?A la mierda!
Jos¨¦ Antonio Labordeta dijo el s¨¢bado en Informe semanal que su epitafio podr¨ªa ser alg¨²n d¨ªa lo que dijo desde la tribuna de oradores del Parlamento: "?A la mierda". Pusieron las im¨¢genes al tiempo que el artista y parlamentario aragon¨¦s contaba aquel incidente, y ah¨ª pudimos ver a los que se re¨ªan de ¨¦l ("?vete con la mochila!", "?cantautor de mierda!"), y tambi¨¦n al ministro de Fomento de entonces, Francisco ?lvarez Cascos, a quien se estaba dirigiendo Labordeta cuando empezaron a burlarse de ¨¦l.
-"?Qu¨¦ estoy habl¨¢ndole al ministro!", avis¨® el diputado. Y como arreciaron las chanzas, y sobre todo algunas dedicadas a su oficio de cantante, Labordeta explot¨®: "?A la mierda!". Fue un grito indignado y sencillo: que se vayan a la mierda. Siguieron burl¨¢ndose, pero se oy¨® s¨®lo su: "?A la mierda!". Me siguen impresionando esas im¨¢genes de la burla en el Parlamento, que se da mucho. Distingu¨ª ah¨ª, gritando, a un caballero al que conozco bien, Juan Manuel Albendea, hombre de fina pluma, taur¨®filo, que fue cr¨ªtico de lo suyo en este peri¨®dico en los tiempos inolvidables de Joaqu¨ªn Vidal.
Sorprende ver a caballeros as¨ª, gritando, pero no se les oye. Y ser¨ªa instructivo. La gente, en lugar de decir, "a usted lo vi en la tele, sentado en su esca?o", le dir¨ªa a ciertos parlamentarios: "Le vi gritando. ?No le da verg¨¹enza hacer eso en el Parlamento?".
Desde hace mucho tiempo, el Parlamento tiene desactivados los micr¨®fonos de ambiente, que podr¨ªan ser tan buenos para transmitir el tono vital de la ciudadan¨ªa (parlamentaria). Les debe dar verg¨¹enza propia, que no ajena, admitir que lo de abajo es un guirigay, de modo que dejan que el tipo se desga?ite en la tribuna mientras a los diputados s¨®lo se les ve gesticular. Porque los micr¨®fonos tienen verg¨¹enza nos enteramos de lo que dijo aquel d¨ªa Labordeta pero no de lo que le gritaron. Y lo estaban poniendo fino aquellos caballeros tan peripuestos. Pues ¨¦l los puso en su sitio. ?A la mierda! Le echamos mucho de menos, para gritar con ¨¦l, o para cantar.
En medio de lo pol¨ªticamente correcto (el silencio de los micr¨®fonos), aquella jaculatoria vale por un curso de educaci¨®n para la ciudadan¨ªa (parlamentaria).
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