Reino Unido, que entregaron al pa¨ªs al nazismo en M¨²nich en 1938; o con Mosc¨² en 1968, con el aplastamiento de la Primavera de Praga. Hoy, ese mismo trauma de traici¨®n se proyecta patol¨®gica e imaginariamente sobre la Uni¨®n Europea.
Por eso, este miedo arcaico es la principal "barrera" que debe superar la Rep¨²blica Checa si quiere volver a ser baluarte -por muy peque?o que se diga que es el pa¨ªs- del sue?o europeo en el coraz¨®n de Europa, como muchos so?aron anteriormente desde Praga. Y creer firmemente, al contrario que Klaus, que el impulso reformador que espera la Uni¨®n Europea puede venir de un pa¨ªs peque?o, o de varios de ellos, si fueran capaces de abanderar una propuesta valiente y entusiasta m¨¢s all¨¢ del t¨ªpico enroque en la llamada defensa de los intereses nacionales. Suena bien y tambi¨¦n, claro, suena idealista. Para empezar el Oeste duda del Este. Pero, ya se sabe, el miedo puede acabar por convertirnos en lo que m¨¢s tememos, y la imaginada destrucci¨®n de la Uni¨®n Europea con la que "sue?a" Klaus conllevar¨ªa precisamente eso: el fin de la independencia y la libertad nacional de la Rep¨²blica Checa.
Daniel Esparza Ruiz, doctor europeo en Ciencias Pol¨ªticas, es profesor en la Universidad Palack? de Olomouc, Rep¨²blica Checa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.