Llamamiento para una tregua en Gaza
Ahora, tras el duro golpe infligido por Israel en la Franja de Gaza, nos convendr¨ªa detenernos y dirigirnos a los jefes de Ham¨¢s para decirles: "Hasta el s¨¢bado, Israel se ha contenido ante el lanzamiento de miles de cohetes Kassam desde la Franja de Gaza. Ahora sab¨¦is lo dura que puede ser nuestra reacci¨®n. Para no a?adir m¨¢s duelo y destrucci¨®n, tenemos intenci¨®n de proclamar un alto el fuego unilateral y total durante las pr¨®ximas 48 horas. Aunque sig¨¢is disparando contra Israel, no reaccionaremos, no reanudaremos las hostilidades".
"Apretaremos los dientes, como hicimos durante la ¨²ltima ¨¦poca, y no nos dejaremos arrastrar a una reacci¨®n de fuerza. Adem¨¢s, invitamos a todos los pa¨ªses interesados, pr¨®ximos y lejanos, a que medien entre nosotros con el fin de establecer de nuevo la calma. Si vosotros tambi¨¦n deten¨¦is el fuego, nosotros no lo reanudaremos. Si segu¨ªs disparando mientras nos autoimponemos la moderaci¨®n, cuando pasen las 48 horas habr¨¢ una respuesta, pero todav¨ªa dejaremos abierta la puerta a las negociaciones para recobrar la calma e incluso para un acuerdo general m¨¢s amplio".
Una interrupci¨®n podr¨ªa ofrecer a Ham¨¢s una manera honorable de salir de su propia trampa
En este momento, eso es lo que deber¨ªa hacer Israel. ?Es posible, o somos ya prisioneros del famoso y familiar ritual de guerra?
Hasta el s¨¢bado, Israel -bajo la direcci¨®n militar de Ehud Barak- se hab¨ªa comportado con una sangre fr¨ªa extraordinaria. No debemos permitir que esa sangre fr¨ªa se pierda ahora, en el torbellino de la batalla. No debemos olvidar ni por un momento que los habitantes de la Franja de Gaza seguir¨¢n siendo nuestros vecinos m¨¢s pr¨®ximos y que, tarde o temprano, querremos tener buenas relaciones de vecindad con ellos.
Debemos abstenernos de atacarlos con tanta violencia, pese a que Ham¨¢s lleve a?os haciendo sufrir de modo insoportable a los habitantes del sur del pa¨ªs y por mucho que sus jefes hayan rechazado todos los intentos israel¨ªes y egipcios de llegar a un compromiso, con el deseo de evitar el incendio. Es preciso seguir manteniendo la moderaci¨®n y el deber de defender la vida de los habitantes inocentes de Gaza, precisamente porque el poder de Israel, comparado con el de ellos, es pr¨¢cticamente ilimitado. Israel tiene la obligaci¨®n de vigilar sin descanso si la fuerza que est¨¢ aplicando no sobrepasa el l¨ªmite de una reacci¨®n ¨²til y leg¨ªtima cuyo fin sea la disuasi¨®n y el restablecimiento de la calma, y a partir de qu¨¦ momento nos encontramos una vez m¨¢s inmersos en la habitual espiral de violencia.
Los l¨ªderes israel¨ªes saben perfectamente que, en la situaci¨®n reinante en la Franja de Gaza, es muy dif¨ªcil lograr una soluci¨®n militar absoluta e ine-qu¨ªvoca. Una posible consecuencia de esa soluci¨®n frustrada ser¨ªa quiz¨¢ una situaci¨®n indefinida y permanente como en la que nos encontramos: Israel ataca a Ham¨¢s, golpea y sufre, sufre y golpea, y contin¨²a meti¨¦ndose, a su pesar, en todas las trampas asociadas a una situaci¨®n as¨ª, sin poder alcanzar sus verdaderos objetivos fundamentales. Podr¨ªa descubrir muy pronto que se ha dejado arrastrar -por una fuerza militar grande y, aun as¨ª, incapaz de desembarazarse de las complicaciones- a una oleada irresistible de violencia y destrucci¨®n.
As¨ª, pues, deteng¨¢monos. Conteng¨¢monos. Por una vez, tratemos de actuar en contra del reflejo condicionado habitual. En contra de la l¨®gica letal de la agresividad. Siempre tendremos ocasi¨®n de abrir fuego de nuevo. La guerra -como dijo Ehud Barak hace dos semanas- no va a irse a ninguna parte. Y el apoyo internacional a Israel no disminuir¨¢, sino todo lo contrario, si mostramos esa moderaci¨®n calculada e invitamos a la comunidad internacional y a la comunidad ¨¢rabe a hacer de intermediarias.
Es cierto que, de este modo, Ham¨¢s dispondr¨¢ de un intervalo en el que podr¨¢ reorganizarse, pero ya ha tenido muchos a?os para hacerlo, de todas formas, y otros dos d¨ªas m¨¢s no van a cambiar su situaci¨®n. Al contrario, una tregua calculada como ¨¦sta podr¨ªa alterar las reacciones de Ham¨¢s ante la nueva situaci¨®n. Podr¨ªa incluso ofrecerle una manera honorable de salir de la trampa en la que ellos mismos se han metido.
Y una reflexi¨®n m¨¢s, que es inevitable: si hubi¨¦ramos adoptado esta estrategia en julio de 2006, tras el secuestro de los soldados por parte de Hezbol¨¢, si nos hubi¨¦ramos detenido entonces, tras el golpe de nuestra reacci¨®n inicial, y hubi¨¦ramos declarado el alto el fuego durante un d¨ªa o dos, con el fin de permitir la mediaci¨®n y el regreso a la calma, es muy probable que la realidad actual fuera completamente distinta.
?sta es otra lecci¨®n que le conviene extraer al Gobierno israel¨ª de aquella guerra. Es m¨¢s, tal vez sea la lecci¨®n m¨¢s importante que debe aprender.
David Grossman es escritor israel¨ª. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia. ? David Grossman, 2008.
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